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Bob Dylan, sinónimo de rock

El músico demostró por qué es considerado El poeta del rock. (El Universal)

El músico demostró por qué es considerado El poeta del rock. (El Universal)

Agencias

En una noche para recordar el cantante reunió tanto a jóvenes como adultos en su primer

concierto en el Auditorio Nacional

¿Está cantando Like a Rolling Stone? Sí, creo que sí, ¡qué versión tan rara!

Los dos amigos “discutieron” algunos segundos respecto de si se trataba de aquella canción que marcó a toda una generación, y que representa el tema más emblemático de Bob Dylan.

Sobre el escenario, la figura escuálida del legendario cantautor apenas y se movió, aunque su voz logró que 10 mil personas corearan entusiastas la pieza.

Pero la versión de Like a Rolling stone no fue la única que dejó boquiabiertos a los seguidores de Dylan, que el martes pasado se presentó en el Auditorio Nacional (como parte de su gira The Never Ending Tour), Blowin’ in the Wind también contó con una nueva adaptación, que en palabras de algunos resultó muy “alternativa”.

No hubo una interacción entre Dylan y sus seguidores. Los fans de antaño saben que es un personaje poco expresivo. Los nuevos fans habrían deseado robarle algún gest. Así, entre una producción modesta y sonido regular, transcurrió el primer concierto (de los dos que ofreció en la capital mexicana) de El poeta del rock en el coloso de Reforma, luego de 17 años de que debutó en el Distrito Federal.

Músicos, intelectuales, periodistas, nostálgicos y curiosos fueron fieles a la cita con Bob Dylan, que a sus 66 años dejó ver la entereza de su voz aguardientosa (aun cuando ésta ha sido severamente criticada) que podría envidiarle cualquier veinteañero.

En aproximadamente dos horas, Dylan hizo un recorrido por sus etapas en el folk y rock, pero el blues fue el que definitivamente reinó en la velada a través de canciones como Rainy Day Women, It Ain’t me Babe, Watching the River Flow, Masters of War y The Leevee’s Gonna Break. Tal como lo había platicado el músico Jaime López, hace unos días, Bob Dylan mostró una cara mucho más bailable de su poesía con piezas como Spirit on the Water, When the Deal Goes Down. Al término del concierto, José Xavier Navar, crítico musical de este diario y que fue testigo del debut del artista en tierras mexicanas hace 17 años, dijo sin tapujos que “Bob Dylan mostró una cara alternativa y muy indie”.

La guitarra, la armónica y el teclado fueron cómplices del también ganador del Premio Príncipe de Asturias 2007, quien también se hizo acompañar por una banda de cinco músicos.

Blowin in the Wind fue la pieza con la que cerró la noche, y tras la respectiva ovación, Dylan desapareció del escenario.

Algunos de sus admiradores, decepcionados, chiflaron y aplaudieron con la esperanza de que el artista volviera al entarimado, pero eso no sucedió.

Anoche se realizó el segundo concierto de Bob Dylan en el Auditorio Nacional, antes de viajar a la ciudad de Monterrey (donde actuará el viernes), y el domingo hará lo respectivo en la perla de occidente, Guadalajara.

‘boxeará’ dylan con botas mexicanas

Aunque el lunes había anunciado que regresaría a una tienda del Centro Histórico para recoger las botas negras de boxeador que encargó, Bob Dylan no acudió ayer a la tienda deportiva y en su lugar llegaron integrantes de su staff.

Alrededor de las 13:00 horas, tres hombres que han acompañado al intérprete de “Like a Rolling Stone” durante su visita en México, llegaron al local Sport Jordán, ubicado en la calle Buen Tono, y recogieron las zapatillas deportivas que el músico había solicitado.

“Ellos son los que vinieron el otro día, ya se llevaron botas y también aprovecharon para ver otras cosas de la tienda, pero ya no van a regresar”, indicó uno de los encargados del establecimiento.

A inicios de semana, el cantante visitó el gimnasio Nuevo Jordán, que está a unos metros de la tienda, y, tras pagar 60 pesos por usar las instalaciones, practicó sus ganchos, jabs y otros movimientos sobre el ring.

Fue entonces cuando aprovechó para, tras pedir orientación, visitar la tienda aledaña y solicitar unas botas tipo Casanova, mexicanas, de 790 pesos, pero al no haber de su número, el 9, pidió que las encargasen e indicó que regresaría por ellas dos días después, la tarde del segundo concierto que ofrecería en el Auditorio Nacional.

Sin embargo, Dylan no acudió personalmente a recogerlas, sino que tres de sus acompañantes fueron en su nombre y ya ahí probaron unas cuerdas, aunque finalmente se decidieron por una pera de boxeo.

Tras haber permanecido en el lugar por menos de 10 minutos, los tres hombres se alejaron de la tienda en la camioneta blanca, sin placas, en la que llegaron.

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