Una avioneta Cessna 208 cayó a un baldío del fraccionamiento Santa Rocío, 20 minutos después de despegar del aeropuerto de Culiacán con destino a la ciudad de Los Cabos, Baja California. (El Universal)
Un avión de la línea comercial Calafia, con 13 pasajeros a bordo se desplomó a escaso a un kilómetro del aeropuerto de Culiacán, a escasos minutos de haber despegado con rumbo a la ciudad de los Cabos, Baja California, 12 pasajeros resultaron lesionados, entre los que se encuentran un niño de seis años.
Con este hecho, suman tres accidentes aéreos que se registran en un lapso de diez meses, por lo que el Gobernador del Estado, Jesús Alberto Aguilar Padilla, solicitó a las autoridades de Aeronáutica Civil se realice un estudio e investigaciones a fondo, sobre los sucesos.
El reporte preliminar establece que la nave comercial de la empresa Aero Calafia, matricula XA-UBC, con doce pasajeros, al mando del capital, Luis Ramón Noriega Fong, partió a las 08:50 horas con rumbo a Los Cabos, Baja California y a escasos minutos, la nave perdió altura y se precipito sobre un lote baldío, en las inmediaciones de la colonia Santa Rocío.
La pericia del piloto, permitió que la avioneta Cessna 208, tipo Caravan, color blanco, con franjas guindas, al tocar tierra, esta volcara y quedara con el fuselaje arriba, lo que permitió que los cuerpos de auxilio, lograran rescatar a los pasajeros, los cuales, presentaban solo lesiones que no ponen en riesgo su vida.
Carlos Ibarra, comandante de Operaciones del aeropuerto internacional de Culiacán, expuso que es prematuro hablar sobre las causas de este accidente, en el que solo se tuvo 12 pasajeros lesionados en diversos grados, sin que pongan en riesgo su vida.
De acuerdo a los registros, la tarde del 30 de diciembre pasado, un Jet de carga, tipo Sabreline 1, matricula XA-NTP, se desplomo a tres kilómetros del aeropuerto, sobre una de las calles del fraccionamiento habitacional Villa Manantial, con un saldo de dos personas muertas.
En el segundo accidente de aviación, escenificado el pasado 5 de julio, diez personas perdieron la vida, cuatro de ellos civiles y cinco militares. El accidente se produjo presuntamente por una pinchadura de la llanta delantera del tren de aterrizaje, de un Jet de carga, tipo Sobrevine 1, matricula XA-TFL.
Los registros de este hecho, asientan que los tripulantes de la nave de carga, propiedad de una empresa de paquetería: capitán, Pablo Jaramir Schilerlem, Daniel Robles Aguilar y el copiloto instructor, Omar Pulido Sauceda, no pudieron controlar el avión, que se deslizo hasta romper la cerca perimetral e invadir la carretera Culiacán- Navolato.
En su trayectoria, el avión en llamas, embistió, primeramente una Hummer militar, con cinco soldados y luego un auto particular, en el que viajaban cinco miembros de una familia, de los cuales, solo uno de ellos, Julio Claudio Ochoa Pulido, logro sobrevivir a la tragedia, pero sufrió quemaduras de segundo grado.
