La banda Botellita de Jerez finaliza el rodaje de su película “Plan B” con un concierto. (El Universal)
MÉXICO, DF.- Y 20 años después, el país sigue dando tela de dónde cortar a Botellita de Jerez. El sábado dieron un concierto para celebrar el final de la filmación de su película Plan B, un falso documental ubicado en el año 2027 y que narra la supuesta biografía de este trío.
El toquín se realizó en el Hard Rock Live, ubicado en el lujoso barrio de Polanco, en donde demostraron que su humor corrosivo, simplón y naco sigue intacto, igual que cuando se originó la banda en la lejana década de los 80.
Los personajes políticos siguen siendo el blanco preferido del bajista El Cucurrucucu, quien dedicó palabras muy sentidas al “Gober Precioso”, al “Impune de Oaxaca” y al “Presidente del Empleo con Traje de Militar Grande”.
Por su parte, el guitarrista El Uyuyuy hizo notar que una de sus canciones está a punto de desfasarse de la historia contemporánea. Se trata de “Oh Denis”, que alude a los nombres agringados de restaurantes y tiendas departamentales. El problema al que se enfrentan es semántico: “Estamos —dijo El Uyuyuy— a punto de descontinuar esta canción porque ahora los Denis ya los quiere comprar Slim ¿Qué vamos a decir ahora? ¿Oh Samborn’s? No se puede”.
Finalmente, El Mastuerzo sigue llevando en el pecho los colores de la izquierda más combativa e incómoda. Para este concierto en el Hard Rock se presentó con una camisa blanca bordada con el águila del gobierno “legítimo” en chaquira y lentejuela.
Cumplieron con el ritual de abrir con el “Guacarrock” y luego fingir una prueba de sonido con “1, 2, 3 probando”. Sus conciertos son una especie de ritual que comparte con su público (viejo y nuevo) que sabe perfectamente que El Cucurrucucu recitará un poema hermoso (y con albures de 3.8 grados de dificultad) justo antes de cantar “Saca” y que el solo de batería del Mastuerzo es algo nunca antes visto en la historia del rock nacional e internacional.
Pero el lugar también propició algunos sarcasmos acordes con la noche. “Tons qué mi reina” es una canción que reivindica al albur como un buen pretexto para ligar (o simplemente para cabulear). Pero en este caso, el Cucurrucucu añadió una arenga revolucionaria al referirse a los hoteles de lujo que rodean al Hard Rock: “Con estos albures pueden ligar a alguien ahorita para irse al hotel de aquí enfrente. ¿Cuánto puede costar una noche? Es más, se me acaba de ocurrir que cuando la revolución llegue a México, ese hotel de lujo será departamentos para todos nosotros”.
Fue una broma, pero hizo recordar al inconmensurable Víctor Jara que en sus conciertos siempre se mostraba orgulloso de que en el Chile de Salvador Allende las minas eran manejadas por los trabajadores y que ellos ocupaban las casas que habían sido de los ricos extranjeros.
El concierto terminó con “Alarma” y se despidieron dejando la impresión de que el país no ha cambiado mucho en 20 años, puesto que sus canciones todavía parecen un espejo burlón de la realidad. Como el espejo de Tin Tan en Calabacitas Tiernas.
