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Fernando Ibarra ha dejado una huella imborrable en el ambiente taurino de La Laguna

Vive una pasión para toda la vida

Fernando Ibarra ha dejado una huella imborrable en el ambiente taurino de La Laguna

Fernando Ibarra ha dejado una huella imborrable en el ambiente taurino de La Laguna

Joel Flores Maltos

TORREÓN, COAH.- Después de medio siglo dentro de la fiesta brava, Sergio Fernando Ibarra Favela continúa siendo un fiel bohemio de afición de la tauromaquia, sin duda alguna su gran pasión, la cual lleva impregnada en cada uno de los aspectos de su vida.

Optimista, confiado y con un singular sentido del humor que parece hacerse eterno, Fernando Ibarra abrió las puertas de sus recuerdos y habló sobre su gran pasión, esa que le ha acompañado a lo largo de su vida desde el primer día en que tuvo contacto con el mágico mundo de los toros.

Nacido un 15 de diciembre de 1942 en esta ciudad, el “Matador” Ibarra, como cariñosamente se le conoce en el medio taurino, recordó que fue a sus quince años, justo en un festejo por el 50 aniversario de la ciudad de Torreón, cuando quedó maravillado por la magia de la fiesta brava.

“Para ver este festejo donde alternaron Luis Briones, Juan Silveti y Eliseo Gómez el ‘Charro’, junto con otros amigos de la palomilla, me brinqué la barda de la Plaza de Toros Torreón. Fue tal la impresión que yo recibí al ver un escenario completamente lleno y tres grandes figuras de la fiesta brava frente a los toros, que el impacto fue total; ahí me di cuenta que ese era mi camino y no había remedio.

“Al llegar a mi casa le dije a mi madre, doña María Favela, que por fin sabía a qué me iba a dedicar en la vida; cuando le dije que sería torero, me dijo: ‘No hijo, ¿otra locura más?, mejor ya párale’”.

Tras tomar esta determinación se relacionó con la gente del ambiente taurino, entre ellos Matías Orozco, padre de José Luis Orozco, Javier Samaniego el “Macareno”, Max Contreras y “Curro” Jiménez, novilleros soñadores de glorias, con quienes se juntó y formó una palomilla que entrenaba toreo bajo los consejos de Félix García o Joselito Bautista, que a pesar de ir de salida les regalaban su experiencia a los nuevos aspirantes a toreros.

“Dos meses después de involucrarme en la fiesta brava, aparece el torero excelso Ricardo Castro, quien fuera considerado después uno de los mejores toreros de México y el mundo”.

Finalmente, las oportunidades había que buscarlas, y este lidiador se fue a torear por los pueblos de Durango y Chihuahua, hasta que finalmente en un viaje de vacaciones por Boca del Río, Veracruz, sorprendió a unos toreros al decirles que era novillero.

“Los engañé, fui de vacaciones, y hasta me prestaron ropa de torero, aunque pronto se dieron cuenta que en realidad no sabía torear, que era un intrépido lleno de arrojo, pocos conocimientos y técnica, pero mucha irresponsabilidad. Ellos eran serios, yo no.

“Con mucha voluntad y no tantas facultades, después de tanto recorrer la tierra me presenté en la Plaza de Toros Torreón, al lado del inolvidable Manolo Martínez. Ese año me vestí de luces por vez primera ya en forma seria”.

Con el triunfo logrado al lado de Manolo Martínez lo invitaron a la Plaza Aurora del Distrito Federal, junto con Ricardo Castro y otros dos que en ese entonces estaban en plena campaña de novilleros.

Pese a su accionar en ese festejo, los empresarios lo vieron verde y lo mandaron a los ruedos a tomar una mayor experiencia, por lo que fue hasta 1969 cuando se presentó en la Plaza de Toros México, justo un 13 de octubre.

“No fue el triunfo que necesitaba, me había revestido de muchos sueños y esperanzas; no quería triunfar por ambición, sino por necesidad y el que juega por necesidad pierde por obligación. Los toros no fueron los propicios y los nervios me traicionaron. Vino un desplome emocional y ello significaba volver a empezar.

“Después me fui a Mazatlán, donde corté cuatro orejas y un rabo, le hablé a mi apoderado para pasarle la nota; él me contestó que para qué tantas orejas y rabos en Mazatlán, ya que sólo requería de una en la México para abrirme las puertas grandes”.

Finalmente en 1970, después de una gran guerra interna, colgó sus sueños de grandeza, decidió que no sería torero; a pesar de ello se aferró a la fiesta brava y se inició como pintor, donde daba rienda suelta a sus inquietudes, siempre con motivos taurinos

En Ciudad Juárez fue su última novillada, pero después fue banderillero y hasta picador en Lerdo en un festejo con el inolvidable Valente Arellano.

VIVIR SIN TOROS SERÍA IMPOSIBLE PARA MÍ

“He sido novillero, banderillero, picador, empresario, apoderado y pintor, hasta que llegué a los medios de comunicación hace una buena cantidad de años y me convertí en cronista y comentarista.

“Me abrieron la puerta de un canal de televisión y tuve la oportunidad de colaborar en un diario local, lo que me llenó el hueco emocional que sentía lejos del ruedo; nos dedicamos a estar cerca de los toros, donde he visto pasar gran cantidad de toreros y periodistas, entre ellos el inolvidable José Trinidad Sánchez ‘Tino’, Guillermo B. Zamudio y Miguel Ángel Ruelas, con quien compartíamos las madrugadas con pláticas de toros en algún café de chinos. Vivir sin toros sería imposible para mí”.

EL HAMBRE, COMPAÑERA FIEL DEL TORERO

Como cualquier aspirante a torero, Fernando Ibarra recuerda haber batallado mucho para tratar de cumplir sus sueños y asegura pasó más hambres que el perro de un ciego, pero, dice, fueron sólo hambres físicas, esas que al paso del tiempo se quitan.

“Fue más el hambre de torear, porque como ocurre hoy, está muy difícil saciar el apetito por torear, de ser incluido en un cartel. Dios aprieta, pero no ahorca; siempre había un chinito que se descuidaba y uno salía corriendo con los bísquetes, o bien, un locatario del mercado que se compadecía de uno y le regalaba algo para comer, no así los empresarios, que muy pocas veces accedía a la petición para una oportunidad en el ruedo”.

PRESTO A LA DECISIÓN DE LOS HIJOS

El “Matador” Ibarra afirmó que por siempre ha respetado las decisiones de sus hijos y que al saber que dos de sus hijos deseaban ser toreros, en común acuerdo con su esposa decidió dejarles libre el camino, además de ofrecerles todo su apoyo para que siguiera el llamado de la fiesta brava.

“Mi hijo ‘Joseli’ ha sufrido varias cornadas, dos de ellas muy fuertes, que lo tuvieron al borde de la muerte, sin embargo, su decisión fue seguir el camino y lo respetamos, finalmente logró convertirse en matador de toros”.

Por otro lado, reveló que su hijo Juan Manuel Ibarra también quiso ser parte de las corridas de toros, pero a tiempo se dio cuenta que no era su camino y continuó su vida por otros senderos, aunque de pronto participa en festivales como aficionado práctico.

ARREPENTIDO DE NO HACER MÁS LOCURAS

“En esta vida sólo me arrepiento de no haber emprendido más viajes y cometido más errores, me arrepiento de no haber cometido más locuras; la vida es muy corta y debemos aprovecharla lo mejor posible.

“Si Dios me diera la oportunidad de vivir nuevamente, volvería a escoger el mismo camino de la fiesta brava, me arriesgaría aún más por alcanzar mis sueños”.

ANÉCDOTA

“Un día llegué a la ciudad de Irapuato, era de noche, y al no tener dinero en los bolsillos resulta que no podía pagar un hotel; me dirigí a la comandancia de policía del lugar y le pedí al comandante en turno me permitiera pasar la noche ahí, era joven y la verdad sentía miedo de quedarme en la calle.

“Aunque un poco reacio, luego de esculcarme mis pertenencias, comprobó que efectivamente era novillero y me permitió dormir en una de las bartolinas; finalmente cansado, no reparé en las incomodidades que ofrece un lugar como ese, pero era mejor que estar en la calle.

“El problema fue al despertar, les toqué la reja y un guardia malencarado me habló fuerte y me preguntó qué deseaba, al decirle que quería ya irme del lugar, me dijo que no, pero él ignoraba que no estaba detenido, así que no me permitió salir.

“Finalmente, cuando le expliqué que el comandante que estaba de noche me había permitido quedarme, me dijo que debía esperar a que éste regresara, ya que ese elemento había terminado su jornada y regresaría hasta el turno de la noche.

“Cuando llegó el comandante y le explicaron la situación, se disculpó y me dijo que simplemente se le había olvidado que yo estaba adentro, así que sin deberla ni temerla tuve que estar a la sombra unas horas de más”.

Todo listo

Se espera mañana un gran festival taurino:

Sede: Plaza de Toros Torreón

Hora: 16:00

Alternantes:

Javier Escobar el “Fraile” (matador de toros).

Mario Mora (matador de toros).

José Miguel Ibarra “Joseli” (matador de toros).

Germán Vielma (matador de toros).

Fernando Cárdenas (aficionado práctico).

Juan Manuel Ibarra “As de Oros” (aficionado práctico).

Ganadería: Torrecilla.

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