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El sexo y la calle

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Yohan Uribe Jiménez

En la noche, la avenida Morelos del Centro Histórico de Torreón se transforma. El constante ir y venir de autos y peatones del día se desvanece y abre paso al submundo nocturno de la prostitución. Desde la Alameda Zaragoza hasta la Múzquiz, la Morelos se vuelve un verdadero paseo sexual

TORREÓN, COAH.- Andrew es un joven menor de edad, tiene 16 años y en las mañanas acude a una de las tantas secundarias de la ciudad. Pero a las 7 de la noche, cuelga en su ropero el uniforme que lo acompaña a clases. Lo deja al lado de una inocencia ya perdida y de sus sueños actorales. Utiliza su otro atuendo: pantalón ajustado de marca, playera pegada al cuerpo, zapatos importados (“nunca tenis porque es de cholos”, dice), algo de maquillaje, y sale a recorrer la Morelos en busca de dinero.

Durante el día la avenida Morelos del Centro Histórico de Torreón es un río de coches, taxis y transeúntes intrépidos que desfilan diariamente en el devenir cotidiano. Pero cuando la noche cubre el cielo y la oscuridad se impone, la avenida se convierte en otra. Atrás quedan los imponentes edificios del Teatro Isauro Martínez, el Museo de la Moneda, el Museo Arocena, el Teatro Nazas, la Presidencia Municipal y todo lo que hace que un recorrido por este lugar, sea un paseo arquitectónico visual. Caminar en la noche por la Morelos se convierte en un paseo sexual.

Como Andrew existen muchos casos de prostitución masculina recorriendo la céntrica avenida desde la Alameda Zaragoza hasta la calle Múzquiz, un paseo que ofrece a los caminantes de la noche un verdadero tour sexual, cuyo menú contiene desde mujeres, hombres jóvenes, menores de edad, hasta travestis.

DINERO FÁCIL

Aproximadamente unas 150 mujeres ejercen la prostitución en la vía pública, de las 1,300 que en promedio se tienen registradas, según datos de la Dirección de Salud Municipal (DSM), y unos 27 jóvenes quienes representan apenas el 3 por ciento del total de los sexoservidores. “Empecé a ejercer la prostitución a los 15 años, hace más o menos un año. Un día mi mamá me mandó a llevarle unas copias al abogado que estaba llevando su tercer divorcio, cuando entré a su oficina él cerró la puerta y creo que descubrió mis inclinaciones homosexuales. Como si fuera lo más normal, el ‘lic’ me ofreció mil pesos porque tuviera sexo con él; yo no necesitaba dinero, pero pensé: ‘total, mil pesos no me caerían mal’, así que accedí. Desde ese día hasta hoy lo sigo haciendo, por dinero y por placer”, relata Andrew.

Para Andrew y los cerca de 150 jóvenes que ejercen la prostitución en las calles del Centro Histórico de Torreón, según cifras proporcionadas por los jóvenes que accedieron a esta entrevista, el recorrido nocturno que realizan en busca de clientes se ha incrementado: la competencia, los operativos, los sobornos que les pide la Policía y las disputas por el territorio han hecho que el lugar donde comercian sus cuerpos llegue hasta el bosque Venustiano Carranza, un punto de encuentro que empieza a ser un foco rojo de prostitución, según dice Martha Morales Trejo, subdirectora de Salud Municipal.

La funcionaria explica la necesidad e importancia que significa para una persona que se dedique a la prostitución su certificado médico, no solamente la normatividad exige el control sanitario, también los aspectos sociales exigen que el ejercicio de este oficio se controle.

El problema es que en el caso del sexoservicio masculino, la mayoría son menores de edad y a ellos sí se les prohíbe el ejercicio de este oficio. Entre los principales problemas de estos adolescentes que son menores de edad es que, aunque son más demandados por los clientes, son también más perseguidos por las autoridades, ya que inclusive las sexoservidoras los denuncian, porque según ellas “les bajan los clientes”. Muchos son los peligros que estos jóvenes tienen que enfrentar diariamente: las agresiones físicas y verbales; las peleas callejeras; los vendedores de droga, la incertidumbre que genera subirse a un carro con rumbo desconocido o tal vez sin pase de retorno, y lo peor, la posibilidad de contraer una enfermedad de transmisión sexual, ya que por su minoría de edad este oficio es ejercido desde la más absoluta clandestinidad.

“Nosotros no existimos, cada vez que vienen los del Municipio salimos corriendo, porque aunque la gente no crea, trabajamos sobre la Morelos porque es acá donde los clientes vienen a buscarnos”, es lo que dice Rafa, el mejor amigo de Andrew, quien es más viejo en el negocio y cumplirá sus 18 años en tres meses aproximadamente. No terminó su preparatoria y trabaja para vivir bien y llevar algo de dinero a su madre que está enferma. A pesar de que se ve más experto, de día no deja de ser un adolescente.

LAS CAMINANTES DE LA CALLE

Sobre el jardín de asfalto de esta avenida del Centro Histórico de la ciudad también se cuentan noche tras noche otras historias, las de muchas mujeres que, por diferentes circunstancias se ven obligadas a tener que intercambiar por dinero su intimidad. La mayoría de las mujeres que ejercen la prostitución en la avenida Morelos son de edades avanzadas, las mujeres jóvenes prefieren ir a lugares donde les brinden más protección o seguridad como en un table dance, salas de masajes o bares que se dediquen a esta actividad.

A pesar de que para estas mujeres el ejercicio de esta profesión está controlado por medio del certificado médico que les expiden en Salud Municipal, y el cual les permite ofrecer sus servicios en la vía pública con la seguridad de que no son portadoras de alguna enfermedad venérea, la mayoría de las que están ubicadas en el sector de la Morelos son las que se ven orilladas a trabajar en la calle como último recurso al ser rechazadas en otro tipo de establecimientos.

Lucrecia tiene 68 años de edad y sigue ejerciendo como desde hace más de 24 años la prostitución en la vía pública, cobra 50 pesos por servicio y tiene días que se va en blanco. En la misma situación se encuentran muchas de las sexoservidoras del sector Morelos, la mayoría de ellas superan los 45 años de edad. “Yo no puedo conseguir trabajo, no tengo otra salida, aunque la verdad es que me va muy mal, hay semanas en las que no tengo ni un cliente, vivo de lo que me dan algunas de las compañeras de la calle, cobro 50 pesos por servicio, las mujeres que están jóvenes y guapas todavía cobran entre 200 y 300

pesos, conocemos a la mayoría de las personas que vienen por estas calles, pero ahora con la competencia de los travestis y los muchachos las cosas se han puesto peor, sin embargo, acá es donde vienen los clientes, por eso acá nos quedamos”.

Lucrecia hace este comentario mientras señala la Plaza deArmas como punto de encuentro entre sexoservidoras, sexoservidores y clientes, todos en un círculo vicioso que se repite. Lo que en ocasiones hacen la Ley y los reglamentos es ejercer un control sanitario como medida de protección para la comunidad.

En el caso de Torreón la situación es igual, el Ayuntamiento, por medio de la Dirección de Salud Municipal, se encarga de otorgar el certificado médico que acredita que la persona que ejerza este servicio se encuentra sana y libre de enfermedades venéreas, Sida por ejemplo.

EL CONTROL SANITARIO

Martha Morales Trejo, la subdirectora de la DSM comenta acerca del proceso para la adquisición de un certificado médico lo siguiente: “Para que la DSM otorgue un certificado médico para el ejercicio del sexoservicio, es necesario que cada semana la persona acuda para que le realicen un explorado físico y un exudado vaginal o uretral dependiendo si es hombre o mujer, también una prueba de ELISA y una de sífilis, con esto se le entrega un certificado médico con fotografía a la persona, esto avala que él o la portadora tienen un control sanitario hecho por DSM, la expedición de este certificado tiene un valor de 300 pesos por los exámenes de laboratorio”. “En el caso de las mujeres que se dedican a trabajar como meseras en los lugares clasificados como de alto riesgo, se les exige que acudan cada tres meses, porque no son sexoservidoras, pero si son sorprendidas ejerciendo la prostitución deben cambiar de rubro y realizar las visitas semanales como las demás, por otro lado también la DSM realiza pruebas de Papanicolaou en el caso de las mujeres y una revisión con el proctólogo en el caso de los varones que se deben hacer cada seis meses”.

Es necesario decir que para muchas de las mujeres que por su edad avanzada y la desprotección económica en la que viven, en la mayoría de las ocasiones presas de la soledad y el abandono de familiares, la cantidad de 300 pesos se vuelve una suma un tanto elevada para alguien que cobra 50 ó 100 pesos por un servicio y que aparte pasa hasta una semana sin recibir un cliente. Para ellas la DSM ha diseñado un programa a fin de que lleven a cabo este control sanitario y no estén en el silencio oscuro de las calles con la incertidumbre de no saber cómo va su salud.

“Hemos creado un programa para las personas de la tercera edad, mayores de 50 años, con el objetivo de que acudan semanalmente donde no se les cobra nada, además en los meses de agosto, septiembre y octubre estamos realizando el programa - vida sin Sida- con el objetivo de que acudan al control, únicamente se les cobra el permiso que tiene un costo de 23 pesos, y este programa va dirigido a sexoservidores de todas la edades tanto mujeres como hombres”.

¿Y EL CENTRO HISTÓRICO?

Sin duda alguna existe una necesidad de que el Centro Histórico de la ciudad sea recuperado en todos los sentidos, arquitectónico, estético, social y económico, la historia que guardan sus edificios, el testimonio de sus calles y la vida cultural que se desarrolla alrededor de la avenida Morelos demanda acciones para su conservación, sin embargo la solución no puede llevar implícita la discriminación de quienes viven del ejercicio de un oficio, que la misma sociedad demanda, porque si algo está claro es que la prostitución en la vía pública se da, por la demanda que se incrementa.

“El alcalde está impulsando y lo comentó desde el año pasado, una serie de acciones para el Centro Histórico que tienen que ver con cuestiones de obra pública por un lado y por el otro acciones de tipo social, incluso el proyecto contempla hasta el mercado Alianza donde se tiene un paquete de proyectos muy ambiciosos, la necesidad de crear estacionamientos, reubicar a los vendedores ambulantes tomando en cuenta las necesidades de los propios ambulantes, son acciones que se tienen contempladas, comenta Rodolfo Walss Aurioles, secretario del Ayuntamiento”. En el caso de la avenida Morelos es un proyecto integral que comprende una modernización arquitectónica y funcional, imagen, luminarias públicas, arborización, todo un proceso de acuerdo con la homogeneidad arquitectónica del sector, comenta Walss Aurioles. “En cuanto al fenómeno de la prostitución en la vía pública tenemos un programa de modernización reglamentaria, el primer reglamento que revisamos y se modificó a través del Cabildo de manera integral fue el de salud precisamente, históricamente en el caso de la prostitución masculina las autoridades habían negado su existencia simplemente con no regularlos, entonces en ese sentido lo que hizo el Ayuntamiento fue un esquema para regular la prostitución tanto masculina como femenina, porque hace algunos años se había eliminado la obligatoriedad del control sanitario”, explica el funcionario. Existe un fenómeno que es directamente proporcional al fenómeno de la prostitución en la vía pública, según datos del Departamento de Control y Verificación en conjunto con la DSM, se puede observar que a medida que se van regenerando los espacios del Centro Histórico la prostitución va disminuyendo, acciones como el alumbrado público, la activación comercial del sector a la par del embellecimiento del mismo van haciendo que este fenómeno se traslade a otro lugar.

“Sin embargo el Ayuntamiento está consciente que si al finalizar el proyecto de restauración del Centro Histórico el fenómeno persiste, debemos convocar a las partes afectadas a un diálogo a fin de buscar posibles soluciones, en este momento no se tiene un plan de reubicación para quienes ejercen este oficio, mucho menos una zona de tolerancia, estamos seguros de que hay disposición al diálogo para llegar a un consenso y tomar la acciones más adecuadas de manera incluyente”, concluye Walss Aurioles.

Otra parte de la sociedad que unió su voz a la demanda de una solución del fenómeno, fue la de representantes de espacios culturales del sector, que conscientes de la necesidad de recuperar el Centro Histórico de la ciudad también reconocieron que es necesario incluir a las personas que viven de este oficio en las posibles soluciones.

Yonora Fabila, directora del Museo de la Moneda ubicado frente a la Plaza de Armas sobre la Morelos, dice que es urgente un plan de restauración, ya que afecta la imagen del Centro y sus espacios, “sin dejar

por fuera las mujeres que ejercen este oficio, que también son personas, con derechos y necesidades”.

Hay una necesidad de buscar una solución al fenómeno de la prostitución en la vía pública que afecta la imagen del Centro Histórico, sin embargo cada vez está más claro que dicha solución sólo puede surgir de los acuerdos que se realicen entre todos los sectores de la sociedad.

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