
Los distribuidores utilizan a menores de edad para comercializar droga.
Los adictos por cada “globito” que venden le sacan una porción extra para su consumo
Los distribuidores de droga, especialmente de la denominada “cristal”, han fortalecido sus estrategias para ofertar en todo el territorio duranguense este enervante, valiéndose tanto de la necesidad de los adictos de consumir metanfetaminas, como de los menores de edad y las mujeres, de los que en un principio no se sospechaba que pudieran estar inmersos en el ámbito del narcomenudeo.
En diferentes entrevistas con comandantes de las áreas de seguridad pública y de procuración de justicia, quienes tienen el contacto directo al momento de llevar a cabo investigaciones o detenciones de personas que comercializan o consumen droga, han manifestado que los vendedores de enervante, también conocidos como “puchadores”, se han extendido en todo el territorio.
LA NECESIDAD DE LOS VICIOSOS
Los viciosos vieron la posibilidad de meterse a la venta de droga, principalmente del “cristal”, ya que por la necesidad de consumir el enervante y además crear una entrada de dinero extra, empezaron a comprar, por decir, un gramo de sustancia del que normalmente salen seis de los llamados “globitos”, pero ellos lo dividían en siete y así les quedaba uno para su consumo personal, y tras conseguir más clientes iban adquiriendo más cantidad y en poco tiempo ya eran pequeños narcomenudistas.
Los viciosos se fueron independizando y se convirtieron en “puchadores”, pues vieron que el narcomenudeo era un gran mundo económico que dejaba ganancias importantes, y aparte mantenían su adicción.
Los que tenían la posibilidad de invertir recurso, y ya teniendo la receta del “cristal”, empezaron a producir el enervante, pues vieron que de gastar cerca de dos mil pesos en la elaboración de una “pelota” (25 gramos) sacaban ganancias de hasta cinco veces más de lo aplicado, ya que los ingredientes se pueden conseguir a bajo precio en cualquier lugar.
Estrategias para no ser detenidos
Los distribuidores, que a su vez utilizan a los “puchadores” para colocar el producto en el mercado, para no ser detenidos, empezaron a utilizar a menores de edad, mujeres y viciosos para la entrega de la droga, pues en principio la Policía no sospechaba que un menor de 12 años estaba involucrado en la venta y, además, por no tener la edad penal para ser consignado no representaba mayor riesgo.
De esta manera, cuando la autoridad aprehendía a una persona con varios “globitos” y la ponía a disposición del Ministerio Público Federal, en tres o cuatro días ya estaba afuera de nuevo, pues los distribuidores tenían la precaución de no entregarles más de cuatro gramos, cantidad considerada para consumo personal y no para venta.
Las mujeres también se fueron adentrando en este ambiente, especialmente las madres solteras y las prostitutas, ya que vieron en la venta de droga una ganancia que les permitía obtener dinero sin esforzarse tanto. Por otra parte, los viciosos fueron utilizados por los distribuidores para repartir la droga a cambio de recibir un “globito” y éstos por su adicción se arriesgaban a todo, sabiendo que si eran detenidos argumentarían que son sólo consumidores y en pocos días saldrían libres.