ASISTE EL PRESIDENTE FELIPE CALDERÓN Y SU ESPOSA AL ENLACE DEL EX ALCALDE DE TORREÓN.
Torreón, Coah.- En un lujoso hotel de esta ciudad, el presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, Jorge Zermeño Infante, contrajo nupcias con Astrid Casale Frausto.
Acompañado por el presidente Felipe Calderón Hinojosa y por militantes destacados del Partido Acción Nacional (PAN), entre ellos Diego Fernández de Cevallos y Ricardo García Cervantes, así como de familiares y amigos, el legislador panista dejó la soltería.
El presidente Calderón Hinojosa llegó al aeropuerto "Francisco Sarabia" de esta ciudad y enseguida se trasladó al hotel sede de la boda, donde puntuales a la cita llegaron los novios, quienes con mucha sencillez posaron para los fotógrafos durante algunos minutos y enseguida entraron al salón donde tuvo lugar la recepción.
La llegada de los invitados inició hacia las 20.30 horas y minutos después de las 21.00 horas se cerraron las puertas.
La novia lució un vestido confeccionado por uno de los modistos más reconocidos del país, según se logró conocer.
Invitados de honor
En la lista de invitados destacaron los testigos Diego Fernández de Cevallos y Ricardo García Cervantes, por parte del novio, y Antonio Zamarrón e Isela García Facio, por parte de Astrid Casale.
Otros invitados que llegaron puntuales a la boda fueron Santiago Creel Miranda, coordinador de la fracción parlamentaria del PAN en el Senado de la República.
Desfilaron además los diputados Héctor Larios, José Guillermo Anaya Llamas, Jesús de León Tello, Carlos Bracho González y Fernando Margáin; Josefina Vázquez Mota, secretaria de Educación Pública; Juan Francisco Ealy Ortiz, director de "El Universal" y el alcalde anfitrión, José Angel Pérez Hernández.
El grupo musical regiomontano Alquimia fue el encargado de la parte musical.
Se logró conocer que para la cena fue servida de entrada una ensalada caprese, posteriormente una crema de pistache y de platillo fuerte un pollo relleno de morrón, cubierto con ensalada de hongos frescos.
Aunque oriundo del Distrito Federal, Jorge Zermeño Infante ha pasado la mayor parte de su vida en esta ciudad donde fue el primer presidente municipal emanado del PAN.
La novia es 27 años menor que su ahora esposo. Astrid Casale hasta hace 15 días conducía un noticiario local.
Se manifiestan
Unas dos horas antes del enlace matrimonial, alrededor de 50 ejidatarios se presentaron al hotel para lanzar consignas en contra del Gobierno Federal.
Nada parecía empañar la felicidad que mostraban los convidados al entrar al escenario de la ceremonia. No mostraban inquietud ni ante la presencia de los campesinos que invadieron durante un lapso de 30 minutos parte del estacionamiento del hotel Camino Real y dejaron salir su queja. Los manifestantes exigían ampliar la superficie de riego para el próximo ciclo agrícola.
Los atendió el senador Guillermo Anaya, les consiguió un llamado telefónico a la capital de la República, y el compromiso de que alguien vendrá para resolver su problema. Se marcharon. Se fue también el camión que había pasado por ahí con un alta voz desde el que salían ofensas, insultos, contra Felipe Calderón.
El día de la boda
El carruaje era blanco, fastuoso. Estaba adornado con grandes moños y flores del mismo color. A unos cien metros e la puerta, sus centenares de caballos disminuyeron la fuerza, y avanzó lentamente hasta detenerse. Entonces descendieron ella y él. Se miraron con intensidad, sonrieron. Después, él, Jorge Zermeño Infante, con su jacquet negro y la corbata plateada como su cabello, estrechó la mano de ella, Astrid Casale, de albo vestido sin mangas, la llevó hasta donde estaban las cámaras, los micrófonos.
"Sí, estoy feliz" manifestó el presidente de la Cámara de Diputados. "Y yo muy feliz, muy contenta, la más feliz, la más contenta", agregó la que hasta hace unas semanas era popular conductora de televisión. Ahí permanecieron unos segundos, para que la imagen fuese captada por las lentes y después reproducidas en las páginas del corazón y de la política.
Fue todo. Todo lo que correspondía presenciar a los representantes de los medios de comunicación. La pareja dio la media vuelta. Avanzaron, pasaron junto al magnifico Mercedes Benz, siguieron adelante entre las velas encendidas y los cilindros de cristal con agua y más flores, también blancas, como los sillones que podían verse allá al fondo, en el sillón, y como los trajes largos de las damitas, graciosas niñas. Ya los esperaban y les aplaudieron los invitados. Unos diez minutos antes habían ingresado el presidente Felipe Calderón, de traje y corbata, su esposa Margarita Zavala, con saco y pantalón negros.
Desde temprano, en el hotel Camino Real hubo actividad. El salón quedaba arreglado. Una voz femenina ensayaba, repetía varias veces: "Somos novios, pues los dos sentimos mutuo amor profundo....". Un guardián acompañado por imponente perro convencía a los intrusos de retirarse.
Mientras tanto, en la mesa de regalos de un gran almacén de esta ciudad, quedaban todavía algunas de las peticiones de los novios. Las más caras ya habían sido compradas. Quedaban pocos artículos. De los más baratos, una charola para dos personas, de esas que sirven para desayunar en la cama.