
Vestido con un traje blanco de marino y un sombrero alto con la rosa, Marcel Marceau llevó a Bip a los lugares más recónditos del planeta.
La poesía del silencio muere para siempre con Marcel Marceau, quien falleció el sábado en París
PARIS, FRANCIA.- Marcel Marceau, quien revivió el arte de la pantomima y le imprimió poesía al silencio, murió el sábado en París a sus 84 años de edad, según informó su ex asistente, Emmanuel Vacca, en la radio France-Info sin dar detalles sobre la causa.
Con su rostro pintado de blanco, sus zapatos blandos y un sombrero maltrecho coronado con una flor roja, el famoso mimo abarcó toda la gama de las emociones humanas en el escenario durante más de 50 años, y todo sin pronunciar palabra.
Fuera del escenario, era un parlanchín connotado. “Nunca hagas hablar a un mimo. No se detendrá”, dijo alguna vez.
Marceau, judío francés, sobrevivió a la invasión de los nazis. Trabajó también con la resistencia en Francia para proteger a los niños judíos del Holocausto.
Su mayor inspiración fue Charlie Chaplin. Marceau, por su parte, influyó en el trabajo de innumerables artistas: Michael Jackson tomó su famosa “caminata lunar” de un número de Marceau, Caminando contra el Viento.
Marceau actuó incansablemente por todo el mundo hasta una edad avanzada, sin perder su agilidad jamás y sin salirse de su estilo. En uno de sus actos más punzantes y cargados de filosofía: Juventud, Madurez, Vejez y Muerte, mostraba sin palabras el paso de toda una vida en cuestión de minutos.
“¿Acaso los momentos más conmovedores de nuestra vida no nos encuentran sin palabras?”, preguntó en una ocasión.
Marceau nació el 22 de marzo de 1923, con el nombre de Marcel Mangel, en Estrasburgo. Su padre, Charles, un carnicero que cantaba con la tesitura de barítono, hizo que su hijo conociera el mundo de la música y el teatro desde temprana edad.
El chico adoraba a las estrellas del cine mudo de la época: Chaplin, Buster Keaton y los Hermanos Marx.
Cuando los alemanes invadieron el oriente de Francia, Marceau y su familia tuvieron que empacar sus bienes en cuestión de horas. Huyó al suroeste de Francia, donde se cambió el apellido a Marceau, para ocultar su origen judío.
Con su hermano Alain, Marceau participó en la resistencia francesa. Alteró cédulas de identidad de varios niños, cambiando las fechas de nacimiento, para que los alemanes pensaran que no podían deportarlos por ser muy pequeños.
Dado que hablaba inglés, fue reclutado como agente de enlace con el ejército del general George S. Patton.
En 1944, el padre de Marceau fue enviado al campo de exterminio de Auschwitz, donde falleció. “Sí, lloré por él”, recordó Marceau sobre la muerte de su padre.
Pero también reflexionó sobre los otros muertos. “Entre los niños quizás estaba un Einstein, un Mozart, alguien que hubiera descubierto una droga contra el cáncer”, dijo a la prensa en 2000. “Por eso tenemos una gran responsabilidad, la de amarnos los unos a los otros”.
Cuando París fue liberado, comenzó la vida teatral de Marceau, quien se inscribió en la Escuela de Arte Dramático de Charles Dullin, para estudiar con el renombrado mimo Etienne Decroux.
En un pequeño escenario en el Theatre de Poche, buscó perfeccionar el estilo de mimo que se convirtió en su sello inconfundible. Había nacido Bip, el personaje de Marceau en el escenario.
Alguna vez, Marceau dijo que Bip era el álter ego de su creador, un doble de cara triste cuyos ojos se iluminaban con asombro infantil al descubrir el mundo. Bip era un descendiente directo del arlequín del siglo XIX, pero según Marceau, sus gestos de payaso estaban inspirados en Chaplin y Keaton.
Marceau comparó su personaje con un “Don Quijote de la era moderna, solo, en un mundo frágil lleno de injusticia y belleza”.
Vestido con un traje blanco de marino y un sombrero alto con la rosa, Bip perseguía mariposas y coqueteaba en las fiestas. Fue a la guerra y ofició una boda.
En un famoso número, Jardín Público, Marceau interpretó a todos los personajes de un parque, desde niños pequeños que jugaban a la pelota hasta mujeres que tejían.
En 1949, la nueva compañía de pantomima de Marceau era la única de su tipo en Europa. Pero fue sólo después de una exitosa gira por Estados Unidos, a mediados de la década de 1950, que Marceau se ganó la aclamación mundial que hizo de él una estrella internacional. Simple y llanamente, había revivido el arte de la pantomima.
“Siento que hice por la mímica lo que (Andrés) Segovia hizo por la guitarra, lo que (Pablo) Casals hizo por el cello”, dijo Marceau en una de sus entrevistas.
En las décadas recientes, llevó a Bip de México a China, pasando por Australia. Apareció también en el cine. Su actuación más famosa fue en Silent Movie, de Mel Brooks, donde tenía sólo un parlamento: “¡No!”.
Cuando fue envejeciendo, Marceau siguió actuando con la misma calidad y agilidad que lo hizo célebre. Además de sus condecoraciones de la Legión de Honor y de numerosos reconocimientos, fue invitado a ser embajador de la buena voluntad de las Naciones Unidas para una conferencia sobre la ancianidad, realizada en 2002.
“Si uno se detiene cuando tiene 70 u 80 años, no puede seguir adelante”, dijo en una entrevista en 2003. “Hay que seguir trabajando”.
Marceau, sobre cuyas circunstancias del deceso su familia dijo que daría detalles más adelante, será enterrado en los próximos días en el cementerio parisino de Père Lachaise, donde descansan los restos de otras personalidades como el escritor Oscar Wilde y Jim Morrison del grupo The Doors.
Al conocerse la noticia de la muerte se sucedieron las reacciones de homenaje, entre ellas las del presidente francés, Nicolas Sarkozy, que manifestó “emoción, admiración y respeto” por el mimo, que calificó como “uno de los embajadores más eminentes” del país.
El primer ministro, François Fillon, recordó al “artista”, al “maestro” y al “resistente”, y recordó que sus “historias sin palabras” tenían el don raro de poder comunicarse a todo el mundo más allá de la barrera del lenguaje.
‘Marcea’ en México
En 2004, a los 81 años, Marcel Marceau develó una placa en su honor en la explanada del Auditorio Nacional y dijo sentirse muy ligado a la cultura mexicana.
“Su pueblo es poético, místico y profundo, y me siento muy honrado porque amo a México”, declaró acerca del país que conociera a los 32 años.
“Recuerdo que la primera vez que vine fue en 1955 e hicimos una gira. Me gusta mucho la cultura mexicana y la sensibilidad que tienen hacia el arte”, sostuvo.
Un año antes había comentado: “He venido a México unas 20 veces y siempre me he sentido muy ligado a la cultura de este país; conocí a Luis Buñuel, a Diego Rivera, a Frida Kahlo; soy amigo de Alejandro Jodorowsky, siempre sentí que este público entendía bien el concepto del humor con el silencio”.
En 1994, incluso, había ofrecido: “Si el ministro de cultura de México quisiera que yo diera clase a los mimos callejeros, yo podría venir a hacerlo. Si no pueden ir allá, pues que hagan venir a Marceau a dar un curso de 15 días”.
De finales de los años 50 hasta 2004, Marcel Marceau realizó numerosas giras por el país y se presentó en ciudades como Guadalajara, Monterrey, Puebla, Cancún, Chetumal, Saltillo, Aguascalientes, Torreón, Tijuana, Querétaro y León.
En el Distrito Federal se presentó en el Palacio de Bellas Artes, el Auditorio Nacional, el Teatro de la Ciudad, el Teatro Metropólitan y el Teatro Silvia Pinal; incluso en el Parque México, donde en mayo de 2000 sorprendió con una presentación callejera.
Con menos éxito, intentó presentarse a finales de mayo de 2002 en el Jardín Hidalgo de Coyoacán en medio de un fuerte aguacero. Apenas iniciada, la función tuvo que cancelarse, pues la organización se salió de control: unas diez mil personas enardecidas comenzaron a arremolinarse, a atropellarse y a gritar.
Dice adiós a Torreón
El primero de noviembre de 2002 Marcel Marceau se despidió de Torreón, con una presentación inolvidable en la que tan sólo a través del silencio contó desde La Creación del Mundo hasta la Adolescencia, Madurez, Vejez y Muerte.
Laguneros abarrotaron el entonces Centro de Convenciones de Torreón, en donde el mimo francés ofreció su espectáculo Lo Mejor de Bip, su más célebre personaje, como parte de la gira de despedida que realizó por México en ese año. Luego, en 2004, regresaría una vez más al país, ahora sí para ofrecer sus últimas presentaciones.
Con su característico traje blanco, el suéter a rayas y el sombrero rojo con la florecilla, Marcel Marceau escenificó La Creación del Mundo, El Jardín Público, El Tribunal, Las Manos, Adolescencia, Madurez, Vejez y Muerte, sin faltar por supuesto El Fabricante de Máscaras, mimodramas que tanto le valieron la fama a nivel mundial.
Todas estas caracterizaciones realizadas por una sola persona. Sin un vestuario, más que su típico traje; ni una escenografía, más que el fondo negro de las cortinas que cubrían el improvisado tablado. Y únicamente valiéndose de su lenguaje corporal: de sus manos, de sus movimientos, de sus pasos.
En silencio apareció, pero en silencio no se fue, pues la ovación fue tanta que el mimo tuvo que regresar una y otra vez agradeciéndose con múltiples reverencias y muy conmovido por el cálido recibimiento que le brindó el público lagunero y por la más cálida aún despedida.
La figura más famosa e internacional del mimo
El francés Marcel Marceau, muerto ayer a los 84 años, era el artista más representativo del mimo, con el que fascinó en seis décadas de carrera al público de los cinco continentes gracias a un arte sin palabras, tierno y conmovedor que traspasaba las fronteras.
■ Actuó en los mejores teatros del mundo y en 1978 creó con sus propios discípulos la Escuela Internacional de Mimodrama, en la que se ha enseñado no sólo mino -para garantizar el relevo en este arte escénico-, sino también danza y acrobacia de bastón o teatro con la vista puesta en lo que él mismo calificó de la “creación total”.
■ Su energía y su constitución le permitieron continuar actuando casi hasta el final de sus días.
■ En noviembre de 1997 había celebrado con gran éxito en París sus 50 años de trabajo con el espectáculo Pantomimes de Bip y Le Chapeau Melon.
■ Pero no dejó de subir a los escenarios y así en 2000 organizó una gira bajo el título Les Premiers Adieux de Bip (La Primera Despedida de Bip) a la que siguió en 2002 Le Retour du Mime Marceau (La Vuelta del Mimo Marceau) e incluso una nueva gira en 2005 por Latinoamérica con Le meilleur de Marceau (Lo Mejor de Marceau).
■ Galardonado en Francia con las mayores condecoraciones oficiales -Oficial de la Legión de Honor, Comendador de las Artes y las Letras y Gran Oficial de la Orden Nacional del Mérito- era miembro también de la Academia de Artes de Berlín y Múnich, y del Prestigioso Instituto de Francia.
■ Era además doctor honoris causa de las universidades de Princeton, del Estado de Ohio, Lindfield College, Ann Arbor (Michigan) y Ricardo Palma (Perú).
■ Recibió las llaves de honor de ciudades como Nueva York, Los Ángeles o San Juan de Puerto Rico (1994), y la Orden Generalísimo Francisco de Miranda de Venezuela, en octubre de 1996 entregado a actividades sociales.
■ Fue embajador de buena voluntad de la UNESCO y miembro de la Asociación Francia-Checoslovaquia.
■ El “Charlie Chaplin” del mimo estuvo casado tres veces y era padre de cuatro hijos.
FUENTE: EFE