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Muere mamá de Nailea Norvind

Notimex

MÉXICO, DF.- Conocida como un símbolo sexual del cine mexicano, Eva Norvind, madre de la actriz Nailea Norvind, murió la tarde del martes en las costas del estado de Oaxaca.

Fue conocida como una activista sexual de agenda frenética, quizá no tan famosa como Annie Sprinkle o Susie Bright, pero igualmente controversial.

Eva Johanne Chegodayeva Sakonskaya, el verdadero nombre de Ava Taurel, después Eva Norvind, nació en Noruega, hija del príncipe ruso refugiado Paulovic Chegodayef Sakonsky y de una escultora noruega.

A los 15 años, la hermosa rubia se mudó a Francia con su familia y enseguida ganó un concurso de belleza en Cannes; su madre la hizo desfilar semidesnuda frente a hombres de la industria del cine.

El plan materno dio resultado y en 1961 consiguió un pequeño papel de turista alemana en la película de Marcel Moussy, Saint Tropez Blues.

Poco después cambió su nombre por el de Eva Norvind, y empezó a trabajar en el Follies Bergöre y la Comédie Francaise.

En 1962, Eva se mudó a Canadá y luego a Nueva York, donde trabajó como bailarina en cabarets y fue conejita de Playboy, todo antes de terminar la secundaria en 1964.

Eva, voluptuosa y atrevida, decidió irse a estudiar español a México, donde la descubrió un productor televisivo. En menos de un año ya era el símbolo sexual mexicano y una estrella de cine clase B.

Su primera película fue Nuestros Buenos Vecinos de Yucatán (1965), y al año siguiente apareció en seis películas más: Esta Noche No, Pacto de Sangre, Juan Pistolas, donde interpretó a la esposa de un sheriff junto al legendario Javier Solís.

Las otras son La bizarra Santo contra la invasión de los Marcianos, Bésame, mi Amor y su última película en México, Don Juan 67 con Mauricio Garcés.

Como dominatriz, Ava, como se le conoció, comenzó a trabajar en 1985 en el local Belle de Jour de Nueva York, por 30 dólares la hora durante cuatro años.

Sus buenos oficios la condujeron a montar su propio local para sesiones privadas, hasta que consideró necesario ampliar el horizonte y sumar otras dominatrices y activistas sexuales a su empresa.

El abrupto fin de la carrera de Eva Norvind, en los años 60, tuvo que ver con un escándalo que la catapultó como una pionera feminista, y lo pagó caro.

En 1966, el año de su mayor exposición, apareció en la televisión mexicana hablando del control de la natalidad, como una férrea defensora de la píldora anticonceptiva, gesto que le ganó la antipatía y la censura general.

El gobierno mexicano le ordenó dejar el país en 24 horas, aunque pudo evitar la expulsión gracias a la ayuda de la Asociación Nacional de Actores (ANDA), pero se le prohibió trabajar en televisión durante un año, y también trabajar en cualquier otro medio por cuatro meses.

Después, Eva pudo participar de obras de teatro, pero sus días en México estaban contados. Todo empeoró cuando fue madre soltera; en poco tiempo pasó de ser la bomba erótica más deseada a ser una mujer temida por su libertad y su enfrentamiento a las convenciones.

Seguía viviendo en México, pero se vio obligada a reinventarse, por lo que se convirtió en fotógrafa, cubriendo eventos de moda y farándula en París y Nueva York.

También logró una excelente reputación como crítica cinematográfica, con cobertura de festivales internacionales y entrevistas exclusivas con estrellas de la Paramount y Universal.

Pronto pasó al campo de empresaria del cine, distribuyendo películas de la cinematografía mexicana al mercado europeo, especialmente el escandinavo.

Eva estudió producción cinematográfica y produjo cortos y películas en Berlín e Israel. Pero siempre supo que su verdadero camino era la exploración de la sexualidad, a la que se dedica de forma excluyente desde mediados de los 80 bajo el nombre de Ava Taurel.

En los 90 obtuvo un master en Sexualidad Humana y Educación Sexual de la Universidad de Nueva York, y también estudió Psicología Forense en el John Jay College de Justicia Criminal.

Como especialista en el campo, logró compartir una conferencia con Hillary Clinton en el Encuentro de Mujeres de Beijing, y entre sus amigos y colaboradores se encuentran Nancy Friday, Erica Jong y Milos Forman.

En 1999, Eva entrenó a la actriz René Russo para que lograra escenas sexuales convincentes en la película El caso Thomas Crowne, junto a Pierce Brosnan; René se desnudaba por primera vez, a los 45 años, frente a las cámaras, y necesitaba una experta profesora.

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