A la telenovela RBD le debemos agradecer la instauración de las botas altas, las corbatas flojas y las microfaldas en la moda, las lolitas hipersexuadas -antes las lolitas eran demonios angélicos de picardía velada, apenas intuida por los conocedores de estas nínfulas?, la entronización de la estética Televisa: delgadez extrema, tez blanca, tipo fresón, toda guapura y exquisitez ?pues hasta la gorda de la telenovela tiene su belleza ojiverde?, la idiotización y banalización progresiva de la juventud adolescente, el acento mamila en el habla, la incursión de términos cuyo significado no se conoce pero se pronuncia demasiado y mal como ?cool? e ?intenso?, y la imposición de un grupo musical pop más sustentado en la imagen que vende que en su falta de talento o las nulas cualidades vocales de sus integrantes. Si el rebelde era por definición el inconforme con los patrones de la sociedad, el indomable, (recomiendo de Henry Miller En el Tiempo de los Asesinos y El Hombre Rebelde de Albert Camus) el que es difícil de controlar, educar, manejar o vencer, la telenovela nos ha demostrado que ahora la rebeldía se reduce al simple berrinche de niña chípil abanderado por Roberta Pardo y la insoportable melcocha estrella en frente de Mía Colucci en su mejor imitación ?tono de voz incluido? de la Lorena Velázquez de las otrora películas juveniles de los 50 y 60. La telenovela Rebelde presenta todos los reflejos de un inconsciente juvenil colectivo ansioso de llenar la ligereza y la pobreza de su existencia, y ensoñarse con el éxito y el alcance de la fortuna: Los ?rebeldes? estudian en el colegio Elite Way Highschool, escuela exclusiva de gente rica a la que se asiste para conseguir contactos sociales (http://www.esmas.com/rebelde/sinopsis/), en la que la mayoría de los estudiantes son hijos de empresarios, modelos y políticos, y a la que llegan becarios a los que se les impide el ascenso en la escala social para, el sitio lo dice, asegurar la ?pureza? de las camadas de egresados (fascismo express). En esta escuela, en la que la mayoría pertenece a la clase alta del país ?reflejo de los deseos imposibles de avanzar en una sociedad en la que las posibilidades de sostenimiento y crecimiento son muy, muy escasas? todos llevan la colección de obras selectas de la literatura como lecturas principales, laptops personales al estilo ITESM y clases aderezadas con flashazos de calzón, albures, chistes y sonidos al estilo La Escuelita de Jorge Ortiz de Pinedo; en este colegio el esnobismo es la norma en cuanto a modo de hablar y comportarse. Las problemáticas adolescentes típicas de la época estudiantil son los temas que han consagrado este producto importado y producido por Pedro Damián. El amor adolescente, la anorexia y la bulimia, los celos, la sexualidad, las relaciones interpersonales, las envidias y la búsqueda de ?ser uno mismo a toda costa? son los principales tópicos que traza la teleserie pero apenas rozándolos debido a su afán de entretenimiento y a la ligereza que exige la empresa televisora para imponer modelos de conducta e ideologías sosas. Los personajes están diseñados para ser acogidos de inmediato por los adolescentes ansiosos de modelos de conducta, el elenco pasa por la rebelde pelirroja berrinchuda y peleonera Roberta, la siempre ultradelgada rayante en la anorexia y a la moda, hija consentida de papi magnate Mía Colucci, la deportista venida a más desde la calle y el abandono José Luján, la promiscua sexy coleccionista de favores sexuales otorgados Vico, la sacrificada e inocente niña pobre Lupita, el nuevo rico avergonzado de su origen que cambia su nombre de Juanito por Giovanni, el becario galán amable asediado por las mujeres Miguel, el de habla con papa en la boca, galán Diego y los personajes que toda telenovela de éxito incluye: nerds, chicas mala leche, profesores, directores, familiares, entre muchos otros. La mercadotecnia que acompaña al fenómeno RBD, va desde los chicles hasta las revistas y todo lo que se le pueda exprimir. El grupo musical emanado de la telenovela tiene giras por todo el Continente Americano en el que tuvieron que incluir dentro de su repertorio, al iniciar las giras, temas ochenteros de los grupos Timbiriche y Flans pues la creación al vapor no les permitió tener temas propios. También existe una revista que acaba de cumplir un año, en la que el predominio de la imagen y la ideología rebelde light deambula por todas las páginas, hay que delinear un comparativo entre la cantidad de imagen y texto en el contenido y de nuevo la ligereza tomará ventaja. E incluso acaba de surgir un cómic tipo manga -cómic japonés- en el que los personajes de la novela tendrán nuevas aventuras sin dejar de pertenecer a este mundo rosa de riqueza y éxito, en el que los mayores problemas se reducen a rebelarse contra ser bellos y perfectos, viajar continuamente a las playas de México y al extranjero, andar en carrazos y preocuparse por un presente de enamoramientos deslucidos, futuro asegurado y rebeldía berrinchuda muy pero muy light.
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