Manuel Mijares tiene una trayectoria de más de 70 años en la comercialización de autos
El Siglo de Torreón
TORREÓN, COAH.- Hablar de automóviles es para muchos un tema cotidiano y sencillo, ya que casi la mayoría de las personas maneja uno o tienen un vehículo en la familia.
Sin embargo, pocas personas podrían decir cuál fue el modelo de auto que se manejaba en 1934, cómo se luchaba para lograr una venta en aquellos tiempos al no existir los financiamientos automotrices de las plantas de hoy en día o cuántas agencias de autos operaban en los años sesenta y las marcas que comenzaron a introducirse en el mercado regional. Y Manuel Mijares Gutiérrez lo sabe...
Con una trayectoria de más de setenta años como distribuidor de automóviles, le permite no sólo hablar de la historia de esta industria y de la ciudad, sino saber cuáles son las unidades que están mejor adaptadas para la carretera de México, los vehículos que tienen una alta tecnología y un precio accesible para el público.
Los hechos históricos como la Segunda Guerra Mundial, los efectos de la gran sequía que aquejó a los laguneros y las asociaciones que se han hecho entre las grandes compañías automotrices internacionales, siempre vienen a la mente de este empresario cuando recuerda un modelo de auto.
Su trato sencillo con clientes y personal le ha permitido a este empresario capitalizar la confianza que se ha ganado al vender un automóvil a una familia, a un profesionista, trabajador o empresa, ya que considera que un buen vendedor debe hablar siempre con la verdad y no mentirle al cliente, garantizando con ello una venta futura de una unidad, pero sobre todo tener una buena reputación dentro del ramo.
Sin demora, Manuel Mijares, director del Grupo Mijares Automotriz, nos recibe en la sala de exhibición de una de las agencias de autos de esta ciudad. La entrevista se da en medio de la llegada continua de clientes o empleados que pasan un momento a saludarlo o para contarle qué auto han adquirido. Con un trato sencillo al igual que su vestimenta, el empresario relata paso a paso cómo se ha transformado La Laguna teniendo siempre en la mira una marca de automóvil.
¿Cómo se inició en los negocios de los autos?
Comencé a trabajar en 1934 en la ciudad de Durango, en el mantenimiento de autos, pero mi contacto con la venta de autos se dio en 1936 en la agencia que manejaba mi padre Manuel Mijares Martínez. Mi padre fue concesionario de la marca Ford en 1919, sin embargo en 1924 manejó la distribución de la marca Dodge Brother, propiedad de Chrysler.
¿Fue planeado o fortuito entrar a este negocio?
Mi papá fue distribuidor de automóviles desde 1919 y comenzó a trabajar con una concesión de Ford. En 1924, cambió la concesión por la marca Chrysler. En ese momento nace mi contacto con los autos. Desde 1934 a 1936 trabajé en el taller de mantenimiento de la agencia, posteriormente me dediqué a la venta de vehículos.
¿Qué tan sencillo era vender en 1936?
Nada sencillo, era muy difícil en esa época que ahora cerrar una venta, sobre todo en Durango, ya que siempre ha tenido una economía más baja si lo compramos con La Laguna. Sin embargo, el siete de diciembre 1941, los japoneses atacaron Pearl Harbor y se desató la Segunda Guerra Mundial y con ello se acabó el trabajo dentro de la agencia.
¿Recuerda el primer auto que vendió?
Fue en Durango y vendí mi primer auto en tres mil 600 pesos. Fue un Plymount modelo 36, color azul marino de la Chrysler y al cliente le dimos facilidades.
¿Cuándo llega a La Laguna?
La guerra motivó a venir a vivir a la Comarca Lagunera, ya que se acabó la producción de autos en Estados Unidos. Todas las fabricas automotrices cerraron.
En 1942 llegamos a la región e iniciamos junto a mis hermanos un negocio de explotación de minas. Tenía 19 años de edad y como no sabía mucho de esta actividad tuve muchos problemas. Primero rentamos las minas ubicadas en la Sierra del Rosario, en Mapimí, Durango, pero posteriormente le pedí 600 pesos a mi padre para comprarlas, ya que eran de nueve ejidatarios y había que pagarles de inmediato.
En ese tiempo sacábamos flourita, mineral que contiene ácido clorhídrico, el cual se vendía al Gobierno de Estados Unidos. Se trabajó con ellos hasta agosto de 1945, aunque esta actividad la desarrollé por 12 años. Posteriormente, el contrato se terminó y se buscaron nuevos clientes americanos a quienes venderles. Este mineral era usado para producir la bomba atómica, ya que el ácido se combinaba con el uranio.
En 1954 fallece mi papá, por lo que mis hermanos y yo nos repartimos el capital y me retiré de minero, ya que lo que yo conocía era el negocio de los autos. Por ello instalé un lote de automóviles usados a un lado de la Alameda, por la Morelos y Donato Guerra. En aquel tiempo ya no teníamos la distribución de Chrysler.
¿Fue difícil iniciar este negocio?
Al principio sí lo fue, pero después comencé a vender autos usados y nuevos de todas las marcas, y fue algo que les afectó a los distribuidores establecidos, ya que tenían temor de la competencia que les representaba el vender en un mismo lugar autos nuevos y usados. Vendía bastantes vehículos del año y eso generó una gran preocupación entre los competidores.
En una ocasión llega el señor Francisco Ledesma a ofrecerme la distribución de los autos Datsun que producía Nissan en 1960. En ese momento tenía como socio al señor José Antonio Segura, quien manejaba la marca Renault, ya que él puso otro lote de autos y me hacía mucho la guerra, por lo que le propuse asociarnos para no hacernos garras entre nosotros mismos.
Trabajamos como socios dos años y medio y a mediados de 1962 nos separamos, quedándose él con la distribución de Renault y yo con la de Nissan hasta la fecha.
¿Qué otros cambios se dieron?
En 1965, la planta automotriz Nissan me pidió un local cerrado para formalizar la venta de autos, el cual se ubicó en la avenida Escobedo y la calzada Colón, en una superficie de 40 metros por 35 metros cuadrados. Durante cinco años trabajé en esa misma dirección.
Posteriormente, en 1970 y gracias a las mayores ventas de Datsun, la planta solicitó nuevamente un local más grande, por lo que se construyó la agencia ubicada en Prolongación Colón y bulevar Independencia. Actualmente, la compañía está pidiendo un nuevo edificio con nuevas especificaciones para continuar con la distribución Nissan, por lo que probablemente tengamos que cambiarnos.
¿Qué otros proyectos se generaron?
En 1985 se logró la distribución de Chrysler, por lo que se abrió la agencia Misol. En ese periodo ya se contaba con la agencia Nissan Gómez Palacio. En 1999, Nissan estaba a punto de quebrar, por lo que el Gobierno japonés presionó para solucionar el problema y se dio la asociación con Renault para sanear sus finanzas. Por ello, años después logré obtener la concesión de esta marca, ya que estaban obligados -quienes tuvieran una agencia Nissan-, deberían manejar también una Renault.
En 2004, se abrió la agencia Mitsubishi y a la fecha se tienen tres lotes de autos usados en Torreón y uno más en Gómez Palacio.
¿Cómo ha visto los cambios dentro de la industria automotriz?
Hay cambios muy importantes. General Motors enfrenta graves problemas económicos que lo mantienen en un punto de quiebra debido a la competencia agresiva de las marcas japonesas dentro del mercado americano. El manejar una tecnología avanzada de las unidades ha impactado sus ventas, con pérdidas económicas.
¿Cuáles son los retos de hoy para vender las unidades nuevas?
Antes se luchaba mucho para vender autos, ya que no existían las facilidades que hoy se tienen para obtener un financiamiento. Actualmente, sólo se levantan los pedidos que llegan a las propias agencias y se trata de conseguir las unidades que se demandan.
¿Y la competencia es mayor en 2005?
Sí, es mucho mayor a la que se tenía hace setenta años, sin embargo, la marca Nissan tiene un mayor precio de reventa gracias a la preferencia de los consumidores. Vienen los clientes y aunque compren otras marcas al rato regresan por un Nissan.
¿Usted estudió para conocer más la industria automotriz?
Aunque no lo hice, me lo sé todo, haga de cuenta que el automóvil le habla a uno. Con la experiencia que uno tiene ya sé lo que le duele al carro.
Si regresará el tiempo, ¿volvería a dedicarse a la comercialización de autos?
Desde luego que sí, me dedicaría a trabajar en lo mismo. Mi principal satisfacción ha sido el ver que el negocio ha crecido bastante, pero sobre todo el tener una familia que me ha ayudado a desarrollar la compañía.
¿Cuál fue la peor época?
La crisis económica de 1994 fue un periodo crítico para la agencia con la devaluación de la moneda y un aumento en las tasas de interés, con lo cual las ventas se desplomaron y no había créditos bancarios para la compra de autos nuevos.
La Segunda Guerra Mundial fue tiempo crítico, pero con problemas distintos al anterior, ya que los negocios eran de menor tamaño a los de hoy. Recuerdo que la peor etapa de mi vida fue el no vender un solo auto en un mes durante los años cincuenta, pero tenía que salir a buscar clientes para convencerlos de comprar. Fue el periodo en donde se registró una gran sequía en La Laguna. No me fui porque mi señora no me dejó irme como muchos así lo hicieron.
En el tiempo en que fui minero también enfrenté grandes problemas, ya que andaba buscando otra actividad que no fueran los automóviles al no cerrarse la producción industrial de autos en Estados Unidos. Aunque me fue bien hasta 1954, me retiré para volver al negocio de los autos.
¿Podría dar alguna recomendación?
Lo principal es que a la persona le guste la compraventa de automóviles para dedicarse a este negocio, pero sobre todo que hable con la verdad al cliente, sin tratar de engañarlo, ya que el prestigio de un vendedor es lo que lo mantiene o no dentro de este mercado. Existían vendedores que ponían un lote, pero querían vender gato por libre.
El hablar siempre con la verdad es parte del éxito que se ha tenido en los negocios hasta hoy. Las facilidades que proporcionan las plantas en financiamiento han hecho más sencillo el vender dentro del mercado, aunque la mayor competencia de distintas agencias complica esta labor y obliga a ser más organizado.
¿Recibió algún consejo paterno para iniciarse en este negocio?
Mi padre me aconsejó que si no quería estudiar en una escuela oficial entonces me tenía que poner a trabajar. Fue innato el gusto por los automóviles, ya que aprendí a repararlos y venderlos rápidamente.
¿Cuál es su principal logro en estos setenta años?
Mi familia es lo principal que tengo y que he logrado mantener muy unida hasta el día de hoy. Me ayudan a administrar los negocios. Tengo nueve hijos, dos mujeres y siete hombres.
¿Cuál sería el consejo que daría a las personas?
Lo que les diría es que no deben tener una gran ambición. Mis papás me inculcaron la religión católica y soy un creyente de Dios y por eso creo que es Él quien nos manda todo, y los hijos cuando llegan siempre traen una torta bajo el brazo.
Dios nos ayuda para resolver los problemas, por lo que no debemos pensar sólo en ser millonario, sino trabajar día a día.