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Sucesión| El cardenal 'in pectore' en incógnita

Ciudad del Vaticano, (EFE).- El futuro cónclave que elegirá al sucesor de Juan Pablo II cuenta desde hace tiempo con una incógnita, consistente en saber si incluirá al cardenal "in pectore", cuyo nombre es desconocido públicamente.

El 21 de octubre de 2003 Juan Pablo II creó 31 nuevos cardenales, uno de ellos "in pectore", por lo que no reveló su nombre y no se le atribuyó el capelo cardenalicio en una ceremonia posterior.

El Código de Derecho Canónico alude a la figura de ese purpurado "oculto" y afirma de él que "no tiene entre tanto ninguno de los derechos o deberes de los cardenales, adquiriendo esos deberes y esos derechos cuando el Romano Pontífice haga público su nombre, pero a efectos de procedencia se atiende al día en que su nombre fue reservado in pectore".

Eso quiere decir que si finalmente se conoce su nombre, el cardenal tendrá la misma antigüedad que los otros treinta purpurados anunciados hace casi año y medio.

La incógnita es si el Papa polaco tenía realmente en su cabeza el nombre de ese cardenal o era una carta que se reservaba para el futuro, de manera que pudiera ponerle cara y nombre a una dignidad eclesiástica ya aprobada.

Juan Pablo II podría hacer público el nombre del cardenal "in pectore" en algún documento firmado por él que se haga público tras su muerte, por lo que el purpurado se incorporaría al Colegio Cardenalicio que elegirá al próximo Obispo de Roma.

Sin embargo, puede que no haya puesto nombre a esa figura o que al menos no haya dejado constancia con prueba alguna, en cuyo caso el beneficiario nunca accedería a la púrpura.

Los expertos vaticanistas creen que el Papa sí tenía a alguien en mente cuando anunció la figura del cardenal "in pectore" y que probablemente se sabrá tras su muerte.

A partir de ahí empiezan las hipótesis acerca de quién puede ser y sobre ello hay dos teorías muy distintas, basadas en si ha querido premiar a alguno de sus actuales colaboradores en el Palacio Vaticano o reconocer la labor de un dirigente católico en países donde la Iglesia atraviesa dificultades.

En el primer caso uno de los nombres que más circulan es el del arzobispo polaco Stanislaw Dziwisz, que ha sido durante casi cuarenta años el secretario de Karol Wojtyla, primero en la archidiócesis de Cracovia y luego en la Santa Sede.

Otro posible aspirante es el arzobispo argentino Leonardo Sandri, actual sustituto de la Secretaría de Estado (una especie de adjunto al primer ministro vaticano) y que en los últimos tiempos ha sido la "voz" del Papa en las audiencias dada la dificultad de éste para hablar ante los fieles.

La segunda línea apunta a que el Papa quiere dar un respaldo a una Iglesia que atraviese dificultades con el nombramiento de un cardenal que pertenezca a ella.

En China los católicos padecen un trato duro, y a veces son perseguidos y encarcelados por el Gobierno local, mientras que en Rusia la relación con la Iglesia ortodoxa de Moscú y con el propio Ejecutivo es delicada.

El nombramiento de un cardenal chino o ruso sería una muestra de apoyo a los católicos de esos países pero Wojtyla no lo habría querido anunciar antes para no perjudicar la imagen y la vida del purpurado.

En cualquier caso, si la identidad del cardenal "in pectore" se conoce tras la muerte de Juan Pablo II y resulta ser alguien de menos de ochenta años, podrá entrar a la Capilla Sixtina para elegir al sucesor y el Colegio reunido en cónclave estaría integrado por 118 religiosos.

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