Ni al jugador qué jugar, ni al gastador qué gastar, ni al avaro qué guardar.
Ni bebas agua que no veas, ni firmes carta que no leas.
Ni caldo recalentado ni amigo reconciliado.
Ni camino sin atajo, ni campana sin badajo.
Ni cases sin ver, ni firmes sin leer.
Ni el libro cerrado da sabiduría, ni el título por sí solo da maestría.
Ni es carne ni es pecao.