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Los forcados, tradición lusitana

Agencias

Lisboa, Portugal.- Esta noche, dentro de la corrida nocturna en la Plaza de Toros Torreón, por vez primera se presentan Los Forcados de Mazatlán, uno de los grupos mexicanos más conocidos en este género; los esforzados elementos actuarán junto a Eulalio López ?Zotoluco?, Jorge Mata y Pablo Hermoso de Mendoza.

Se trata de una actividad poco conocida y de la cual se pretende dar a los aficionados a la fiesta brava, un panorama sobre sus orígenes y la forma de actuar durante la lidia. Así comienza la suerte de los forcados, una de las más lucidoras y menos comprendidas de la tauromaquia. Dentro de esta actividad existen dos principales corrientes del toreo: la española y la portuguesa.

La española es la más conocida en este lado del mundo, es la que se realiza con toreo a pie, incluye a los picadores, banderilleros y demás. La portuguesa, conocida también como el Arte de Marialba, es el rejoneo, de la cual una parte fundamental son los forcados, quienes encuentran sus orígenes en el entonces Reino de Portugal, y se remonta a más de 500 años; desde ese tiempo se mezclan en un complemento indiscutible, que no en competencia, como se ha llegado a pensar.

Cuenta la leyenda que las corridas se daban en plazas públicas en las que no existía un tendido o gradas, por lo que las tropas de élite del rey, conocidas como mozos de forcado, rodeaban a la familia real, y con una especie de lanza larga, en cuya punta se encontraba una media luna, llamada forcado, retenían al toro, sujetándolo de los pitones con ella, cuando éste se llegaba a acercar a la familia real.

Cuando algún buen día se llegó a escapar un toro y al no haber instrumentos con qué sujetarlo, lo agarraron a cuerpo limpio, es decir, lo ?pegaron?. Se dice que desde entonces esta actividad se inició formalmente en las corridas de toros, y en la actualidad, para que en Portugal se dé una corrida de rejones, es indispensable que participen tanto un rejoneador como un grupo de forcados.

En México, la primera vez que actuó un grupo de forcados fue en 1965, en un festival realizado en la Plaza México, como homenaje al embajador de Portugal en México, Mario Duarte, con motivo de su despedida.

El grupo de forcados mexicanos se conceptuó como idea en 1977 por sus iniciadores, José María Fuentes y Ramón Fuentes. Fue gracias al rejoneador don Pedro Louceiro, quien tenía una escuela de equitación y rejoneo en el desaparecido Cortijo de Santa Cruz de Cuajimalpa, en donde se realizaron varios entrenamientos de selección, y fue el 15 de enero de 1978, en Tenango del Valle, cuando por primera vez se hizo una pega en nuestro país por un grupo de forcados mexicanos, bajo la dirección de Pedro Louceiro hijo, como primer cabo del grupo. Desde entonces, y a raíz del grupo de forcados mexicanos, se han formado otros grupos en las ciudades de Querétaro, Mazatlán, Celaya y Guadalajara, y en fecha reciente, también uno en Teziutlán, Puebla y Cadereyta, Nuevo León.

Es conveniente dar aquí una breve explicación del arte de los forcados, que torean a cuerpo limpio: todo comienza al partir plaza, donde sigue la tradición portuguesa, entra el grupo de forcados, antes que los rejoneadores y los monosabios, en una línea de ocho, que mantiene siempre una simetría respecto a la puerta de cuadrillas, deja que los caballistas pasen en medio del grupo. El grupo se acomoda y deja a los forcados de mayor antigüedad a la derecha, el que está en el extremo derecho es el cabo del grupo.

El toreo de rejones se realiza en tres tercios. El primero es el tercio de rejones, en donde se deben poner por reglamento tres rejones al toro. Después viene el tercio de banderillas, en donde también deberán ponerse tres al toro, y por último, a diferencia de Portugal, donde el toro sale de la plaza vivo, está el tercio de muerte, en donde el rejoneador debe matar al toro, preferentemente desde el caballo. Es entre el tercio de banderillas y el de muerte que entran los forcados, y se forman en una línea frente al toro, para que éste nada más vea un solo forcado y no se ?toque?.

Para realizar la pega, hacen falta ocho forcados: con mayor proximidad al toro está el forcado de cara, cuya labor es incitar la embestida del animal, y lograr que éste meta la cabeza entre sus piernas para agarrarse, y aguantar los derrotes del astado, hasta que llegue el resto del grupo.

En segundo lugar está un primer ayuda, cuya única labor es cooperar para que el forcado de cara se mantenga en su sitio, aunque tenga que dejarse caer. En la fila los siguientes son dos segundas ayudas, los cuales van hombro con hombro, y su función es sujetarse cada uno a un pitón del toro y hacer una especie de concha abrazando al forcado de cara para detenerlo.

Detrás de las segundas ayudas está el rabillador, quien al momento de la ?reunión?, busca el rabo del toro para realizar su función, que es ser una especie de timón y ancla a la vez, para dirigir al animal hacia el resto del grupo, y detenerlo en su embestida. Finalmente, se encuentran tres terceras ayudas, cuya misión es la de detener al animal hasta dejarlo quieto. Una vez pegado el toro, se le da salida al grupo y la suerte termina con la participación del forcado rabillador, dándole el rabo al toro, que es hacer que el toro lo jale un par de vueltas.

Se considera que está realizada una pega cuando el forcado de cara se encuentra sujeto entre los cuernos del toro, sin que en ningún momento se hubiese caído y vuelto a acomodar, y el animal está de pie y quieto. El cabo del grupo muchas veces es confundido por la gente, incluyendo los medios de comunicación, con el de cara. Es importante recalcar que el cabo es el líder del grupo, es quien organiza las cosas en el ruedo, y también el representante del grupo fuera de él.

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