ME ENCANTAN LOS SUPERLATIVOS... SON LO MÁXIMO
Un señor puede ser fiel a su esposa, se dan casos, ¿por qué no? Ahora que, habría que definir si es absoluta o relativamente fiel y en este caso puede ser poco fiel o muy fiel, o también, en términos absolutos, el señor puede ser el más fiel de los maridos, el que no osaría serle infiel a su esposa ni aunque Miss Universo, por alguna extraña razón, viniera a rendirse a sus pies suplicándole que la amara.
En los adjetivos puede haber grados para indicar superioridad, inferioridad o igualdad. Este amigo es más mandilón, menos mandilón o tan mandilón como yo… pero el superlativo es el que se lleva todas las palmas, porque más allá de él no hay nadie. Ése sería el campeón de la mandilonería, siguiendo con el conyugal ejemplo, aquél que, a ser mandilón, nadie le gana.
¿Quién es mejor que el campeón? Nadie. El campeón es el que hizo las cosas mejor que todos, es aquél que les ganó a todos y arriba de él no puede estar nadie, refiriéndome, claro, a la tabla de calificación o al podio de triunfadores.
Ésos son los superlativos. Adjetivos que indican lo máximo, el grado más alto, lo superior contra lo cual nadie pudo, lo que no se puede superar.
¿Tiene usted algún acérrimo enemigo? Pues cuídese, pero ¿qué es acérrimo? Es el superlativo de ácido. Lo acérrimo es lo más ácido. Se supone que no hay nada más ácido. Lo mismo podría ser lo celebérrimo que es lo más célebre o paupérrimo que es lo más pobre. Aquellas familias vivían en condiciones paupérrimas. Ni se quejan de que no tienen qué ponerse porque, la verdad es que… ¡ya no tienen qué quitarse!
Otros superlativos se forman con la partícula “ísimo” que es una desinencia, o sea que se agrega al final de la palabra. Por ejemplo, el señor ése que según dice le es fiel absolutamente a su señora, es fidelísimo y si para ella él es el más adorable de todos los maridos, entonces es adorabilísimo y si eso es lo más cierto, pues es certísimo.
Si vamos a ver una película y resulta que está muy buena, salimos haciendo comentarios de que está buenísima… Pero si un hombre de negocios busca la mejor manera de invertir, no busca la buenísima sino la óptima forma de inversión.
O sea que lo óptimo es también lo más bueno, lo bueno llevado a su punto más alto, a su superlativo. Por eso no es correcto decir “lo más óptimo” porque es un término absoluto y no comparativo. Usando el mismo ejemplo diríamos que: hay formas de inversión buenas, hay inversiones mejores que otras, o sea que son más buenas que las otras, pero las inversiones a las que ninguna otra supera, son las óptimas.
El superlativo de pequeño es lo mínimo y el de malo es lo pésimo… pero eso sí, el superlativo de grande, es lo máximo.
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Pregunta: ¿Por qué se dice “No te metas en camisa de once varas”, queriendo decir que no se meta uno en asuntos que no le corresponden?
Respuesta: Antiguamente en Castilla se celebraba una ceremonia para la gente que quisiera adoptar niños y como parte del ritual de adopción, se simulaba el parto haciendo que el adoptante metiera la cabeza del chamaco adoptado por una manga muy ancha de su camisa y todo esto se hacía con una camisa de once varas que era muy grande. La expresión no advierte de que no se meta uno en asuntos que no le corresponden. Más bien previene que meterse a adoptar a un niño, es algo muy delicado y puede traer serios problemas.
FRASE LOCA… DE REMATE
El amor puede ser un pasatiempo, pero la mayor parte de las veces se convierte en tragedia.
