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MÓNACO, MÓNACO.- Para el príncipe alemán Ernesto de Hannover, el cinco de abril de 2005 marcará un antes y un después en su vida.
A partir de esa fecha en que fue ingresado al hospital Princesa Gracia, en Mónaco, debido a una pancreatitis aguda, ya nada será igual para este atractivo alemán de 51 años, cuyo escandaloso estilo de vida le ha valido titulares como ?príncipe iracundo? o ?as de copas?, en las portadas de diversas publicaciones del mundo.
Hace poco, él mismo reconocía en una entrevista con un diario austriaco, que debía poner fin a su modo de vida ?incorrecto? de los últimos 35 años, si quería ver crecer a su hija Alexandra Sophie, de cinco años de edad, fruto de su matrimonio con Carolina de Mónaco.
La niña nació en Woecklabruck, cerca de Salzburgo (Austria), donde la familia del príncipe tiene una residencia.
Y es que según los médicos que lo atendieron, en Mónaco primero, y en la lujosa clínica del pueblo alpino de Schruns, donde fue trasladado después, ha sido muy afortunado al sobrevivir a una enfermedad mortal por necesidad en la mayoría de los casos.
Aunque, si su ?vida desordenada? comenzó a los 17 años, necesitará una gran fuerza de voluntad para modificarla.
Bisnieto del último káiser alemán, Guillermo II, y único descendiente vivo del rey Jorge III de Gran Bretaña e Irlanda (1760-1820), Ernesto de Hannover ha sido más conocido por sus excesos que por sus logros al frente de la Casa de los Güelfos, como es conocida también la dinastía de los Hannover.
SUS FAMOSOS INCIDENTES CON LA PRENSA
Por desgracia para Ernesto de Hannover, los penosos incidentes en los que ha estado involucrado le han dado la vuelta al mundo: la paliza a ?paraguazos? que propinó a un camarógrafo; otra que asestó al dueño de una discoteca en Kenia, dejándolo con varias costillas rotas (por cierto, ese incidente le costó una multa equivalente a más de seis millones de pesos); la patada que dio a una fotógrafa durante un Festival de Salzburgo; las amenazas de muerte que lanzó contra un paparazzi mientras pasaba un fin de semana de cacería en una finca de Cáceres, España, o cuando fue captado por un fotógrafo orinando contra la pared del pabellón de Turquía, durante la Exposición Universal de Hannover.
Otro incidente muy comentado fue su ausencia de la boda religiosa de los príncipes de Asturias, a la que acudió sola la princesa Carolina. Según las habladurías, todo se debió a una noche de juerga en el bar del madrileño hotel Ritz. Verdad o mentira, el mismo príncipe reconoció hace tiempo su problema con el alcohol, y sus ataques de ira.
Ahora que, también tiene sus defensores, como lo fue en su día Grace Kelly, a la que, según se afirma, siempre le gustó para su hija Carolina.
El famoso diseñador Karl Lagerfeld, por su parte, asegura que Ernesto Augusto de Hannover posee gran sentido del humor, que es un perfecto anfitrión y el centro de todas las reuniones.
Otros aseguran que ha sido capaz de labrarse un importante patrimonio inmobiliario, que ha venido a engrosar, aún más, las propiedades heredadas dinásticamente. Por ello, ha sorprendido la reciente decisión de su primogénito, llamado también Ernesto Augusto, de vender la plata, los muebles, la cristalería y algunos de los cuadros del castillo familiar de Marienburg, en una subasta que tendrá lugar en el mismo castillo, y que dirigirá Felipe de Würtemberg, de la Casa Sotheby?s.
El motivo, ahora se sabe, es recaudar fondos suficientes para sostener el resto del patrimonio cultural de la familia, a través de una fundación.
De larga historia
La dinastía alemana de los Hannover tiene su origen en una casa nobiliaria establecida en Suabia y Baviera en el siglo IX.
-En el siglo XVII, Ernesto Augusto, duque de Brunswick-Luneburgo, unificó varios territorios del noroeste alemán, aledaños a la ciudad de Hannover, en la que residía.
-Con ello obtuvo del emperador Leopoldo I un feudo hereditario- que cobraría cada vez mayor importancia a lo largo de la historia.
-Fue por el matrimonio del duque con la princesa Sofía, nieta de Jacobo I de Inglaterra, que la casa de Hannover adquirió derechos sobre el trono inglés, al que accedió con la coronación de Jorge I, hijo de la pareja, como rey de Inglaterra en 1714.
-El hecho significó el fin de la era de los Estuardo y el principio de la de los Hannover, que culminó a mediados del siglo XIX, por razones políticas.
-En 1917, separada la dinastía inglesa de sus orígenes alemanes, cambió su nombre al de Windsor, por el palacio real ubicado en esa ciudad.
Excluido de la lista de herederos
Ernesto Augusto Pablo Otto Rupprecht Oskar Berthold Friedrich-Ferdinand Christian Ludwig, príncipe de Hannover, duque de Brunswick-Luneburgo y príncipe de Gran Bretaña e Irlanda, nació el 26 de febrero de 1954 en la ciudad alemana cuyo título ostenta (Hannover, llamada hoy Baja Sajonia).
-Estudió para ingeniero agrónomo en Gran Bretaña y Canadá, y en sus años de juventud filmó varios documentales sobre animales, que recibieron críticas favorables. Posee dos nacionalidades: alemana y británica.
-En 1981 contrajo matrimonio civil con Chantal Hochuli, hija de un acaudalado arquitecto suizo. La pareja tuvo dos hijos: Ernesto Augusto (20 años) y Christian (18). La disolución del vínculo ocurrió en 1987 y dio mucho de qué hablar, porque el divorcio se atribuyó a una de las mejores amigas de Chantal: Carolina de Mónaco.
-La princesa y el noble alemán se habían conocido 20 años atrás en Inglaterra, cuando la hija mayor de Rainiero III fue enviada por su madre a educarse en un colegio inglés.
-Aunque Ernesto y Carolina siguieron vidas distintas, entre ellos se estableció una complicidad muy fuerte y en 1989, cuando ella perdió a su segundo esposo, Stefano Casiraghi, después de seis años de feliz matrimonio, el príncipe de Hannover le ofreció apoyo emocional. Finalmente, él también había vivido el drama de perder a su hermano, quien se suicidó un año antes.
-La pareja terminó casándose por lo civil el 23 de enero de 1999 en el palacio de los Grimaldi, en Montecarlo.
-La novia tenía entonces tres meses de embarazo.
-Por tratarse de una princesa católica (siendo que la casa de Hannover abrazó el protestantismo), ese matrimonio le valió a Ernesto ser excluido de entre los herederos al trono de Inglaterra; ocupaba el lugar 445. Sus hijos, sin embargo, continúan en la lista.
FUENTE: SUN-AEE