EFE
PEKÍN, CHINA.- Científicos y aventureros chinos comienzan este mes una exploración del remoto cañón del Yarlung Zangbo, una de las gargantas más profundas e inhóspitas del mundo, descubierta en 1994 y de la que todavía se desconocen muchos detalles.
El cañón que forma en el Tíbet el río Yarlung Zangbo, que al entrar en la India cambia su nombre por el de Bramaputra, llega a tener profundidades de hasta seis mil metros y es uno de los parajes más desconocidos.
Un grupo formado por expertos de la Academia China de Ciencias, periodistas y deportistas, partirá el próximo 24 de septiembre para explorar y dar a conocer el lugar, patrocinado por el canal de televisión Discovery y la marca de cerveza china “Snow”.
El meteorólogo Gao Dengyi, uno de los “descubridores” de este asombroso cañón, aclaró en una entrevista que “aunque la existencia de la garganta fue desvelada en 1994, ésta ya era conocida por los tibetanos que habitan la cuenca del río y había sido recorrida por exploradores extranjeros”.
El Yarlung Zangbo-Bramaputra, que tras discurrir por el sur del Tíbet en dirección este da un brusco giro al sur para internarse en la India y desembocar en Bangladesh, corta en dos la meseta tibetana precisamente en la zona donde ésta alcanza las mayores alturas, lo que aumenta la espectacularidad del lugar.
Según expertos citados por la agencia oficial Xinhua, la formación geológica se creó hace unos dos millones de años, cuando el río, en busca de una salida al mar, bordeó el monte Namjagbarwa y erosionó las grietas de esa zona.
Gao explica que mientras en lo alto del cañón se registran las rigurosas temperaturas propias del clima de montaña tibetano, “en el interior de las zonas más profundas existe un clima tropical, ya que a esa zona llegan los vientos del monzón provenientes del Océano Índico”.
“Por ello, en el lugar hay un microclima mucho más húmedo que en la parte superior del cañón e inusual para la latitud en la que está, con una temperatura entre siete y ocho grados superior, que permite la existencia de especies animales y vegetales únicas”, añadió el experto.
El cañón tiene una longitud de 502 kilómetros, una profundidad media de tres mil 700 metros (que llega a los seis mil 009 en su punto máximo) y una anchura mínima de 35 metros.
Gao no participará en el viaje de este mes, pero sí exploró esa remota zona del Tíbet en las décadas de los años setenta y ochenta, junto a otros expertos de renombre en el país como el geólogo Yang Yichou y el botánico Li Bosheng, en viajes promovidos por la Academia China de Ciencias.
Esos viajes mostraron al país una región tan desconocida como la tibetana, que a pesar de formar parte de China desde los años cincuenta del siglo pasado -y tener siglos de relaciones históricas con el país- es una gran desconocida para los chinos.
Aunque Pekín insiste en que el Tíbet es parte inseparable de China, lo cierto es que las características de la meseta tibetana, con un clima extremo y unas alturas mínimas de cuatro mil metros que dificultan los viajes y su conexión con el resto del país, hacen que muchas de sus zonas poco habitadas apenas estén exploradas.
El Yarlung Zangbo-Bramaputra tiene unas cascadas y saltos espectaculares a su paso por el cañón, lo que según Gao, “de ser controlados, podrían convertirse en la central hidroeléctrica más potente del mundo”, aunque reconoció que era difícil su construcción en un paraje tan inhóspito.