Dulcilí, muchacha ingenua, le pide a Libidiano, galán diestro en artes de concupiscencia: "Te ruego que apagues la luz, Libi. No me gusta que me vean en el momento del amor". Responde Libidiano: "Va a ser difícil que nos dejen apagar la luz, cariño. En las orgías las luces están siempre encendidas". (Claro, para la buena organización del evento)... Malsinado, pobre hombre de hado adverso, le dice a su mujer: "Me enteré de que sostienes relaciones con mi jefe". "Por supuesto -responde la señora-. Y por el tuyo también. ¿Acaso crees que esos ascensos, y los aumentos de sueldo que te ha dado, se deben a tus méritos o a su buena voluntad?". (Malsinado debía darle gracias a su esposa: él no tenía que poner nada)... Le comenta una chica a otra: "Para mí eso del sexo es un dolor de cabeza". "No me lo explico -se extraña la amiga-. Es de las partes que menos intervienen". (Al menos para pensar las cosas)... Le cuenta una señora a su vecina: "Mi marido es un gatito en la cama". "¿Muy mimoso?" -pregunta la vecina. "No -replica la señora-. La deja llena de pelos". (Por la edad ya estaba pelechando el infeliz)... El condenado a muerte se hallaba ya ante el pelotón que lo iba a fusilar. El capitán se le acerca. "¿Quiere fumar?" -le ofrece tendiéndole la cajetilla de cigarros. "No, gracias -contesta el reo-. Estoy tratando de dejar el vicio". (Nunca es tarde)... Don Serafino, señor de buena voluntad, fue al pipisrúm del baño y ahí vio a un hombre cuyas manos se agitaban con violencia. Pensó don Serafino que el pobre tipo sufriría algún mal convulsivo, y compadecido de su suerte le pregunta: "¿Puedo ayudarle en algo, caballero?". "¡Cómo se lo agradezco! -responde el otro-. Por favor, desabrócheme y sosténgame lo necesario para poder desahogar la urgencia que me trajo aquí". No sin sentir ciertos escrúpulos, tanto de higiene como de pudibundez, don Serafino obsequió el singular deseo del sujeto, y aun, al término de la operación, cumplió el piadoso deber de darle las tres o cuatro sacudiditas de rigor. Los favores se hacen completos o no se hacen. "¡Gracias otra vez, señor! -exclama con emoción el individuo mientras don Serafino volvía las cosas a su lugar y le abrochaba la bragueta o portañuela-. ¡No sé qué habría hecho de no ser por usted". "Dígame, amigo -pregunta don Serafino (Llamó "amigo" al sujeto pues con lo sucedido le había tomado ya cierta confianza)-. ¿Padece usted alguna penosa enfermedad que lo hace agitar así las manos?". "A Dios gracias disfruto de cabal salud -responde el otro-. Lo que sucede es que me acabo de barnizar las uñas, y estaba esperando que se me secaran". (Era metrosexual, seguramente)... La curvilínea rubia le dice al juzgador: "Ese hombre se aprovechó de mi inocencia, señor juez, y con su labia me sedujo. Y no crea usted que nomás una vez". (Era reincidente)... Sin duda alguna el PAN es el partido que en modo más democrático está llevando a cabo la elección de su candidato presidencial. El PRI, sin hacer a un lado el esfuerzo democratizador de los gobernadores que integraron el llamado Tucom, no puede superar aún sus viejos vicios, y aturrullado por la falta de un Presidente que designe a su propio sucesor anda a trompicones, y no atina ni siquiera a dar una apariencia de ejercicio democrático. Por su parte el PRD pone en práctica un esquema autoritario: quien se presenta como precandidato único es candidato ya, y López Obrador, en plena campaña, toma evidente ventaja sobre sus eventuales adversarios de los otros partidos, aunque para efectos de ley disfrace sus viajes de proselitismo con la infantil ficción, por no decir mentira, de que anda en busca de la candidatura. (Una mentira más, por no decir ficción, qué importa)... FIN.
