México, (EFE).- La Ciudad de México acogerá a partir del próximo abril la primera cantina del país sin bebidas alcohólicas, un proyecto del empresario Othón Gomezcésar que pretende convertirse en una nueva alternativa para quienes quieren dejar de beber.
"Es un concepto nuevo, creo que no existe en México ni en ningún otro lado", señaló el empresario mexicano, quien tramita ya con las autoridades del barrio popular de Azcapotzalco los permisos de apertura del negocio.
"La cantina en México es una tradición que data de los españoles, que la trajeron. Yo era asiduo de ellas, recuerda este empresario de 45 años, quien se reconoce alcohólico aunque mitigó su adicción con la ayuda de las bebidas sin alcohol, poco extendidas en México.
"La idea de ésta es, por un lado, brindar esa oportunidad a la gente que quiere dejar de beber, que pueda ir a sentirse en ese ambiente de cantina tomándose una cuba (ron con cola)", explica Gomezcésar.
"Eso le puede ayudar, si no a solucionar el problema (...) sí a disminuir el daño", añade este empresario que asocia el beber con una necesidad de desinhibición.
Admite que él mismo logró controlar su dependencia con ayuda del vino y la cerveza sin alcohol pero recuerda que la lucha ha sido difícil por la enorme presencia social del alcohol en las sociedades actuales.
En 1997, durante una visita a España, se percató del éxito en implantación y ventas que tenían las bebidas no alcohólicas en los bares, se interrogó por qué dicha situación no existía en México, y se convenció de que podía hacer un bar con todo igual excepto con el tipo de bebida.
"La (gente) que quiere dejar de beber, muchas veces, no se atreve a acercarse a Alcohólicos Anónimos (AA) porque eso trae una carga social que no todo el mundo está dispuesto a soportar, un estigma", señaló.
Las cantinas mexicanas son locales con barra de madera y contrabarra con un gran espejo en un local ambientado con motivos taurinos o asociados con el fútbol, donde se sirven bebidas y botanas (tapas).
Las mesas tienen portavasos cada una para que en ellas se pueda jugar al dominó o a los dados, y las atienden camareros de pantalón negro, camisa blanca, corbata de moño y chaleco de color.
En ellas hay música en directo, generalmente interpretada por tríos, que amenizan las reuniones de amigos con temas populares, norteños, boleros y cualquier canción al gusto de público.
Gomezcésar inscribe su negocio dentro de la moda de lo "light" y cree que será capaz de ofrecer copas sin alcohol más baratas que las que contienen alcohol, ya que en casi todos los casos, con la excepción de la cerveza, las bebidas no alcohólicas son más baratas.
De México critica que tenga cinco cervezas sin alcohol a la venta pero que ninguna de ellas sea nacional, todas importadas.
Lamenta que en la práctica totalidad de los bares, discotecas y otros locales mexicanos de esparcimiento, el cliente tiene que consumir alcohol para poder entrar.
"Aunque no te lo tomaras tenías que pagar", afirma el empresario, quien espera obtener pronto los permisos de juego con que cuentan otras cantinas.
El empresario está poniendo en este proyecto personal, que bautizará con el nombre de "Barsin", un millón de pesos (90.900 dólares) y toda la energía para rastrear en todo el mundo licores no alcohólicos que sepan igual que los originales.
Sucedáneos del ron, del whisky, del vino, del champán, y licores de almendra, plátano, chirimoya, manzana, mora y melón, además de la cerveza sin estarán en la carta de bebidas de la cantina.
Varios licores más se fabrican pero combinados: la ginebra existe sin alcohol pero con tónica; el tequila también, con zumo de toronja y refresco de cola, lo que en México se conoce como una "paloma".
Aparte de servir bebidas no alcohólicas a quienes no beban ni deseen beber Gomezcésar espera "sensibilizar a los empresarios mexicanos" de que en el negocio de las bebidas también son rentables las no alcohólicas.
A su juicio hace falta ser más creativos en la búsqueda de soluciones al alcoholismo en un país donde al menos siete millones de niños tienen padres alcohólicos, y donde el 77 por ciento de los varones y el 45 por ciento de las mujeres beben.