Toronto (Canadá), (EFE).- En una modesta oficina de las afueras de Toronto dos empresarios ultiman un plan para revolucionar el mundo de los churros, el alimento español que prácticamente no ha sufrido cambios en los últimos 400 años.
Robert Davis y Moses Bendayan, presidente y director de operaciones de "Churrísimo", respectivamente, están convencidos de que los churros pueden ser un auténtico "boom" mundial y desde sus pequeñas oficinas en Scarborough -uno de los barrios de la periferia de Toronto- están dispuestos a demostrarlo.
En las últimas semanas "Churrísimo" ha abierto dos tiendas en el centro de Toronto donde vende el tradicional producto, acompañado por chocolate caliente y zumos naturales, y prepara abrir una decena más de establecimientos en la principal ciudad canadiense.
Es sólo el principio. Los planes de Davis y Bendayan pasan por abrir múltiples tiendas en todo Canadá para pasar después a Estados Unidos e incluso España.
"¿Sabes cuál es el tercer producto que más se consume en Disneylandia en California? Churros. Primero son perritos calientes, luego patatas fritas, pero se venden 2,5 millones de churros al año" explica emocionado Davis.
Hasta hace poco, Davis no tuvo demasiado contacto con la cultura española o latina más allá de alguna que otra vacación en algún punto turístico del Caribe.
Pero desde que Bendayan -un canadiense de origen sefardí-venezolano- le presentó la idea de abrir una cadena de tiendas de churros en Canadá, Davis ha descubierto un nuevo mundo que disfruta con total pasión.
"No hay nada como sentarse en una terraza en Madrid y probar, ¿cómo se llaman, Moses? Ah sí, boquerones", explica.
Antes de poner en marcha la idea de "Churrísimo", los dos visitaron España, recorrieron varios puntos de la geografía de ese país visitando churrerías y conociendo "maestros churreros", como los denomina Davis.
De España regresaron a Canadá con una máquina para hacer churros, chocolate comprado en Albacete y un montón de ideas que rápidamente ponen en marcha.
La prueba de fuego fue el pasado verano durante la Exhibición, popularmente conocida como "Ex", una feria que se celebra cada año en Toronto desde hace décadas y que atrae a centenares de miles de personas.
"En 12 días vendimos 100.000 churros. Había colas de 45 minutos para probarlos. Y eso que el año pasado entre el apagón y la resaca de la neumonía asiática no fue uno bueno", explica Davis.
El éxito en la "Ex" les aseguró que los churros tienen un gran futuro.
"Todo lo que es latino, hispánico, es enorme en estos momentos. La música, la comida, el baile, la cultura. Es una gran oportunidad de negocios", dijo Davis.
El mayor problema con el que se han enfrentado de momento es que no pueden freír los churros en las tiendas.
"La normativa nos obligaría a colocar los establecimientos en la zona de restauración de los centro comerciales y no queremos eso. Así que los producimos todos en un local y los ultracongelamos inmediatamente. La calidad está asegurada. Recientemente nos visitó un maestro churrero español y alabó el producto", continúa Davis.
Además, "Churrísimo" experimenta con nuevas recetas para acercar la experiencia al máximo a lo que alguien en España o México puede experimentar.
Davis y Bendayan están orgullosos de su producto, pero ahora ya preparan el salto.
"Lo próximo es salsas para mojar los churros. Mi favorita es la de pimientos rojos asados con crema y también la salsa picante. Eso es lo bueno de los churros, la masa es neutra, así que si no se les pone azúcar pueden combinarse con cualquier salsa", dice Davis.
Davis y Bendayan tienen otros planes para "Churrísimo" que prefieren no desvelar de momento, pero garantizan que "van a ser la bomba".
Un éxito que les permitirá tener entre 20 y 25 establecimientos en Toronto vendiendo churros para finales de este año.