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Los Sánchez Navarro

José Miguel Sánchez Navarro

Cómo fue que un simple cura de pueblo llegó

a poseer un latifundio de 356 mil hectáreas

(Primera de cuatro partes)

Santiago de la Monclova era un lugar difícil para aquél que pretendiera hacer fortuna. Una monótona villa, con casas de adobe apiñadas alrededor de una polvorienta plaza. Así era la capital de Coahuila o Nueva Extremadura en el año de 1767, una villa conformada tan sólo por unos cientos de familias, 35 soldados del presidio marcado todo por una pobreza extrema.

Llegar a ser párroco de esta villa era una alternativa de la que nadie pudiera ufanarse, pero para el padre José Miguel Sánchez Navarro representó la oportunidad de construir a partir de 1765 un gran imperio económico, y asistido por sus hermanos formó un latifundio que lo convirtió en el más opulento de los hacendados de la Nueva España.

Las vastas tierras de Coahuila se podían adquirir por medio de ?mercedes? -donaciones reales concedidas en reconocimiento a servicios prestados a la corona- o bien por medio de la compra de éstas en subasta pública, a lo que se les llamaba : ?tierras realengas?.

Las tierras obtenidas por ?mercedes? no incluían los derechos de agua, a menos que fueran específicamente mencionados. El agua era tan escasa e importante que ésta se concedía específicamente por número de días, horas e inclusive minutos, durante el mes, por lo que el propietario de tierras buscaba siempre la forma de agenciarse algo de agua con qué regar sus campos y dar de beber a sus animales...

En aquel entonces la mayoría de estas tierras pertenecían al Marquesado de Aguayo extendiéndose sus terrenos incluso hasta abarcar los manantiales de agua que surtían a la hacienda de Parras, y que utilizaban sus moradores para regar sus viñedos, misma a la que el marqués le ponía un precio.

Para 1760 el marquesado de aguayo ocupaba 6,540,847 hectáreas equivalentes a 59,437 Km. cuadrados ?dos terceras partes de lo que hoy es Portugal- y la cría de ovejas era su principal actividad, estimándose sus rebaños entre 200 mil y 300 mil cabezas.

En aquel entonces no era extraño que los curas fueran propietarios de tierras. Como lo fue el caso del capellán Baldo Cortés en la fundación de Saltillo en 1575 y otros clérigos más que poseyeron en aquellos tiempos grandes extensiones de terreno. Mismo caso de José Flores de Ábrego quien fue cura de Monclova por casi 60 años, y quien al morir en 1755 dejó el respetable latifundio de 61,968 hectáreas que heredó a su sobrino, mientras la designación de su sucesor en iglesia de Monclova recayó en la persona del joven cura José Miguel Sánchez Navarro.

El linaje de José Miguel se remontaba al Siglo XIII en que los Sánchez Navarro se habían distinguido en España peleando contra los musulmanes. El nombre de esta familia llegó al nuevo mundo con el capitán Juan Sánchez Navarro emigrado a la Nueva España en 1550 y quien participó en la colonización de la frontera norte, siendo uno de los fundadores de Saltillo en 1575. Al tiempo de su muerte en 1600 don Juan Sánchez Navarro había establecido una familia cuyos descendientes al unirse con las familias Arizpe y Rodríguez de Saltillo llegaron a desempeñar luego un papel importante en el desarrollo de Coahuila.

Cuando la colonización avanzó hacia el norte varios miembros de la familia Sánchez Navarro radicados en Saltillo se movieron con ella, como el sargento Diego Luis Sánchez Navarro miembro de la expedición que en 1674 fundó la villa de Nuestra Señora de Guadalupe de la Nueva Extremadura. Cuando tiempo después fue fundada Monclova en 1689, Diego Luis recibió varios títulos de propiedad de muchas tierras próximas a la villa y retirándose de la milicia con el grado de capitán se dedicó a explotar sus tierras .

Otro familiar, Juan Bautista Sánchez Navarro fue uno de los comisionados por el gobernador de Coahuila para fundar la misión de Dulce Nombre de Jesús de Peyotes al norte de Monclova.

Al inicio del Siglo XVIII los Sánchez Navarro disfrutaban de una excelente posición social siendo una de las primeras familias de hidalgos o nobles de Coahuila.

Dentro de la familia de los Sánchez Navarro habían diferentes jerarquías, desde simples soldados como Joaquín y Cristóbal que participaron en la fundación del presidio de Santa Rosa, hasta curas como Leonardo y José Martín que oficiaban en el curato de Saltillo.

José Miguel hijo mayor de Cristóbal José, nació en Saltillo en 1730, y a los 25 años pasó a ser cura de Monclova. Y aunque José Miguel era muy competente como sacerdote lo era más como negociante, y aprovechando que en aquella época no existía aún la prohibición de que los curas participaran en transacciones comerciales para su beneficio, se inició en los negocios.

Para ello compró un terreno frente a la plaza -enseguida de la iglesia- y puso una tienda que al tiempo se convirtió en la más importante de los alrededores, dedicándose al comercio de telas, comestibles, lencería, herramientas y demás mercancías que el cura traía desde Saltillo.

Para 1760 sus propiedades aumentaban y para ayudarse mandó traer de Saltillo a su hermano José Gregorio, y juntos engrandecieron el negocio al grado de que pasaron del comercio, a la cría de borregos.

El próximo domingo: El cura José Miguel Sánchez Navarro es nombrado administrador provincial de los diezmos de la iglesia y el recolector más importante de diezmos de la Nueva España, iniciando con ello el más productivo negocio para su persona que él hubiera soñado.

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