Liv Tyler no tiene muchos buenos recuerdos de la trilogía de EL Señor de los Anillos
El País
Madrid, España.- Bertolucci le robó la belleza y le dio la fama. El Señor de los Anillos la mandó a la estratosfera. Pero ella prefiere las cosas pequeñas, como la película Una Chica de Jersey.
Arwen murió, al menos para Liv Tyler que, a pesar de la fama que le reportó la trilogía de El Señor de los Anillos, no tiene demasiados buenos recuerdos del duro y largo rodaje en Nueva Zelanda.
Llevaba fatal la reclusión, no soportaba tanta soledad y recogimiento, necesitaba a su novio (hoy esposo), el rockero Royston Langdon, del grupo Spacehog. Tuvo que aprender a luchar con espadas para unas escenas que luego fueron eliminadas.
Le costó un montón, según confiesa, aprender a recitar textos en elvish, el idioma de los elfos, y pasó por una vergüenza superlativa cuando dejó olvidadas sus orejas puntiagudas en el coche y se derritieron. Encima, tuvo que mantenerse a régimen, llegando a pasar hambre. Hoy todo está en el pasado.
Apenas terminó el rodaje se dedicó a comer como una posesa. ?Me habían dicho que si perdía peso podría encontrar mejores ofertas de trabajo, pero me niego a someterme a esas apreciaciones de Hollywood. Para el resto del mundo estoy delgada y a mí me gusta como estoy?.
Con el dinero que le reportó El Señor de los Anillos se compró una casa de 1861, en Nueva York, y tomó la decisión de casarse con el que había sido su novio durante años, en un festín en el Caribe, al que no fueron invitados sus padres, Steve Tyler, el líder del grupo rock Aerosmith, y la ex chica Playboy, Bebe Buell.
Ahora mismo espera su primer bebé, que nacerá este invierno, y ha vuelto a los terrenos que más le gustan, el de un cine menos espectacular, con personajes más terrenales. Este mes se estrena en España el que fue su paso inmediato después de El Señor de los Anillos: Una Chica de Jersey, la película más íntima y personal rodada hasta el momento por el gamberro Kevin Smith (Clerks, Persiguiendo a Amy).
Aquí la veremos, una vez más, junto a Ben Affleck, un viejo amigo con el que ya había estado en Armageddon (Michael Bay, 1998). En la ficción, Tyler rescatará a Affleck de un bache personal: acaba de quedarse viudo (de su ex en la vida real Jennifer López) y su vida de yuppi en ascenso se va al garete, debiendo ocuparse de su hija pequeña.
?Raramente encuentras personajes como Maya?, dice Liv Tyler de su papel. ?Es divertida, inteligente y femenina. Lo que está tratando de demostrarle a Ollie, el personaje de Ben, es que lo que tiene está bien y que la fantasía de lo que él desea no es necesariamente lo que necesita para vivir y seguir adelante?.
A pesar de que no se siente cantante, como su padre, a Liv la música no le asusta y en Una Chica de Jersey aparecerá cantando junto a Affleck un fragmento del musical Sweeney Todd. Entre el actor y ella existe una gran amistad y, por esas casualidades de la vida, junto a Casey Affleck, hermano de Ben, Liv rodó antes de su embarazo otro filme pequeño: Lonesome Jim, dirigido por el también actor Steve Buscemi, aún pendiente de estreno.
A estas alturas de la vida (Liv tiene 27 años y una quincena de películas), asegura estar un poco harta de contar a la prensa el culebrón de su propia vida. Pero tiene tanto morbo y es tan de película que parece imposible pasarlo por alto y no seremos nosotros los primeros en no contarlo.
Cuando nació, su madre huyó de su padre, el rockero Tyler, que caía en un abismo a causa de la heroína. Y como lo que le gustan son los rockeros, se lió con Todd Rundgreen, vocalista de Utopía, haciéndole creer a la niña que era su padre.
Steve Tyler rondaba la casa y la pequeña Liv no dejaba de asombrarse por su parecido con él, hasta que un día conoció a una niña clavadita a ella, que resultó ser su hermana, y la madre no pudo ocultarle ya quién era su padre. Tenía diez años.
Se hizo amiga de su padre y con él y los Aerosmith grabó el escandaloso clip de la canción Crazy, en la que salía con una también adolescente Alicia Silverstone. ?Ser hija de un famoso es divertido pero lidiar con tu propia popularidad es más difícil?.
Es, en realidad, la parte que peor lleva desde que rodó para Bernardo Bertolucci Belleza robada y se convirtió en una celebridad; pero lejos de lo que pudiera pensarse, Liv Tyler no es de las que llevan una vida tan alocada como la de sus padres. Todo lo contrario.
Disfruta cocinando y escondiéndose en lugares apartados (adora el pueblo de Sausalito). Tiene un cercano círculo de amigos, entre los que se cuentan Kate Hudson y el hijo del rolling stone Keith Richards (es madrina de su hijo).
Aunque abandonó la publicidad siendo niña, ahora mismo ha aceptado ser la imagen de la casa Givenchy y también ser Embajadora de Buena Voluntad de Unicef.
Sin embargo, lo que hoy ocupa toda su atención es su hijo por nacer. ?Siempre quise tener una familia, y después del matrimonio Ron y yo estuvimos buscando este bebé?.