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Entre la historia y el abandono / EL COYOTE, COAH.

EL COYOTE | LO QUE EMPEZÓ COMO UNA HACIENDA TEMINA EN CUATRO EJIDOS CONURBADOS

POR PRIMITIVO JAVIER GONZÁLEZ

EL SIGLO DE TORREÓN

Aseguran pobladores que la situación actual se asemeja a la vivida antes del Reparto Agrario

EL COYOTE, COAH.- Profanación de tumbas, una hacienda enorme que dio origen a cuatro poblados conurbados y el Reparto Agrario, forman parte de la historia del ejido El Coyote, del municipio de Matamoros.

Cuenta Jesús Hernández Salazar, de 63 años e hijo de ejidatario, que el fundador y propietario de la hacienda San Antonio del Coyote, fue don Andrés Eppen.

El principal cultivo de la hacienda, donde trabajaban cientos de personas la mayor parte del año, era el algodón, en virtud de que tenía mucha demanda para la elaboración de ropa.

Al observar la pobreza extrema de los peones, el general, Lázaro Cárdenas, presidente de México de 1934 a 1940, expropió las tierras de los hacendados en 1936 e inició en La Laguna, el Reparto Agrario a los campesinos, acción que se extendió al resto del país, al tiempo de poner en marcha la Reforma Agraria, con la intención de que los campesinos se convirtieran en dueños de la tierra que trabajaban.

La Reforma Agraria iniciada por Cárdenas dio esperanzas a miles de campesinos laguneros que se convirtieron en ejidatarios, pero con el paso de los años, este gran movimiento se vino abajo al faltar asesoría y equipo para trabajar la tierra, aunado a los actos de corrupción que se dieron entre líderes campesinos y funcionarios del entonces Banco de Crédito Ejidal, que luego adoptó el nombre de Banco de Crédito Rural.

Con la expropiación, la hacienda de Andrés Eppen, de unas dos mil 500 hectáreas, se dividió en cuatro pequeñas propiedades de 150 hectáreas y el resto de las tierras se entregó a los ejidatarios. Fue así como surgieron los ejidos El Coyote, Buen Abrigo, El Fénix y Los Ángeles.

Así como el algodón dio renombre y progreso temporal a La Laguna, también este cultivo fue clave para el empobrecimiento del campo, al desplomarse el precio por la aparición de las fibras sintéticas.

En la actualidad, en los cuatros poblados conurbados habitan alrededor de 20 mil personas, la mayoría de las cuales no se dedica a las actividades del campo, en virtud de que la reforma al Artículo 27 Constitucional, ordenada y decretada por el ex presidente, Carlos Salinas de Gortari, permitió la enajenación o venta de las tierras, a lo que se vieron obligados los ejidatarios que no tenían recursos para sembrar.

La situación actual se asemeja a la vivida antes del Reparto Agrario, ya que existen productores privados que han adquirido tierras y pozos agrícolas, donde tienen como trabajadores a los ahora ex ejidatarios.

El mausoleo

De diciembre de 1909 a diciembre de 1910, se construyó el mausoleo erigido al señor Andrés Eppen, donde fueron depositados sus restos, los cuales luego de varios años sus familiares los trasladaron a Torreón.

Con dos columnas estilo griego a cada lado de la puerta, rematadas con figuras de ladrillo ya semides-truidas, una pintura en el interior así como en la cúpula, el mausoleo acusa el deterioro del paso del tiempo, aunque todavía es utilizado para depositar cuerpos de personas fallecidas en fechas recientes.

Algunos vecinos solicitan a las autoridades municipales de Matamoros que gestionen ante el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), a efecto de que lo visiten y determinen si tiene algún valor arquitectónico e histórico, con la finalidad de que se restaure y proteja.

La profanación

En 1976, varios hombres en estado de ebriedad profanaron las criptas del citado mausoleo y sacaron los cuerpos de los curas Francisco Luna, que falleció en 1915 y de Lucas Cervantes, párroco de Matamoros, Coahuila, muerto en 1940, con la supuesta intención de ver si había algunas joyas en los ataúdes, hecho que causó conmoción y repudio entre los habitantes de los cuatro poblados, aunque también se descubrió un hecho sorprendente.

El actual párroco de Nuestra Señora de Guadalupe, Mario Hernández Huitrón, cuenta que el cuerpo del sacerdote Lucas estaba incorrupto. No se había descompuesto con el paso de los años.

“El padre Luna sí estaba ya un poco descompuesto, pero el del padre Lucas estaba como si se hubiera muerto ese mismo día”, cuenta a El Siglo de Torreón una colaboradora del párroco, de nombre María, quien asegura haber visto los cuerpos en la Parroquia, a donde fueron llevados.

Los restos de ambos sacerdotes descansan ahora en la base del retablo de la Parroquia, luego de haber permanecido primero en el mausoleo y después en el panteón de Coyote.

Aunque la fachada de la parroquia ha sido modernizada, es muy antigua, ya que en 1896 la terminaron de construir y todavía se tiene el libro de 1900, donde quedó registrado el primer bautismo con una letra manuscrita que denota una excelente caligrafía, obra del sacerdote de ese entonces, Jesús Treviño.

La parroquia era más pequeña, explica el párroco Hernández Huitrón, en virtud de que era la capilla de la Hacienda y al ampliarla se trató de construir el altar en su forma original, para lo cual se basaron en fotografías antiguas de bodas y bautismos.

Todavía las autoridades municipales tienen mucho por hacer en estos poblados vecinos, en servicios como el drenaje y pavimento, fuentes de trabajo y reparación de caminos vecinales, los cuales se encuentran en condiciones desastrosas.

Un problema que crece

Uno de los principales problemas sociales que enfrenta desde hace años este poblado y los conurbados, es la proliferación de bebidas embriagantes y la impunidad de que gozan los vendedores, ante la indiferencia de las autoridades municipales y corporaciones policiales estatales.

“Los Carraca”, “La Mimis” y otros más, muy conocidos en los cuatro poblados, son los que comercian con las bebidas embriagantes a toda hora del día y por la noche, además de los domingos, cuando se supone que hay Ley seca, lo cual se vive ya desde hace más de diez años.

Ante esa situación, el alcalde de Matamoros, Felipe Medina Cervantes, adopta una actitud pasiva y permisiva con el argumento de que en todos los municipios laguneros se da la misma situación, lo que refleja falta de voluntad para controlar este problema social que ocasiona riñas y conflictos de carácter familiar.

Por otra parte, los agentes de las corporaciones policiales que recorren las poblaciones y que saben a la perfección dónde se violan los horarios para la venta de bebidas alcohólicas y la Ley seca, no actúan para impedirlo, aseguran los mismos habitantes.

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