México, DF.- El cómico mexicano Germán Valdés “Tin Tan”, quien murió hace 30 años, recorrió una senda plagada de influencias artísticas y culturales que lo llevaron a crear uno de los personajes emblemáticos del cine de este país, sin perder su calidad como persona.
Germán Genaro Cipriano Gómez Valdés Castillo, que fue su nombre verdadero, nació el 19 de septiembre de 1915 en esta capital, donde murió el 29 de junio de 1973, y junto con sus compatriotas Mario Moreno “Cantinflas” y Manuel Medel —los dos ya fallecidos— formó la trilogía de cómicos que hasta la fecha ha sido insustituible.
El cinco de noviembre de 1943 trabajó como profesional en el Teatro Iris, de esta metrópoli, y a partir de ese momento, de acuerdo a sus propias palabras, todo fue éxito también en el cine, radio y televisión.
“Tin Tan” filmó 106 películas, incluyendo dos cortometrajes y tres doblajes para Walt Disney.
Marcelo Chávez Herrera, quien murió el 14 de febrero de 1970, fue la pareja o “patiño” de cabecera de “Tin Tan” durante casi toda su carrera artística y ambos, aparte de divertir al público en carpas y más de 60 cintas, consolidaron una fraterna amistad.
Marcelo fue un diestro con la guitarra y en él revire a la hora de los chistes.
El ventrílocuo y empresario ecuatoriano Paco Miller -ya fallecido- lo bautizó como “Tin Tan”, sobrenombre que aceptó a regañadientes y con el cual debutaría en la Ciudad de México.
Fue la oportunidad de exponer en el escenario no sólo la vestimenta y forma de hablar del pachuco, sino un sentido del humor con inteligencia.
“Tin Tan” usaba como vestimenta el clásico vestido de los pachucos: estrafalarios y amplísimos pantalones que empiezan a la altura del pecho, gruesos tirantes, una larga cadena de reloj de bolsillo atada al pantalón, un ridículo corbatín al igual que su sombrero de ala ancha con pluma de pavorreal.
Esa era la manera de vestir de los pachucos o los tarzanes, que en la década de los cuarenta constituían la pesadilla de la colonia mexicana en Los Ángeles, California, y el lenguaje de los pachucos era muy sui géneris. El Nobel de Literatura 1990, el mexicano Octavio Paz, en su libro El Laberinto de la Soledad, en 1950 describe con tino la cultura del pachuco.
En ese entonces, Paz señaló: “Los pachucos son bandas de jóvenes, generalmente de origen mexicano, que viven en las ciudades del sur y se singularizan tanto por su vestimenta como por la conducta y el lenguaje.
El pachuco no quiere volver a su origen mexicano; tampoco -al menos en apariencia- desea fundirse a la vida norteamericana. Todo en él es impulso que se niega a sí mismo, nudo de contradicciones, enigma.
Y el primer enigma es su nombre mismo; pachuco, vocablo de incierta filiación, que dice nada y dice todo. Queramos o no, estos seres son mexicanos, uno de los extremos a que puede llegar el mexicano...”.
El escritor Salvador Novo, que fue cronista de la Ciudad de México, criticó la deformación del lenguaje hecha por “Tin Tan”.
Su popularidad en la radio y escenarios reportó al comediante ingresar al cine, donde su atuendo de pachuco, lenguaje irreverente y espontaneidad le permitieron cultivar la preferencia de diversas generaciones de espectadores.
Cuando el movimiento pachuco declinó en los años cuarenta, el director de cine, Gilberto Martínez Solares, supo combinar el habla popular y humor del mexicano con la vivacidad de “Tin Tan”, transformándolo en un pícaro de barriada que conquistó el corazón del público.
Al decir de los críticos, gracias a Martínez Solares las comedias de “Tin Tan” fueron el espejo fiel de una urbe que enfrentaba cambios sociales.
Su capacidad de improvisación consolidó a “Tin Tan” en indiscutible figura del cine mexicano, detrás de la cual destacó un equipo de directores y actores a quienes cuidó y protegió dentro y fuera de los sets de filmación.
El auge de géneros musicales, aunado a su ingenio para parodiar canciones y artistas de éxito, permitió a “Tin Tan” no sólo plasmar inolvidables escenas de película, sino hacer gala de su bien educada voz en radio y foros de revista.
Tres décadas de intensa vida artística respaldan el mito que se convirtió en leyenda: “Tin Tan”.
“Tin Tan” fue inhumado en el lote de actores del Panteón Jardín, de esta metrópoli, donde Arturo “Bigotón” Castro pronunció unas palabras de despedida ante una multitud que acompañó al artista a su última morada.
Allí, amén de su familia, también estaban Fernando Soler, “Cantinflas”, Claudio Estrada y Martínez Solares, su director de cabecera y gran amigo.