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Sobre los primeros mercados

El Conacultó editó un nuevo libro de consulta

MÉXICO, DF.- Si Moctezuma Ilhuicamina (1440-1469) viajara por una máquina del tiempo y apareciera repentinamente en el Zócalo no encontraría ya el gran mercado que mandó construir en la Plaza de Tenochtitlan, pero tendría muchas opciones para comprar lo que quisiera en la Central de Abastos o algún centro comercial o mercado popular, aparte de los tianguis.

En el libro Los Mercados de Tenochtitlan y Tlatelolco, editado por la Dirección General de Culturas Populares e Indígenas del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) dentro de la colección Cuadernos del CID, se encuentran datos, nombres, testimonios, pasajes y crónicas de la creación de los mercados y su relación con el poder y la organización social, de aquella civilización que se formó de una incipiente actividad comercial, hasta convertirse en el centro más poderoso de aquella época.

Cuando los aztecas dominaron Tlatelolco, resultado de la expansión colonialista de su imperio, el mercado del Templo Mayor redujo sus actividades. La mayor parte del tianguis pasó a Tlatelolco, dejando la plaza desocupada para la realización de las festividades religiosas a las que los antiguos habitantes eran afectos.

Centralizada la mayor parte de la actividad comercial en el mercado de Tlatelolco, éste tomó más importancia. Su tradición era larga y se remontaba a fines del siglo XIV. A él acudían diariamente millares de personas a comprar e intercambiar mercancías y materias primas.

Con el tiempo, el mercado de Tlatelolco se convirtió en un centro comercial extraordinariamente grande rodeado de muros. Sus actividades se extendieron hasta Xicalango, el centro comercial más importante de la región del sureste del México antiguo, donde también comerciaban los mayas. En este último tianguis, se comerciaban “mantas de piel de conejo, telas, joyas de oro, huipiles, orejeras de cobre y obsidiana, cuchillos, cochinilla, perfume de hiervas, plantas medicinales a cambio de chalchihuites, jadeítas, conchas marinas, conchas de tortuga, pieles de jaguar y puma, plumas de quetzal y xiutótol, y ámbar”.

La actividad comercial del mercado de Tlatelolco estaba regida por dos grupos. Los mercaderes de bajo rango formaban parte de la gran masa del pueblo campesino y artesano, perteneciente a la clase social de los macehualtin. Mientras que los mercaderes de alto rango llamados pochtecas, que regían todo el comercio de México-Tenochtitlan, pertenecían a los pipiltin, clase social que detectaba el poder político, económico y religioso.

En este pequeño libro, que no rebasa las 23 páginas y contiene ilustraciones de códices, mapas y murales, se concentra información muy valiosa y concisa que permitirá al lector imaginar y reflexionar sobre lo que fue nuestro país en el pasado, para entenderlo hoy y, con ello, vislumbrar el México del futuro.

La información compilada en Los Mercados de Tenochtitlan y Tlatelolco, realizada por la antropóloga Sonia Iglesias Cabrera, es producto del rescate del acervo de los trabajos de investigación que existen en el Centro de Información Documental (CID) de la Dirección General de Culturas Populares e Indígenas.

12 de Diciembre- El Día de la Virgen de Guadalupe también forma parte de la colección Cuadernos del CID. La intención del Centro de Información Documental es seguir publicando más números, para dar a conocer las investigaciones que el Centro realiza sobre diferentes temas de cultura popular.

Los mercados de Tenochtitlan y Tlatelolco se puede consultar en el Centro de Información Documental del Museo Nacional de Culturas Populares, ubicado en Av. Hidalgo 289, Col. Del Carmen, Coyoacán. El costo del ejemplar es de diez pesos.

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