EL SIGLO DE TORREÓN
TORREÓN, COAH.- A los diez meses su primera palabra no fue ni mamá ni papá, sino “colador”. Al año aprendió a caminar, y a los cuatro ya sabía leer y escribir. Hoy, con tan sólo seis años de edad, Renata Iberia Muñoz Chapa presentará su primer libro.
De frutitas, de tortillas y de un mundo mágico de paz y amor en Iraq, de eso habla Corazón de Nuez y Otros Relatos, publicación que será presentada hoy, a las 17:00 horas, en el marco de la Feria del Libro 2003.
Con los comentarios de su pediatra Ricardo Acosta, y del doctor en educación Sergio Raúl García, esta actividad tendrá lugar en el Gimnasio Torreón, sitio en el que se desarrollará la feria hasta el próximo miércoles.
Mientras juega con su pequeño caballo de peluche, Renata habla sobre sus cuentos: “Uno es de unas frutitas que se quieren mucho y se invitan a un restaurante; otro es de un marrano que es muy cochino, pero también están el de los niños de Iraq y el del Ratoncito de la Profesión”.
Es evidente su enorme capacidad de retención y su extrema sensibilidad, cuando habla. Dice que le fascina escribir y que cuando sea grande será una mujer policía. Inmersa en sus juegos, pareciera una niña cualquiera, pero no lo es.
Su mamá, Renata Chapa, dice que se sorprendieron cuando la pequeña de apenas un año y medio memorizó 25 diferentes gesticulaciones, caras que hacía para gracia de los demás, y que se asustaron cuando, antes de cumplir los cinco años, se aprendió de memoria un cuento de 30 páginas.
La imaginación es otra de sus cualidades. Todo empezó cuando dibujaba un osito que tenía un tarro de miel, pero no sabía si comerla o no. Contó esta historia a sus padres, según la misma Renata recuerda, y fueron ellos los que la guiaron para que escribiera su primer cuento, La Tortuguita Nadadora. Así, uno a uno fue escribiendo más relatos, hasta que tuvo tantos para hacer un libro.
Como es mucho el potencial que encontraron en su primogénita, sus padres encauzaron sus habilidades en un gimnasio de estimulación temprana, en donde además de trabajar su capacidad motriz, Renata aprendió a convivir con figuras relacionadas al arte y la cultura, pero sobre todo las letras.
Además, la niña toma clases de golf (“pero hoy no voy porque hay otros señores de un torneo, y está ocupado”), francés, de violín, teclado y solfeo. Aunque por supuesto que deja un tiempo para jugar con sus “Barbies”, a las “escondidas” y al “brinca, brinca”.
Para Renata, la literatura no es ninguna novedad porque en su casa los libros son el “pan de cada día”. Quizás, la sensibilidad para las letras no sea un hecho fortuito del destino, sino producto de la herencia. Porque su padre es uno de los escritores más prolíficos que ha dado la región: Jaime Muñoz Vargas.
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PARA HOY
La Feria del Libro Torreón 2003 es organizada por la Universidad Iberoamericana (UIA) Torreón, en colaboración con el Instituto Coahuilense de Cultura (Icocult) Laguna, el Teatro Isauro Martínez y el Museo Regional de La Laguna.
13:00 horas: Presentación del libro Julio Ramón Ribeyro: Cinco Claves de su Cuentística, de Gerardo García Muñoz.
17:00 horas: Presentación del libro Corazón de Nuez y Otros Relatos, de la niña Renata Iberia Muñoz Chapa.
20:00 horas: Presentación del libro Loquitas Pintadas y Crónicas Romanas, de Ignacio Trejo Fuentes.
NOTA: La exhibición de libros es nueve a 21:00 horas, la entrada es libre.
FUENTE: UIA Torreón
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Un mundo de paz
En Corazón de Nuez y Otros Relatos, los cuentos están agrupados en forma cronológica, es decir, del primero al último que escribió Renata. Es notable cómo evoluciona de una historia a otra su redacción.
El último de los cuentos habla de un país al que le gustaba la riqueza y que quiere petróleo. Le pregunta a su mapa mágico en dónde puede encontrarlo, y resulta que es Iraq, al que le declara la guerra y en donde la gente sufre mucho. Entonces, en respuesta Iraq envía aviones para atacarlo y destruye sus Torres Gemelas.
Pero, en vez de continuar con la violencia, Iraq invita a Estados Unidos a vivir en su territorio, y cuando llegan son recibidos con muchos “smuac, smuac, smuac”, o sea “besitos”, y así se convierte en un mundo de paz y mucho amor.
Quizás ésta sea la forma en que una niña de seis años explica la guerra y la manera en que le gustaría que se solucionara todo conflicto.
