El Siglo de Torreón
Haría falta un país muy estable para que Brozo dejara los informativos, asegura Víctor Trujillo, su creador.
Mientras come apresurado un cuerno de jamón y queso y se traga un café a grandes sorbos, este hombre, por un momento, enumera sin pruritos sus defectos confesables: necio, terco, hipersensible, excesivamente cuidadoso de las buenas costumbres, tiene que hacer un esfuerzo por ver lo que sienten los demás, muy orgulloso, le gusta divertirse demasiado. Y lo hace con un tono melancólico que habrá de poblar el resto de la charla. Porque así es Víctor Trujillo, aunque sea difícil imaginarlo de este modo, cuando cada mañana, durante cuatro horas, con una peluca verde y una nariz de payaso, se mofa de muchas de las noticias del país y del mundo, por la televisión, amparándose en la impunidad de su personaje: Brozo.
Y su programa (El Mañanero, que se emite de seis a diez por canal cuatro) se convirtió desde un comienzo en una cuestión de culto, un rincón para los que querían oponerse a todo. Pero cuando Brozo dejó canal 40 para pasarse a Televisa, muchos creyeron que el cómico había traicionado a su público y se iba a una empresa conservadora y oficialista a cambio de algunos millones de dólares (eso rumorea que le pagaron). Pero desde el primero de enero del año pasado, cuando salió al aire por primera vez en Televisa, nada parece haber cambiado en la estructura, en la libertad de su programa, salvo la cantidad de publicidad que ahora invade el espacio.
Lo cierto, es que sus opiniones desfachatadas son ahora palabra santa para una parte de la población. Esa parte que quiere más crítica y menos acartonada reflexión.
Pero, ¿durante cuánto tiempo podrá Trujillo mantener vivo a Brozo? ¿Hasta cuándo querrá la gente ver a un payaso dando noticias por televisión?
Uno tiene la sensación de que Brozo se subió encima de Víctor. Y que ya no va a soltarte.
Eso me decían hace diez años.
Esa es la prueba de que es cierto.
Sí, pero hace diez años tenía 30. Y había un montón de cosas que no había encarrilado en mi vida. Pero ahora, que ya tengo 40, Brozo no me crea un conflicto en mi vida personal o en mi carrera como actor. Porque finalmente, Brozo es mi juguete, mi creación.
Claro, pero también alguien creó un monstruo llamado Frankestein.
¡Ahí tienes! Y el que lo creó, era el doctor Frankestein. O sea, es la misma cosa. Pero, además, estando en canal 40, también puede hacer un programa -Las nueve y sereno- fuera de cualquier personaje, como Víctor. Y funcionó (suspira). Hace cinco años yo me sentía muy mal cuando alguien me preguntaba: “¿y usted antes de Brozo, qué era?” (se desarma de la risa).
El problema no es la pregunta sino la respuesta.
¡Era Víctor! Era un tipo que no se probaba nada más en el trabajo, sino en la vida, como esposo, como padre, como amigo. Entonces, no tengo ningún empacho en que Brozo se convierta en un personaje que...
... ¿que te coma?
Quién sabe si ese término es el adecuado. Me parece demasiado provocador.
Así soy.
(Se ríe) No, en serio. No sé si ser Brozo me nulifica, creo que me complementa. ¿Sabes por qué?... Porque como Víctor, no puedo decir las cosas que él dice.
¡¿Por qué no?!
Porque Brozo no tiene historia, no responde a nadie, es 100 por ciento visceral. Yo podría decir las mismas cosas pero de otra forma, con otros conceptos. Brozo tiene unas licencias extraordinarias. Quizá porque el personaje está muy bien diseñado.
Algunos disertan sobre por qué tiene que venir un
payaso a poner sentido crítico en las noticias de este país. ¿Tú qué
sientes?
Que tienen razón. Claro que yo estoy muy satisfecho de que esto se dé. Es un proyecto de muchos años. El día que mataron a Colosio empezamos a pensar en que las noticias tenían que cambiar. Y arrancamos con El Mañanero en radio el día que tomó el gobierno Ernesto Zedillo. Apostamos a que el PRI no iba a durar más de un sexenio. Llegamos hasta aquí después de mucho trabajo.
Estás contento...
Sí, mucho.
Claro, yo también lo estaría si me hubieran pagado millones de dólares para venir a esta empresa.
Sí. Si me los hubieran pagado a mí, yo estaría todavía más feliz de lo que estoy.
Hablas como si no te hubieran dado los tres millones que todo el mundo comenta.
Claro que nooo. Fue una buena operación, pero no me dieron tanto dinero. Tengo un contrato por varios años. No puedo decir por cuánto tiempo porque así lo exige el contrato. Y lo aclaro, para que no digan que soy un culeiro.
Todo el mundo cree que llegar a una empresa como ésta significa resignar libertades, ideales.
Así fue. Siempre fue así. Pero a mí no me han privado de nada. Tuvimos muchos encuentros previos a la firma del contrato para ponernos de acuerdo en todo. Y ahora nadie me sugiere nada y me regaña por nada. Salvo mis hijas (sonríe) ellas son las únicas que me regañan.
¿Cuántas hijas, cómo...?
¿De veras quieres que te platique “cómo”?
Sííí, platícame “cómo”.
Bueno, pues, mejor te hago un dibujito (se muere de la risa). Son dos, una de 13 y una de 11 y me caen estupendo.
¿Y tú les caes bien a ellas?
Sí. Y disfrutamos mucho de estar juntos. Se van a ir de la casa antes de lo que me imagino. Y quiero haber vivido muchas cosas con ellas. Digamos que mi esposa y yo hemos invertido para cuando nosotros seamos viejos y ellas ciudadanas del mundo (por un momento, a Víctor, se le escapa el tono exaltado del payaso)
¿Hablamos un rato con Brozo?
Claro... (entonces engrosa la voz y tuerce la boca, con ese gesto que ya todo el mundo conoce). Órale, chamaco, óraleee...
¿Qué opinas de Jorge Castañeda?
¡Brillante muchacho! Pero... se lo come la vanidad. Es narciso y planea cómo meter su candidatura a la Presidencia. ¿Ya viste que cenó con Carlos Salinas?
Sí, pero fue sin querer queriendo, ¿no?
Sí, por accidente. Esas cosas pasan cada vez que uno va a Bruselas. ¿o no? Brillante, es un muchacho muy informado. Pero no tiene vocación de servicio. Y tendrá que reconocerlo en algún momento. Claro que a lo mejor la cena con Salinas no fue provocada por el canciller sino por el mismo Salinas, que es más morboso que Castañeda. Fíjate qué tan perverso, qué tan villanazo puede ser Jorgito Castañeda, que a lo mejor está pensado en una posible candidatura por el PRI. Pero, eso sí, me cae muy bieeeen.
¿Y el presidente Fox?
Un buen tipo. Un empresario regular con miras altísimas y con una ingenuidad que me hace llorar de ternura. Y una inocencia... tendrá que aprender rápidamente estas cuestiones de la política, jugar con una baraja que no conoce.
Quien sí parece conocer muy bien el juego de la política es Diego
Fernández de Cevallos.
Ése sí. Es un tipazo. Un histrión. Un primer actor. Temeroso de su edad y del final que para él está más cerca que para muchos otros.
Los actores son un poco cínicos.
Desde luego, con una mascarada. Pero tiene un gran verbo. Es un aficionado de las luces y un adicto a los aplausos, de los saludos, de las caricias, de los triunfos. Y además lo he visto recitar...
Ah... pero, ¿se equivocó de carrera entonces?
Nooo, porque a Diego prefiero verlo en el Senado antes que conduciendo “Cien mexicanos dijeron”, aunque se sepa el romancero gitano.
El Niño Verde.
El Niño Verde... es un muchacho al que mejor me gustaría ver conduciendo “Cien mexicanos dijeron”.
Elba Esther Gordillo.
Parte de la historia sindical de este país.
¿Buena o mala?
Buena pero... pa´ su patio (se desarma de la risa). Tiene amigos muy importantes. Es una persona con la que no me gustaría cenar a solas.
¿Es que le tienes miedo?
Nooo... no miedo: ¡¡precaucióóóón!!
¿A Roberto Madrazo también?
Roberto en su apellido lleva su cruz y su destino. En la política, a su caso podríamos llamarle “eyaculación político-precoz”.
Suena horrible.
Sí, siempre está a punto de llegar, pero acaba antes. Y te puedo decir desde ya que jamás será presidente de este país.
Rosario Robles.
Es encantadora. Aunque, como si fuera la niña Pípila, carga con compromisos históricos que la sumergen en el peor momento de su partido. Pero si quiere anotarse para el 2006, como ella desea, tendrá que acercar a su partido a las izquierdas más modernas del mundo.
¿Y Dolores Padierna?
Me cae muy muy bien.
Pero le cae tan mal a tanta gente...
A la gente que tiene intereses en la delegación Cuauhtémoc (ahí estuvo como jefa delegacional y ahora es diputada). Es una mujer normal que ha sido redimida por la política. Si no estuviera en la política, Lola sería peor. ¿me explico?
Sí, pero no suena bien.
No. Pero, eso no raro, ninguna mujer suena bien. A Lola la política le ha servido para enseñar dos o tres dotes que no le hubieran servido siendo ama de casa. Y ahora Brozo se cansó, así es que se va.
¿Qué sientes cuando te quitas la peluca?
Justamente, descanso. Hay que estar en un estado de ánimo muy especial para ser Brozo. Y es agotador: elucubrar todo el tiempo, pensar cuestiones sexuales. Yo no puedo estar pensando a quién me gustaría tirarme cada diez minutos (sonríe). Ni siquiera tengo esas capacidades.
A ratos parece que Brozo es parte de la personalidad múltiple de Víctor.
Podría ser (se ríe mucho) es una posibilidad muy interesante.
Sí. Sólo se trata de que encontraste una manera simpática de ser un guarro.
Ajá. Pero igual me dijeron cuando hacía el personaje de “La Beba Galván”. Decían que se me salía la mujer de adentro.
¿Volverás a interpretar a “La Beba Galván”?
Claro, este es su sexenio. De hecho, me enteré de muy buena fuente que “La Beba” se hizo a un lado para dejarle a Marta el camino libre hacia Vicente. La onda era con ella, pero no tuvo el corazón para separar a Marta de la mano del amor.
Imaginaba que era más perrucha “La Beba”.
Sííí (se ríe mucho), porque primero se sirvió varias razones de bota.. (se ríe otra vez). ¡¡¡Perruuuucha!!, tienes razón. Pero en el fondo es un alma noble, no puede atentar contra otra mujer, porque es feminista, además de mujer y madre.
¿En qué piensas cuando te vas a dormir?
Esa es una de las mejores preguntas que me han hecho en toda la vida.
Señal de que no te han preguntado mucho.
Creo que pienso en dormir tranquilo, sabiendo que el día estuvo bien. Pongo la tele y viendo una peliculita me quedo dormido. Yo siempre deseé una vida en familia. Y viví muy preocupado por todo eso, tratando de descubrir antes de tiempo cómo actuar y qué decir y cómo conducir la familia y cómo ser padre y de qué manera reaccionar y la responsabilidad y...
é torturado!
Sí, así soy para todo, un obsesivo. Pero la vida se fue acomodando sin que yo tuviera que meterme en la tortura mental de los procesos. Y muchos viernes salimos de la ciudad bueno, sobre todo antes del problema de salud de mi mujer. Y nos vamos por ahí. Jugamos golf, mis hijas y yo...
¡Qué burgués!
Desde luego. Yo sí... (se ríe) ¿y qué?
Pero, ¿por qué tienes ese tono melancólico?
Porque así soy. Y me gusta. Me gusta estar atado a los momentos fuertes del pasado. Los amigos, una cena en España, una borrachera, mi abuela y sus mensajes del otro mundo. Esas cosas...
Antes de esta charla, hubiera sido difícil imaginarte llorando. Pero ahora, lo veo muy posible.
Cada vez lloro con más facilidad. Nunca creí que llegaría el día en que mis hijas me taparan en la noche porque yo me dormí antes que ellas. Y ya pasa. Como pasa que me entero de que alguien atropella a unos niños en Ecatepec y no puedo dormir. O que estoy viendo una película y en el final me gana el moco. Entonces trato de que no se note. Sin éxito, desde luego.
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