Por Gabriel Bauducco
El Siglo de Torreón
MÉXICO, DF.- Hace un tiempo, cuando su voz musicalizaba la primera edición de Big Brother, en la televisión, Nicho Hinojosa tocaba el cielo con las manos. Y quizá sea esa su mayor contradicción. Porque la fama le ha llegado y él, extrañamente, dice que no la quiere.
De repente, como si un hada le hubiera concedido un deseo largamente anhelado, Nicho saltó a la fama, como un meteoro. Aunque, es cierto, llevaba ya muchos años amasando las variantes de su futuro, cantando en un bar de Monterrey.
Es cierto también que apenas su nombre comenzó a hacerse conocido, muchas personas lo criticaron diciendo que las canciones que él cantaba eran éxitos de otros. Y que se montaba a caballo de las nostalgias de los años setenta y ochenta. Eso es verdad. Es verdad también que la gente ha vuelto a cantar esas canciones gracias a él.
Nadie sabe si dentro de cinco años el gran público se acordará de Nicho Hinojosa. O si al mencionar su nombre otros contestarán: “¿Nicho qué?”.
Pero ahora está parado justo donde debía estar para que la gente lo viera. Y para completar este momento, acaba de lanzar un disco que se llama Vivir como Antes y que, por fin, tiene cuatro temas suyos. Nicho se ha convertido en una especie de fenómeno que parece no tener final.
Es un hombre afable. Un tipo de esos que tienen el abdomen algo abultado... huellas de su felicidad culinaria. Y cuando le hablan pone siempre la cabeza de lado, como para escuchar mejor.
Sin embargo hay ratos en los que su paciencia y cordura se exaltan. Es justo cuando le hablan de la gente que protesta en las calles o de los indígenas de Chiapas. Es como si por un momento pareciera que Nicho se enoja. Como si Nicho no quisiera ver.
Está en la cresta de la ola, en un muy buen momento, según parece.
-Está muy bueno, porque es la primera vez que me pasa en la vida. Sobre todo lo del reconocimiento de la gente. Porque, como músico, me parece que ya había estado ahí, en un buen lugar, quiero decir. Este es un buen momento como intérprete. Se siente muy curioso... mi intención con la música y la cantada era otra. Muy distinta. Algo más íntimo, más sencillo. Pero conforme va pasando todo esto, pues, te tienes que ir acoplando a lo que sucede.
Definamos “intimo y sencillo”, por favor.
-Sigo siendo íntimo y sencillo. Tal vez, cuando hablo de eso me refiero a que sea menor la cantidad de personas que te ven en un show. Ahora ya no es tan íntimo.
Pero, ¿acaso usted no quería eso?
-Claro, definitivamente. Lo que ocurre es que ya no son unas pocas personas las que se reúnen para escucharme. Ahora, más bien, es mucha gente.
Y... ¿no le ha dado el “íntimo” deseo de rajarse?
-Ah.. ¡claaaaro! (se ríe). Sí, seguro. Lo que pasa es que este tercer disco genera demasiada emoción, demasiada expectativa. Y sobre todo ahora que tengo más relación con los medios. Esto es algo muy difícil para mí, porque no sé sobrellevarlo. Y cuando no se habla bien de mí, respingo enseguida. Como si eso fuera algo muy malo, como si fuera lo peor de mi vida.
En una sesión de chat del portal charla.com el público le dijo que es usted sólo un intérprete y no un compositor. ¿Por qué se enojó usted ese día?
-Sí, me cisqué. Imagínate que te dicen que todo lo que haces es en base al triunfo y el esfuerzo de los demás. A la genialidad de otros. ¿Entonces yo no soy nada? ¿Entonces lo que hago no les parece? ¿Entonces de qué se trata?
Son buenas preguntas.
-Yo intento no creer que más de 700 mil personas que me siguen están bien equivocadas. No puede ser. ¿Dónde me equivoqué al grabar esto? Si tanta gente lo ha hecho y nadie los cuestionó tanto como a mí. Resulta que ahora todos piensan que me hice rico. Me enojé por lo que la gente piensa que me está pasando.
Bueno, pues, o usted aprende a manejar estas situaciones o, simplemente, se equivocó de carrera.
-Definitivo que aprendo a manejarlo.
Es mejor que aprenda a hacerlo ahora, cuando al hablar de usted todavía muchas personas no lo conocen y dicen “¿Nicho qué?”
-Mira... ese “¿Nicho Qué?” a lo mejor pueda generar algunas envidias. Pero a lo mejor para otras personas no. No me molesta eso. Porque mientras muchos critican, otros hablan bien.
(Nicho se crió entre sus cuatro hermanos y en el vaivén de sus padres divorciados. Una separación que se produjo cuando él tenía unos siete años. Era una familia de esas a las que no les faltan demasiadas cosas. Pero tampoco viven en la opulencia. Su mamá –Antonia Garza- es actriz en Monterrey. Y su papá –Eloy Hinojosa- trabaja en una empresa de hojalata y láminas. Cuando sus padres se separaron, Nicho se quedó a vivir con su mamá, “porque el amor de madre siempre es más grande”, dice. Y pronto comenzó a trabajar. Para cuando tenía doce años, pegaba cartelones de avisos para festivales. Y, claro, no le alcanzaba para mantenerse por completo, “pero, por lo menos me compraba mi ropita y mis tenis”, recuerda.)
Y, en medio, ¿estudió?
-¡Ándale!, para esos que dicen “¿Nicho qué?”. Sí, claro que estudié. Hice cinco años en el Conservatorio de Música. Eran ocho años para la licenciatura, pero, no los terminé.
Después de que la gente le reclama que componga las canciones que canta y de que usted se hizo famoso cantando los temas escritos por otros, dice que quiere escribir música para películas. Me pregunto si usted sabe a dónde va en su carrera.
-Mi carrera nunca ha tenido un rumbo fijo y directo (dice, muy honesto). Empecé haciendo música instrumental, después algo de rock progresivo, algo de pop, balada, romántico. No me estoy poniendo metas. ¿Por qué tengo que saber a dónde voy? Lo único que tenía claro es que quería hacer un disco grabado en un bar. Ya llevo el tercero. Pero, por lo demás, no hago demasiados planes. No soy así.
¿Y cómo es?
-Una persona muy alegre. Muy transparente, muy sin broncas. La verdad.
Bueno, pues, eso ha de decir de usted su mamá. Pero, ¿qué dirán sus enemigos?
-No los conozco. ¿No los hay?
Ah, pues, entonces es demasiado ingenuo o ya los mandó a matar.
-Bueno (se ríe) han de quedar algunos sueltos todavía. En serio, soy bastante transparente. Claro, tengo mis secretos, como todo el mundo. Pero no se trata de cuestiones fundamentales. Es verdad que soy un testarudo, ¡necio!
¿Necio, necio... mal plan?
-Sí, de verdad, necio mal plan. Pero trato de mejorarlo. Es un asunto en el que trabajo bastante con mi pareja. Y creo que otro error es que a veces cuento más de lo que debo contar acerca de mí.
No se arrepienta, que todavía no ha dicho gran cosa. Pero ya dirá.
-Es que (se ríe)... me abro mucho. Ya sabemos que en este mundo no todo la gente es buena (hace una pausa) a veces las personas hacen contigo lo que quieren y... (se queda en silencio otra vez, con la cabeza un poco de lado, como un pájaro curioso)...
Nicho, ¿por qué quiere ser famoso?
-Nooo, yo no quiero ser famoso.
Y... ¿pero es que nadie que esté cerca de usted le ha dicho que eso es parte de la carrera de cantante?
-Pero la fama es algo que yo nunca busqué. No sé si te has dado cuenta, pero yo no salgo en la tele, no me pasan en la radio. Muy pocas veces, si acaso, una notita por ahí perdida en un periódico.
¿Se ha puesto a pensar que si acaso es verdad que usted no quiere ser famoso, la fama es algo que en poco tiempo le traerá conflictos?
-Es cierto, pero tengo que poder sobrellevarlo. Pero eso definitivamente, es algo que yo no quiero.
Es la segunda vez que se lo digo: entonces usted se equivocó de carrera.
-A lo mejor sí (se queda pensativo). Pero... es que no puedo dejar de cantar.
¿Tiene ducha en su casa?
-Sí.
¡Pues ahí está!. Mucha gente canta en la regadera y con eso le alcanza.
-Ah... pero es que yo sí quiero que la gente me escuche.
Entonces... ¿en qué quedamos? ¿Quiere o no quiere ser famoso?
-Bueno, es que lo que tú me planteas es bien difícil. Es como estudiar inglés y nunca hablarlo. Yo estudié esta carrera para cantar. Claro, eso implica que tengo que aprender a sobrellevar la fama. Y...
¿Y qué?
-Y dominar la ansiedad que te da poseer algo que no quieres. Y eso me pasa con la fama. Yo no quiero que la gente me vea como un famoso sino como un cuate. Y hago todo lo posible por permanecer con las patotas en la tierra y trato de no delirar.
Eso puede ser peligroso porque no lo deja soñar.
-Ah, pero yo sí sueño. Siempre me imagino súper poderoso. Como las chicas superpoderosas.
Trato de imaginarlo con las coletas y las falditas.
-Noooo, sueño que tengo poderes para tratar de cambiar el mundo. Me gustaría que la gente dejara de ser agresiva, mala y deshonesta. Esas cosas sueño cuando estoy despierto.
Si eso sueña cuando está despierto, no quiero imaginar lo que sueña cuando está dormido.
-¡Ah!... unas cosas terribles. Sueño con monstruos. Pero se supone que a mí me gustan los monstruos. Cuando yo tenía como siete años, soñé que estaba en mi recámara viendo un montón de ojos encendidos en el closet. Mi mamá me llama y me pregunta por qué tengo miedo, le cuento lo que me pasa. Y ella me dice que me le acerque, yo estoy todo sudoroso. Ella me dice que me acerque, que ella me va a salvar. Y cuando estoy a punto de tocar las manos de mi mamá... ¡le cambia la pi... cara y se convierte en un monstruo! ¡Qué barbaridad!
Cualquiera se hubiera muerto de miedo.
-Es verdad. Pero a cualquiera le da miedo la muerte. A mí no. Tuve demasiados miedos cuando era niño. Eso no me da miedo. Más vale, me da muerte... me da miedo...
Qué lindo fallido.
-Jejejeje. “me da muerte”. Bueno, creo que me da muerte tener miedo. Creo que me da miedo perder a un ser querido. Porque no sé cómo vaya a reaccionar, porque soy muy frío.
¿Muy frío?
-Trato de mantener todo muy frío... será porque le tengo mucho miedo a la locura. Entonces pienso que si uno se mantiene distante, sin desbordes de sentimientos, bueno, corro menos riesgos de que se me bote la canica. De verdad creo que puedo volverme loco (y mira con los ojos desorbitados).
¿Esa es la cara que usted se ve en el espejo, por ejemplo, cuando se pone necio mal plan?
-Pues, más o menos. Debe ser horrible. Y, ahora, ya no soy gritón, pero antes sí lo era. Pero nunca fui peleador. Odio la violencia.
“Odio la violencia”. Qué lindo fallido, otra vez.
-Es cierto (sonríe). Qué loco. Estoy en contra de los gritos y de los golpes. Hay tantas cosas que me gustaría cambiar en el mundo. Pero no estoy de acuerdo con la gente que se suelta haciendo protestas, criticando gobiernos. Cuando, en realidad, puedes hacer algo en vez de criticar. No entiendo por qué andan haciendo marchas y esto y lo otro. ¡Tienen que ponerse a trabajar en vez de estar estorbando!
¿De verdad cree que las protestas no sirven de nada?
-Definitivamente (dice, muy serio)... no sirven de nada. Lo único que sirve es trabajar para alcanzar lo que uno desea.
¿No cree que hay protestas necesarias y justas? Pienso en los cañeros, por ejemplo. Pienso en los campesinos que reclaman un precio justo para sus cosechas. ¿No cree que esas protestas valen?
-Sí, valen, pero no sirven de nada. Están perdiendo el tiempo. Seguimos con lo mismo y no cambia nada. No he visto que si protestes porque subió el dólar, lo bajen.
Claro, pero esa prédica de sumisión que usted hace puede ser muy peligrosa.
-No hablo de sumisión. Hablo de que cuando reclamas dejas de trabajar. Y eso es peor. Y le enseñas a tu familia a conservar ese esquema de protestar y no trabajar. “¿Para qué trabajar si puedo reclamar?”. He visto muchas cosas, por ejemplo en Chiapas, cuando fui a este... de las casas... ¿cómo se llama?
San Cristóbal de las Casas. Así se llama la ciudad.
-Eso. Ves a la gente caminando y te preguntas por qué andan así, casi descalzos. Entonces piensas: ¿por qué no les ponen un transporte? Pero no, ya se les puso y no lo quieren usar, porque va en contra de sus costumbres. Y luego llega cualquiera a decir que es culpa del gobierno que no les pone un transporte.
Resulta que el gobierno les pone una escuela, pero luego la gente termina sacando a los niños de la escuela porque ya saben más que los adultos. “¿Cómo puedes saber tú más que yo?”. No hay escuelas en las rancherías. Porque pones una escuela y no la aceptan. ¿Cómo vas a luchar contra eso? Y luego luchan otros que ni siquiera son de las rancherías.
Ahí van con sus pancartotas, todos con los rostros tapados y haciendo sus panchotes... a reclamar algo que ni siquiera les concierne. Uno ve todo eso y dice: ¡pónganse a trabajar y déjense de tonterías!
Dígame, es usted panista, ¿verdad?
-Yo soy panista. Bueno, soy de quien vea que puede hacer las cosas bien. Ahora que si no veo nada bueno, yo voto por el PAN.
Vuelve a las andadas
Sin perder su esencia y su estilo, Nicho Hinojosa, el trovador moderno que ha roto records de ventas, pues con sus anteriores producciones ha rebasado la cifra de un millón doscientas mil unidades, regresa a la escena musical con un nuevo álbum, titulado Vivir como Antes.
Dionisio “Nicho” Hinojosa, nació el 29 de noviembre de 1968, en Monterrey, Nuevo León. Su fama ha ido creciendo de boca en boca, como en los viejos tiempos, mucho antes de que entrara al circuito comercial de las grandes disqueras (ahora graba con BMG). Pero cuando comenzó con la trilogía de discos En el Bar, empezó a vender... 600 mil copias en tan sólo unos meses, dicen. Después de haber recorrido 70 ciudades en una gira agotadora.
Antes, desde 1993, con esa voz algo quebrada había grabado otros nueve discos, que se compilaban unos a otros. Y que ahora ya no están a la venta. Detrás del Horizonte, Guitarra para el Mundo, Para los Mortales, String Five, Bajo el Polvo de mi Habitación, Ya no hay Privacidad, Nicho en Vivo, Trova de Extrema Dura.
Esa vida de viajes en la que extraña tanto a Armando y Samanta, son sus hijos, de 14 y diez años. Y a su mujer, Irma, con quien no está casado pero es su pareja de siempre.
En este nuevo disco Vivir como Antes, Hinojosa canta 15 temas de diferentes autores internacionales famosos... y cuatro suyos; es precisamente la canción que da título al álbum la que refleja el sentimiento del artista en su faceta como compositor.
En esta nueva producción discográfica, que contiene 15 temas, destaca la participación de grandes autores, como Camilo Sesto, Armando Manzanero, Franco de Vita y Rudy Pérez, entre otros.
Con este trabajo, Nicho Hinojosa refrendará el cariño que el público tiene hacia él, gracias a sus constantes conciertos por todo México y a la íntima comunicación que logra con la gente cuando pisa un escenario.
Con Vivir como Antes, el intérprete de covers que han hecho famosos otros cantautores como Silvio Rodríguez, pretende conservar el cariño que el público tiene hacia él y que le demuestra en sus presentaciones todo México.
FUENTE: Agencias