¿Dónde quedó la bolita, bola de despistados? A mí ni me hablen del tema porque me hago bolas y luego ya no doy pie con bola. Eso es lo peor que le puede pasar a un futbolista: no dar pie con bola, porque de pronto ¡bolas! Le quitan la bola y le meten un gol.
Caminando al borde del abismo del albur y la vulgaridad, hoy toco las bolas? ¿Ya ve usted? Para cuando uno acuerda ya anda poniéndose ?de pechito? para que le albureen, o sea, dando pie para que se diviertan a costa de uno todas esas mentes necias y albureras que nunca faltan.
Es que la bola, así en términos genéricos aparece a cada rato en nuestro lenguaje cotidiano y a pesar de que es siempre una bola, se hace presente en muy diferentes formas, respaldando a una multitud de conceptos y expresiones a veces muy folclóricas.
Me acuerdo que, cuando éramos chamacos ?¡memoria prodigiosa!- cuando éramos apenas unos imberbes (1) jovenzuelos, hacíamos la vacilada aquélla de preguntar ¿tú sabes cómo se hacen los cuadritos de azúcar? En realidad nos referíamos a unos cubitos pero la verdad es que nuestra geometría descriptiva no andaba en niveles de excelencia. (2) Los tales cubitos estuvieron muy de moda en los años 60. (3)
Para endulzar el café, en lugar de cucharadas, le ponías uno o dos cubitos y se nos hacía que eso era algo muy chic. ¿Cómo se hacen los cubitos de azúcar? Preguntábamos. Y ya cuando el incauto (4) se daba por vencido, le dábamos la sangrona explicación: simplemente vacías un costal de azúcar y le dices ¡No se hagan bolas! ¡No se hagan bolas! y se hacen cuadros (o cubos).
Andar en la bola era irse a los pelotazos allá en la época de la revolución, en plena revolufia. Andar en los pelotazos, exponiéndose uno a que de pronto ¡bolas! nos tocase uno (un pelotazo) y ahora sí que ¡Adiós Nicanor!
Hay quien ante una situación imprevista lanza esa exclamación que yo he estado usando ¡Bolas! ¡Bolas don Cuco! que los muy rebuscados convertirían en ¡Esféricas, don Refugio! Porque quizá aquélla les pareciera una expresión demasiado vulgar.
Cuando surge alguna situación problemática y no la resolvemos de inmediato y decimos que se convierte en una bola de nieve que va creciendo al rodar colina abajo y Bola de Nieve era un pianista cantante que en realidad se llamaba Ignacio Villa y que todo él era una ironía. Era grande y tosco pero cantaba con una voz fina y dulce. Además siendo negro, el nombre de Bola de Nieve no podía ser más irónico.
Andar entre la bola o todos en bola, es perderse en el anonimato y por eso, para referirnos a un grupo numeroso de gente, la cuantificamos como ?una bola?? Bola de ladrones decimos cuando nos sentimos víctimas del abuso de alguna dependencia oficial.
¡Bola de montoneros! Vénganse de a uno por uno y a ver de a cómo nos toca.
¡Bola de marranos! ¡Bola de corrientes! ¡Bola de? ¡ ¡Mejor, ahí nos vemos!
Por si las dudas
1. Imberbes. Muchachos tan jóvenes que aún no les sale la barba.
2. Geometría. No andaban muy bien nuestros niveles de Geometría Descriptiva, ni de la Geometría Elemental, ni de Matemáticas, ni nada que oliera a ciencias exactas.
3. Los años sesenta. No hay que decir ?los años sesentasss? (en plural) y menos escribir ?los años 60´s?. El apóstrofe con la s (´s) es posesivo en inglés, como en el caso de Pepe´s Bar, que es el bar de Pepe. En español ni siquiera como posesivo existe.
4. Incauto. Ingenuo, cándido, que no tiene malicia.
Pregunta: ¿Cuando se está en un lugar sin techo, es correcto decir ?estamos a la interperie??, Juan Carlos Meza de Torreón.
Respuesta: La palabra es intemperie. Es condición de tiempo no moderada. Estar a la intemperie es como decir que se está a merced del tiempo, refiriéndose a las condiciones del clima.
Frase loca... de remate
El matrimonio es como una operación matemática: una suma de afectos, con resta de libertades, multiplicación de responsabilidades y división de bienes.
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