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ROMA, ITA.- Los restos del palacio del emperador romano Calígula, conocido por sus hazañas sanguinarias, fue hallado en las ruinas del Foro Romano por arqueólogos estadounidenses e ingleses, confirmó hoy la superintendencia de Bienes Culturales.
Calígula, quien reinó entre los años 37 y 41 de nuestra era, fue el único que incorporó como parte de su palacio al templo de Castor y Polux, dos divinidades de origen oriental muy veneradas por los antiguos romanos, declaró a la prensa el experto Darius Ayra.
Ayra, arqueólogo del Instituto Americano de Cultura Romana, así como Andrew Wilson, de la Universidad de Oxford, y Jennifer Trimble, de la Universidad de Stanford, guiaron las excavaciones que ubicaron el palacio de Calígula, quien murió asesinado a los 28 años de edad.
Hijo de Agripina y del general Giulio Cesare Germánico, ese emperador fue el tercer gobernante de la dinastía Giulio-Claudia.
El palacio en el que vivió creyéndose un Dios, la Domus Tiberiana, usaba el templo de Castro y Polux como vestíbulo.
Esa versión, ya relatada en la antigüedad por el historiador Svetonio, fue confirmada por los arqueólogos del equipo anglo-estadunidense.
El superintendente para Bienes Culturales de Roma, Adriano La Regina, se mostró cauteloso y dijo que aún se requieren exámenes que confirmen que, en efecto, eran del Palacio de Calígula los restos localizados entre la colina del Palatino y la basílica de Massenzio.
Los arqueólogos encontraron los restos de un desagüe de la época imperial, de la misma época de la Domus Tiberiana, un muro interno que sostenía a una enorme estructura y un pavimento de piedra blanca que, posiblemente, era de una de las estancias del palacio.
De acuerdo a los expertos, esas son las pruebas, que confirmarían la tesis según la cual el gobernante megalómano y sanguinario (que nombró senador a su caballo), se apropió del templo religioso para agrandar su palacio en dirección al Foro Romano.
El equipo de arqueólogos trabajó en la zona con una concesión de la superintendencia de Bienes Culturales, y un financiamiento de 150 mil euros de las universidades de Oxford y Stanford y del Instituto Americano para la Cultura Romana.