Gómez Palacio

Baldío de Gómez Palacio se usa para tirar e incinerar a animales muertos

GÓMEZ PALACIO, DGO.- Un mal olor se percibe en dos baldíos de la avenida San Ignacio en la colonia Jerusalén II, junto a la Facultad de Medicina de la Universidad Juárez del Estado de Durango (UJED). Josefina Castañeda Rivas vive a un lado de uno de esos terrenos y comenta que varias veces ha ido a la presidencia municipal para pedir que se le exija a los dueños que construyan tapias y que limpien el lugar para evitar que personas extrañas entren a tirar basura y otros desechos.

Según dice Josefina, hay días que por la mañana “aparece un costal ahí nomás tirado; ya de rato, empieza a oler bien fuerte y nos damos cuenta de que adentro hay un animal muerto... quién sabe que será, si perros o gatos”.

No obstante, la señora Castañeda Rivas, como otros vecinos, no sabe quién o quiénes están arrojando los bultos, ya que, asegura, “lo hacen por la noche, para que no los veamos... aprovechan que la luz de ese poste no prende” y señala hacia una lámpara del alumbrado público que se encuentra frente los predios mencionados.

En el que se encuentra adjunto a la casa de la entrevistada, se puede observar un muro de ladrillo en partes derrumbado. Al fondo, una pared separa al terreno de la Facultad. Bolsas de basura y escombro se pueden apreciar en una fosa descubierta. Casi en la banqueta, Josefina mueve un bulto pequeño y aparecen bolas de pelos de animal.

El baldío de al lado despide un olor putrefacto no muy fuerte. Conforme se está más adentro, el tufo arrecia. Una porción del suelo se observa tiznada al igual que piedras que se encuentran alrededor. Residuos de pelos quemados pueden verse. A unos dos pasos de ahí, se encuentra una bolsa transparente con sólidos no identificables a simple vista. Al romper el plástico, un hedor a materia orgánica podrida se apodera del sentido del olfato.

Pero Josefina Castañeda establece que también han encontrado otros desechos. “Luego hay bolsas” dice “con cubre bocas, gasas ensangrentadas y cosas de ésas”.

Otro colono manifiesta que en este tiempo de calor los fétidos olores son más fuertes y frecuentes.

Aunque algunos vecinos de la avenida San Ignacio en Jerusalén II han denunciado la situación a las autoridades municipales, el problema no ha sido resuelto. “Cuando yo fui a la presidencia, vinieron supervisores a tomar fotos de los terrenos, pero ya no han hecho nada”, expresa Castañeda Rivas.

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