Representa un símbolo del nacimiento, vida y muerte
Gabriela Campos confiesa que durante los últimos dos años, la figura y el significado del árbol han sido uno de los temas recurrentes de su expresión plástica. “El árbol es el símbolo eterno del nacimiento, de la vida y la muerte”, afirma convencida y explica que en sus nuevas acuarelas, monotipos, grabados y pinturas al temple, ha plasmado este tema a la manera de una interpretación alquímica de la condición humana.
Texto Vegetal, es la muestra que la creadora inauguraró en el Museo Regional del Valle del Fuerte, en Los Mochis, Sinaloa, su tierra natal. En 44 piezas de diversas técnicas, Gabriela Campos rinde a su vez un homenaje al centenario de la fundación de esta ciudad, cuyos festejos abarcan diversas actividades culturales.
Las imágenes que podrían describirse como un catálogo fantástico de la naturaleza, la artista las traduce como obras que surgieron de momentos de profunda introspección y búsqueda personal. En su opinión la metáfora del árbol confronta a los seres humanos con el verdadero sentido de la existencia. Desde el forjar unas sólidas raíces en la tierra que nos vio nacer, hasta extender nuestras posibilidades como seres con ramajes resistentes al tiempo.
"Un árbol es como un ser humano, es como una metáfora de nuestras vidas. Sus símbolos pueden leerse de diferentes maneras y a través de distintas etapas. El árbol es también como un espejo de la conciencia humana. Contemplar uno puede convertirse en un instante perdido en el tiempo donde encontramos el significado de nuestro lugar en el mundo. A veces hay que imitar al árbol y su lenguaje, comprender que todo en la tierra está conectado y que no debemos temer mirar dentro de nosotros mismos”.
Gabriela Campos, nació en Los Mochis, México, en 1970. Cursó modelado en barro con Mariana Velázquez y Javier Cervantes en el Taller de Artes Plásticas Rufino Tamayo de Oaxaca. Trabajó como asistente en el taller de litografía de Antonio Gayo, en Madrid. Se especializó en monotipo y técnicas mixtas, bajo la guía de la artista canadiense Claire Weissman Wilks, en la ciudad de Toronto, Canadá. En 1996 estudió técnicas de grabado con Bárbara Robertson de la Universidad de Seattle. Es licenciada en Diseño Gráfico Publicitario por el Instituto de Arte Bribiesca de Guadalajara, Jalisco.
Entre sus reconocimientos se cuentan: mención honorífica en el XI Salón de la Muerte. Los Mochis, Sinaloa; Primer Premio en Gráfica en la Segunda Bienal del Pacífico Paul Gauguin, de Acapulco y la selección de su obra para el Programa Banco de Misiones del Gobierno Canadiense y la Secretaría de Relaciones Exteriores para realizar una exposición individual en Toronto.
Desde hace cinco años, la artista radica en Oaxaca, lugar donde, según sus palabras, encuentra innumerables respuestas a su búsqueda artística. “En Oaxaca están congregados los colores de México, los rostros y paisajes que muestran mil matices diferentes. Oaxaca es un lugar ideal para cualquier artista plástico porque no sólo se muestra abierto, sino que esconde muchos misterios que invitan a ser descifrados”.
Gabriela Campos se identifica mucho con la profesión de reportero. En su opinión, el artista plástico es en sí un narrador que transmite a los otros la esencia de los sucesos y crea imágenes que dan testimonio de las pasiones, temores, aspiraciones, éxitos y fracasos presentes de la existencia. Considera que por medio de la composición de líneas, formas y contornos ha capturado en estas nuevas obras un poco de esos contrastes que rodean al hombre y a la naturaleza.
“De la misma manera, como un árbol busca a través de sus raíces los nutrientes de la vida, los humanos nos alimentamos de anécdotas, nostalgias, retos, vivencias y sueños. Nuestras ramas se extienden también hacia el infinito o se enrollan en sí mismas; nuestras hojas imaginarias se abren al sol o se voltean antes de una inminente tormenta que nos atemoriza. Sin embargo, al igual que los árboles debemos aceptar nuestra situación y avanzar con la convicción de que cada uno de nosotros podemos estirarnos y alcanzar el sol y las estrellas”.