Aguascalientes, Ags.- El nombre del presunto narco Héctor Manuel Álvarez Gutiérrez, alias El Tijuano, detenido por elementos de la Agencia Federal de Investigaciones (AFI) en la entidad, aparece en una calle de la comunidad de “Macario J. Gómez”, municipio de San Francisco de los Romo.
En “Macario J. Gómez”, una humilde población hidrocálida, el presunto delincuente posee una ostentosa finca que contrasta con la pobreza que la rodea. La construcción se localiza en la esquina formada por las calles Adolfo López Mateos y Héctor Manuel Álvarez Gutiérrez; la nomenclatura de esta vialidad (antes, Emiliano Zapata) fue cambiada a solicitud de los habitantes de este lugar, en agradecimiento a El Tijuano por los favores y apoyos recibidos.
Una vecina, una mujer de 67 años, quien pidió omitir su nombre, aseguró que aquél no sólo ayudaba a la gente, sino también a la capilla del lugar, ubicada frente al domicilio de El Tijuano, al aportar dinero para su remodelación.
“Fíjese, yo me acuerdo que antes la calle se llamaba Emiliano Zapata. Y hace como seis años decidimos cambiarle el nombre por el de don Manuel, era muy bueno con nosotros, siempre ayudaba, aunque no tenía mucho trato con nosotros... pero aquí lo veíamos seguido”, relató.
“Macario J. Gómez” data de 1991 e inició como asentamiento irregular. Situado entre poliductos de Petróleos Mexicanos (Pemex), líneas de alta tensión y fallas geológicas, en 1992 fue conformado legalmente y dotado de servicios públicos.
Y es que en ese año, San Francisco de los Romo fue declarado municipio.
Su primer alcalde, Francisco Javier Martínez, entrevistado en su oficina del Congreso local, pues ahora es diputado local emanado del Partido Revolucionario Institucional (PRI), rechaza cualquier vínculo con el presunto narcotraficante. Empero, reconoce que durante su campaña para llegar a la presidencia sostuvo algún encuentro con El Tijuano, y negó que haya tenido conocimiento o participado en sus negocios.
-¿Recibió recursos de El Tijuano para su campaña política? - Nunca, no teníamos necesidad, en aquellos tiempos el PRI contaba con los recursos suficientes para sostener nuestra campaña. En alguna ocasión me invitó a comer a su casa en “Macario J. Gómez”; ese fue todo el contacto que tuve con él.
Aseguró que los mismos habitantes de esta zona conurbada manifestaban su beneplácito por la ayuda que recibían por parte de El Tijuano.
En otro testimonio, un jornalero de 42 años de edad, también residente de la “narcocalle”, manifestó su agradecimiento: “De no ser por el señor Álvarez, no tendríamos nada, nunca hablaba con nosotros, pero ayudaba hasta para el templecito. Ya nos enteramos de que lo agarraron, lo escuchamos en la radio, es gente buena, aquí nunca hubo problema con él, al contrario”, expresó.