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MORELIA, MICH.- En su primer día de retiro, el árbitro Arturo Brizio Carter admite sin incomodarse ante la pregunta: "Sí, puede ser cierto que el árbitro sea un futbolista frustrado, claro que sí".
Definitivamente "no pude llegar. Jugaba bien pero no tenía nivel para primera división. Era defensa central, ahí en la Liga Española en varios equipos. Jugué en Veterinaria, en la Prepa 5, en varias selecciones de mis escuelas. No llegué a primera división".
Hijo y hermano de nazarenos destacados: Arturo Brizio Ponce de León y Arturo Brizio Carter, Eduardo narra su romance con el silbato.
"Mi papá creció en un barrio que se llamaba La Piedad. Aun casado seguía yendo con su peluquero de toda la vida y en ese lugar iban los hermanos Huervo. Así como somos conocidos los hermanos Brizio en los 50 lo eran ellos: Felipe y Fernando Huervo", relata.
Ellos platicaban de arbitraje con su padre hasta que lo invitaron a un curso que se realizó precisamente en la peluquería.
"Nos tuvimos que ir a vivir por cuestiones de trabajo a Guadalajara y cuando regresó ya todos sus contemporáneos estaban en primera división: Domingo de la Mora, González Archundia, Galindo. Empezó desde abajo y llegó a ser árbitro de primera a finales de los 60 y principios de los 70".
Después, Brizio Ponce de León se fue de gerente de Pumas.
"Desde chiquitos nosotros estuvimos muy ligados al arbitraje. Mi hermano y yo aprendimos a manejar en los coches de Yamasaki, de Urrea, de mi papá. Nos mandaban a comprar el hielo para las cubas en la gasolinera, en su coche. Íbamos al futbol a ver al árbitro, tenía mi libro de reglas firmado por Diego DiLeo, Ken Aston, todos los grandes que vinieron a México. Les pedí el autógrafo, era mi libro de cabecera. Antes de dormirme leía las reglas".
Pese a ello su hermano incursionó antes en el arbitraje.
¿Qué lo evitó? "Tuve lesiones en las rodillas, muchas penurias para recuperarme de los ligamentos cruzados y por la cuestión de médico-veterinario. No podía entrar al arbitraje hasta que hubo un chance, ya un poco grande y tuve una carrera que resultó fructífera".
El que más discutía de reglas era Eduardo, también acompañaba más a su padre a los partidos. "Arturo surgió de la nada y fue el primero que empezó en ello".
Año y dos meses menor que Arturo, Eduardo afronta la pregunta sin complejos.
-¿Incomoda un poquito lo del hermano mayor, un árbitro reconocido, llegó a Copa del Mundo? -No ha llegado a incomodarme. Sí te pesa mucho. Lo que pasa es que Arturo fue un tipo muy brillante siempre, en quinto de primaria llegabas y te decían: "Ay, otro Brizio, a ver si saca puros dieces al igual que su hermano".
Sin embargo, él era rebelde. Afrontaba a los compañeros, a los maestros: "¿Sabe qué? -les decía- yo soy Eduardo".
"Crecí con esa situación de reconocer que Arturo es un tipazo, un cuate carismático, simpático, más bien parecido que yo: ?Imaginate, che?", explica entre bromas.
Así fue la vida: "Lo importante es reconocerlo, tus virtudes, defectos, limitaciones y vivir".
