Ésta es una especie de magia mental, que no abunda, pero que está al acceso de todas las personas que ponen atención cercana. Hay que reservar un período de tiempo específico, ininterrumpido y relajado para mirar adentro de nuestra propia bola de cristal, usando el poder de la imaginación para crear la realidad que nos proponemos. Una vez que imprimimos en nuestra mente las imágenes de lo que queremos que surja en el mundo de la realidad, es necesario que nos hablemos con entusiasmo y emoción de lo que está por sucedernos, de lo que estamos creando. Siempre es necesario guardar un recordatorio simbólico de lo que vamos a materializar, como puede ser un objeto o un apunte.