TORREÓN, COAH.- Hace más de dos décadas la organización Alcohólicos Anónimos (A.A) inició su servicio en la Comarca Lagunera de Coahuila; de hecho, el “Grupo Enero 74”, fundado el 17 de noviembre de 1979, fue el primero en el norte del país y tres años después, ya contaba con su “Granja Torreón”.
Con el tiempo, la organización fue creciendo y a la fecha son cuarenta grupos de Alcohólicos Anónimos los que existen en esta ciudad, que junto con otros siete grupos de México, DF., pronto cumplirán tres décadas; ellos son los precursores en el país de esta corriente que tiene como único fin evitar el sufrimiento de las personas que tienen problemas con su manera de beber.
El lema de quienes integran esta agrupación es: “Soy (dicen su nombre) y soy alcohólico y no voy a tomar ni gota de alcohol, sólo por hoy”; de esta forma nacieron las “24 Horas”, tiempo que las personas que forman parte de Alcohólicos Anónimos deben mantenerse la sobriedad.
Congreso Nacional
Este grupo, reconocido ya en el mundo entero y con representatividad en casi todo el país, eligió a la ciudad de Torreón como sede del XII Congreso Nacional de Alcohólicos Anónimos, que se desarrolla hoy y mañana.
En el Congreso se contará con la presencia de personas de diferentes grupos de todo el país, quienes impartirán conferencias y hablarán acerca de la recuperación de un alcohólico, desde los puntos de vista de la medicina, la religión y por supuesto, con la exposición de sus testimonios.
Otros temas que se abordarán son: “Los Cambios de la Personalidad del Alcohólico y del Drogadicto”, “Autoanálisis de la Personalidad”, “Cómo Lograr Trabajar con Otro Alcohólico”, “La Mujer Alcohólica”, “La Dependencia a un Poder Superior”, para terminar con los puntos de vista que se expresen y la clausura del Congreso a las 20:00 horas de mañana.
Junta Pública de Información
Los grupos 24 Horas de Alcohólicos Anónimos en la Comarca Lagunera “Enero 74” en Torreón y “La Granja Torreón”, en Matamoros, Coahuila, cumplen 23 y 21 años de su fundación, por lo que se festejarán con una Junta Pública de Información, este domingo 17 de noviembre a las 12:00 horas, en el Casino Los Ángeles, ubicado en bulevar Independencia y Feliciano Cobián, de la ciudad de Torreón.
Son 21 los militantes que también celebrarán el aniversario de su ingreso a A.A., grupo en el cual, a manera de misión, llevan el mensaje a otras personas que todavía sufren por su manera de beber y por tratar de mantenerse sobrios.
Entre los festejados por un año se encuentran: Jesús R., Jaime M., Gerardo C., Ernesto B., Angel Luis R., Daniel I., Celida Z., Francisco M., dos años, Juan G., Juanita C., tres años, Blanca C., cinco años, Sergio N., nueve años, Vicente M., diez años, Ricardo T., Jaime V., 16 años, Francisco M., 17 años, Héctor M., 18 años, José Manuel G., 20 años, Isaac M., 25 años, Alfonso M., y 26 años, Sergio C.
Vive y deja vivir
“Vive y deja vivir”, es un dicho común y una gran verdad para todas aquellas personas que forman parte de una agrupación de Alcohólicos Anónimos (A.A.), una vez que han alcanzado ese despertar espiritual que les permite estar sobrios, sin beber, “sólo por hoy”.
Cómo alcanzar ese punto, si no es tan simple vivir y menos todavía dejar vivir a los demás, respetar su espacio, su fe, no discutir la política, ni su manera de ser.
Un testimonio...
“Un grupo de Alcohólicos Anónimos, ¡No! ¿Entrar yo?... Nunca jamás, esto no me puede estar pasando a mí”, dijo un día Enrique S., quien tenía problemas con su manera de beber.
Por fin, después de varios comentarios y las historias que escuchó, llegó a un grupo; estuvo varios meses; se dio cuenta que se generaron varias diferencias entre los militantes, por ciertos problemas que presentaba en ese momento, por el lugar en dónde ubicarse, cuál sería el mejor espacio para la sala de juntas, varios temas fueron la discusión.
Enrique dijo “mejor me voy, no estoy de acuerdo en aguantar a éstos, no se ponen de acuerdo y no sé qué es lo qué quieren”. Al salirse pudo darse cuenta que adentro, quizá al pendiente de todo lo que estaba pasando, dejó de beber, se sintió muy bien, mejoró su salud, su situación económica, y muchas cosas más.
Afuera todo se tornó gris, diferente, y volvió a beber, no le importó porque ni cuenta se dio del daño que causó a otros, por estar en estado de ebriedad, y las crudas, eso era lo peor, comprendió entonces que había “pisado fondo” y creyó no recuperase jamás.
Entonces regresó al grupo, pensó que lo iban a regañar, que cuando menos le preguntarían a dónde y porqué se fue, no pasó nada de eso.
Incluso consideró que todo estaba igual: seguían los temas de discusión, los comentarios y las pláticas, los diálogos, ahora por la apertura de una puerta para que desde que se entrara, mejor se llegara directamente a la sala de juntas y no al baño del grupo.
De repente les dijo: “escuchen, lo que es ventana de la casa, se puede hacer puerta”; todos lo voltearon a ver y estuvieron de acuerdo, por un segundo y la discusión continuó, viendo lo que pasaría y en qué quedaría todo, se quedó porque su bienestar y lo mejor de su vida, estaba en vivir y dejar vivir a los demás, pero sobre todo, en dejar de beber, ese fue exactamente el instante en que empezó su “despertar espiritual”.
Renovación constante
“La vida espiritual es de una renovación constante, cada 24 horas; es una búsqueda como actitud permanente, porque la felicidad nadie la puede vivir por nosotros, la tenemos al alcance de la mano, estamos todos los días en ella, pero con los ojos vendados, ciegos, sin poder ver realmente el nuevo día”, dicen los A.A.
Y terminan: “Tener conciencia es despertar todos los días, como un ser humano nuevo, con una nueva forma de ser, no con la carga del pasado, amargura y sed de venganza, una nueva visión del mundo, es encontrar en las cosas que llamamos simples y sencillas, la auténtica felicidad”.