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LA VOZ DEL DIHABLO

LA CONTINUACIÓN DE MAIDEN

DIHABLO SEPÚLVEDA

No hay más, el nuevo disco de Iron Maiden no es más que lo mismo: la continuación de lo que han hecho desde el nuevo milenio; ¡bendito el Señor de las Tinieblas!

Se vale quedarse en los 80. Se vale anclarse en los 90 (o querer borrarlos de tajo). Se vale ser fan de lo "nuevo", un milenial. Se vale criticar. Se vale todo. Hoy, mil voces se levantan en las redes a dar su opinión; ya es ridícula la cantidad de comentarios en YouTube que me han llegado como "sugerencia", más los que están plasmados en puro texto. No leeré uno más, ni siquiera daré el mío sobre el nuevo álbum. Al menos por ahora. 

Es demasiado. Los detractores, los defensores; los "fanses" cegados, los "fanses" expertos. Me considero un seguidor de la banda desde que la conocí. El disco A Real Live One fue el primero en mi incipiente colección de CD's. Luego fui sumando los que me iban gustando más, o tenía "al alcance". Hablando de Maiden, llegó un punto en el que, casi sin darme cuenta, me faltaban los menos y decidí pedirlos "de un jalón". Tal fue el caso de No Prayer for the Dying, disco que consideré (en cierto momento) el más flojo, pero que luego revaloré. 

De ahí, fui adquiriendo cada disco conforme salía: Dance of Death (2003), A Matter of Life and Death (2006), The Final Frontier (2010), The Book of Souls (2015). Digerir cada uno de estos trabajos, posteriores todos al fabuloso Brave New World (2000), no siempre fue tarea sencilla; la evolución en el sonido de la banda es notoria y no a todos cayó bien. Hubo, además, que añadirle una guitarra a la composición y ejecución. Hoy toca el turno a Senjutsu. 

Apenas a unas horas de ser lanzado al mundo, o incluso antes de, ya había decenas de cientos de críticas y comentarios en la red, ¿cómo es eso posible? Es como criticar a un equipo de cualquier deporte en el primero o segundo partido de la temporada. Faltan argumentos, al menos para mí. Pero es el ansía de compartir "antes que nadie" una exclusiva, que en la era de las comunicaciones resulta prácticamente imposible. Lo único que ocurre es que el comentario se pierde en un mar de opiniones no pedidas. 

Por ahora, solo puedo decir que el disco me causa beneplácito por ser una de mis bandas preferidas. Por seguir vigentes. Por seguir intentándolo. Por seguir explorando la parte creativa. Y sí, esta continuación de Maiden parece más de lo mismo de los últimos 20 años, aderezado con una historia de oriente y toques mágicos del pasado, esas reminiscencias esenciales para identificar el material a kilómetros. Up the irons!

El disco que se sumó a mi colección viene de Estados Unidos, edición limitada con la portada lenticular en 3D. No parece la gran cosa, pero si le mueves poquito, se puede ver claramente cómo cambia la cara del Eddie samurái. No hay 'bonus tracks' ni nada de material extra, pero está bonito el 'digipack'.    

En otro tema, uno más cercano, hace unos días se presentó en la Comarca Metalera el afamado músico finés Timo Tolkki. En una cita atípica, el guitarrista reunió a varios viejos camaradas (algunos ya entrados en años) para presenciar un show nostálgico bien ejecutado. 

Tolkki se hizo acompañar de una banda hechiza en La Laguna' para sacar el evento. Antes de su aparición, Rexless se encargó de calentar motores y lo hizo de gran forma, interpretando clásicos 'heavy' y 'thrash' que con la voz de su vocalista-bajista Marcela, le dieron un toque muy especial. 

Tolkki está entrado en años y en kilos (como muchos de mis contemporáneos), pero dado que poco nos llega a esta región olvidada por Dios, el evento tenía etiqueta de "imperdible". 

El hombre subió al escenario, tomó una guitarra prestada y supo contonearse de un lado a otro para hacer las delicias del cálido público. Partiendo de un himno como Hunting High and Low, repasó lo mejor de su discografía con Stratovarius. Sobresalieron temas como Paradise, Speed of Light (con una breve pausa para agarrar aire), Destiny, Phoenix, Black Diamond y Father Time. También se escuchó I Did It my Way, con dedicatoria para Rodrigo Reyes (lástima que no pudo ir). 

Quizás la velada era para 'only fans', o para quien decidiera arriesgar 300 pesos de su cartera en una apuesta incierta. En lo personal, lo disfruté bastante. Por un momento, hasta creí que De Llano era bajista; Pancho Retana, un vocal retirado de algún "peso pesado", mientras que a Gera (batería) y Omar (teclados) poco pude verlos; uno, resguardado tras tambores y el otro, oculto tras la figura del bajero, pero en general, se escucharon muy bien. 

Por hoy, es todo. Dejo abiertos los canales de la comunicación: La Música del Dihablo [Facebook y YouTube]; @VozdelDihablo [Twitter e Instagram]. Únanse a las redes.

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Escrito en: La voz del Dihablo

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