Indígenas tzotziles, algunos menores de edad, hacen guardias fuera y dentro del municipio ubicado en los Altos de Chiapas. (ARCHIVO)
Indígenas tzotziles, algunos de ellos menores de edad, realizan guardias afuera y dentro de este municipio ubicado en los Altos de Chiapas para evitar la entrada de sicarios y desconocidos, a quienes culpan de robarles la tranquilidad.
Según el diario Reforma, un numeroso grupo de hombres, algunos de ellos con machetes y otros con palos, bloquea con piedras y voluminosos árboles la entrada; ellos revisan las pertenencias de quien intenta ingresar y lo cuestionan sobre la razón de la visita.
Por radio, en su lengua materna, se comunican los hombres que están al interior del poblado.
Afirman que este es el segundo filtro para llegar a la plaza central y el enlace con las Autodefensas El Machete, quienes -según ellos junto al párroco de Simojovel, Marcelo Pérez, deciden quién entra a la población.
En ese punto de revisión el visitante debe esperar la autorización para adentrarse a las calles de Pantelhó.
Desde el sitio de espera se alcanzan a ver dos casas saqueadas e incendiadas. Una de las viviendas es un negocio de autopartes que pertenece a la Alcaldesa interina Delia Flores.
“Ellos controlaban el pueblo”, dice molesto uno de los vigilantes.
Hay además cuatro vehículos del Ayuntamiento desvalijados y una manta colgada con siete nombres y el título “Estos son los sicarios”.
Los hombres, quienes sólo hablan en su lengua tzotzil, dicen que duermen y comen en estas banquetas haciendo guardia.
Las mujeres se encargan de preparar los alimentos en sus viviendas para llevarlos a los vigilantes que desde el pasado lunes se mantienen en las calles del poblado. El martes catearon y quemaron al menos 12 viviendas, retuvieron a 21 hombres acusados de pertenecer al crimen organizado y tomaron la Alcaldía.
La respuesta fue que no se podía entrar al poblado hasta que ellos, de nuevo, hicieran una convocatoria, tal como sucedió el 11 de julio y el martes, cuando las autodefensas autorizaron el ingreso de periodistas.
Un sólo vehículo de la Guardia Nacional (GN) recorre el municipio, aunque no se acerca al segundo filtro. Otro grupo de militares y de la GN está replegado en la carretera, a cinco minutos de entrar al poblado.
“Por ahora todo está tranquilo”, dijo un elemento de la GN, “pero no estamos autorizados para hablar”.
