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Tan sencillo como burbujas

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VICTORIA HOP

Cuando iba en primero de primaria, la maestra de español me dio una lección que tengo presente hasta ahora, y que con los años la he podido ver en acción. Imagínense su primer día de clases, en una escuela nueva, todo se ve mucho más grande, los maestros son diferentes, los salones están rodeados de niños altos, y que seguramente en el recreo te quitaran tu lunch o tus tazos. Pero nada de eso importa, porque estás sentado alado de tu mejor amigo, que, por cierto, no para de aventarte lápices de colores. Es entonces, cuando a tú 'yo' de seis años, le ponen un plato de cristal enfrente, nada importante. Y piensas:"que padre escuela", que a las ocho de la mañana ya nos dan snacks. Pero en vez de pasar el cereal o el plátano, la maestra te pide que des un paso al frente. Su instrucción es: avienta el plato al piso lo más fuerte que puedas. Como es tu maestra nueva, lo haces sin cuestionar. Al hacerlo, ves como de un segundo para el otro, un plato en perfectas condiciones se convierte en mil pedazos que ahora se deslizan por el piso del salón. Sorprendido, y hasta un poco emocionado por lo que acabas de causar, dejas la mirada clavada en una de las partes. Seguido, la maestra te dice: junta todas las piezas, que no falte ninguna por favor. Piensas: eso es imposible, hay partes que ya están pulverizadas, nunca voy a acabar. Así que juntas lo más que se pueda y volteas hacia arriba en busca de alguna señal de aprobación. "Ahora, pídele perdón" ¿Qué? ¿Por qué le pediría perdón a un plato? No me escucha, y voy a quedar como un tonto enfrente de todos mis nuevos compañeros. ¡¡¡Todavía tengo que hacer amigos!!! Pero igual, lo haces. "Perdón." Tal y como lo esperabas, nada cambió. El daño ya estaba hecho.

¿Te has puesto a pensar cuál es el impacto que tienes en las personas de tu alrededor? Y no solo a las personas que son constantes en tu vida. No hablo de tu mamá, o tus amigos cercanos. Si no del extraño al que pasas en la calle y le sonríes, o no. Del cuidador del campamento al que solo fuiste una semana, o de la persona con la que te reúnes para una junta de trabajo. Hablo de las personas temporales, de las cuales el tic tac del reloj cuenta cada segundo menos que tienes con ellos. ¿Qué impresión das a la gente?

Hace unos días iba en un barco, en un canal que tenía varios puentes. En uno de ellos, se asomaba un señor con una pistola de burbujas. Disparando cada vez que pasaba alguien y llenando el aire de miles de esas bolitas de jabón que a todo el mundo le encanta tronar. Solo con eso, alegrando el día de mucho más de una persona. De extraños, es mejor decir. No nos conoce, pero ya se preocupa por nosotros. No me acuerdo de su cara, ni me sé su nombre, pero ya causó un cambio grande en mí, tanto que hasta he dedicado esta columna. Con este texto, ya está teniendo un impacto en ustedes también. Increíble, ¿no?

Es algo tan sencillo como burbujas. Dediquemos nuestras vidas a repartir positividad, a regalar solo las cosas buenas de nosotros. En lo personal, siempre me ha dado curiosidad el cambio que genero en las demás personas, por más chico que sea. Me encantaría poder ver la cadena de efecto que una acción desata, así como si fuera una película, que fácil sería. Pero desgraciadamente, solo nos queda imaginar. Es difícil saber si alguien está teniendo un mal día, si una persona está pasando por una situación difícil, o simplemente si él o ella necesita un poco de alegría en su vida.

Sonríanle a la gente, den una moneda a quién la pide en la calle, den un buen consejo, son los pequeños detalles los que tienen gran impacto.

A este desconocido, yo he decidido tomarlo como ejemplo a seguir. Porque sé que es estar del otro lado, saber que la influencia que tuviste en alguien más no fue la mejor, y que no hay nada que podrás hacer para cambiarlo. Se acabó tu tiempo, así de sencillo. El sentimiento de arrepentimiento es muy grande y bastante frustrante, es por eso que dicen que los muertos reciben muchas más flores que los vivos. El arrepentimiento siempre es más fuerte que la gratitud. Así que, si yo pudiera dejarles algo, una sola cosa, es lo siguiente: llévenle flores a los vivos, no a los muertos.

Somos momentáneos en la vida de los demás. Hagan que ese año, par de semanas, día, o único segundo, tenga un impacto positivo en la vida de los otros. Sean los responsables del momento que le alegre el día a los demás, no que lo arruine. Así que, compren una pistola de burbujas, y párense en un puente.

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