Espectáculos Famosos Conciertos Cine Música PELÍCULAS

A la carta con Nuño

A la carta con Nuño

Siglo Gourmet

JOSUÉ NUÑO

No sé si le ha pasado, pero este día en particular que tocaba hacer la columna desperté con mucho desánimo. Culpo al inicio del verano. Con decirle que el tlacoyo con pierna de cerdo en chile verde que me desayuné lo comí mecánicamente. Así que para la hora de la comida tomé el coche, encendí el estéreo, puse a los Foo Fighters y me dirigí hacia el centro. Me sentía como perro sin mecate buscando sobre qué escribir y pensando que se me había escapado la chispa. Sí, aunque usted no lo crea, y eso me preocupó. Entre este ir y venir por las calles, me topé con Mezzo, un restaurante muy conocido. Entonces, detuve el coche, busqué dónde estacionarme y me pregunté: ¿seguirán cocinando rico o ya tienen alma de buffet all inclusive? Estas son mis impresiones.

Al entrar y ver la carta algo me llamó la atención, y es que no tienen una pequeña descripción de los ingredientes de los platos (a diferencia de su página de internet). Aunque muchos digan que eso no es chic, a mí me ayuda a decidir; pero no fue mucho problema, el mesero describió los que iba ordenando.

Para recibirme se tardaron en poner el servicio de bienvenida. No piense mal del local, prácticamente llegué a barrer; pero cuando se pusieron guapos y las pilas, me trajeron una canasta con un pan de hierbas calientito y cortado en rodajas. Además, lo acompañaron con una mantequilla preparada con sabor a más hierbas y una salsa macha rompelenguas. Al ver esta entrada me dio mala espina, pero después de probarla tuve que aceptar que combinaba muy bien.

El primer tiempo fueron unos camarones Ventimiglia. Como soy curioso, tomé el celular, abrí el Google y tecleé V-e-n-t… Y al esperar los camarones me quedé pensando: ¿qué tiene que ver esa ciudad de Italia con el plato? La única respuesta que obtuve fue “a ver, Nuño, no conoces ese país, mejor disfruta la comida e híncale el diente”. Entonces que me traen un plato blanco del tipo menudero. Dentro de él, nadando en una salsa clásica pomodoro, un poco más de 10 camarones. ¿Pero qué es esa salsa? Imagine un sofrito de cebolla, ajo, algunas verduras como zanahoria o apio, y un buen puño de albahaca, todo en aceite de oliva; pero a esta preparación le dan el toque particular del picante muy bien balanceado con los demás sabores. Lo que le recomiendo, si ordena esta entrada, es tomar una rodaja de pan (no se lo acabe mientras espera), le embarra mantequilla, toma un par de camarones en su salsa, y le deja caer unas gotitas de la macha… Lo va a disfrutar, créalo. Solo tengo una queja, los camarones estaban algo correosos. Creo que, al cocerlos y servirlos después en la salsa caliente, se pusieron un poco duros.

El segundo tiempo fue fetuccini Gorgonzola. Antes de describirlo, le puedo asegurar que la pasta es fresca. Y es que miré cómo en la cocina hacían malabares con un gran pedazo de masa que tenía muy buen aspecto; pero ¿estaba buena, rica, sabrosa, la pasta o era un embarrije de harina y queso? Pues le informo que me gustó. La pasta era firme, pero muy suave (o sea, la saben preparar los muchachos y muchachas en la cocina) y se sentía ese sabor penetrante a queso azul característico del Gorgonzola; además, había un toque a cebolla caramelizada y algo más que no supe adivinar porque mejor decidí disfrutar cada bocado. La porción del plato es llenadora, así que no se preocupe porque está bien servido.

Ya para este momento estaba satisfecho, por lo que no quise pedir más, por ejemplo, un corte de carne; pero vaya que cometí un error. En la mesa de enfrente llevaron un señor plato con un T-bone, papas y ¡una cabeza de ajo rostizado! Nada más miré a una señora cómo embarraba mantequilla en la carne y una parte de la pulpa de ajo. Si usted no ha probado así su carnita asada, le invito a que lo haga: se va a sorprender y sirve que cambia de aires parrilleros.

Un poco decepcionado por mis elecciones me dispuse a pedir el tercer tiempo ¡Vaya pannacotta que tiene Mezzo! No es un albur, no imagine eso. La traducción literal sería nata cocida. Piense en leche calentada con gelatina, azúcar y vainilla; pero aquí le ponen de vaina natural. Lo que me traen es un vaso tipo whiskero, con una gelatina fría y dulce con consistencia de flan, pero que en cada mordida sientes las pequeñas semillas de la vainilla. Además, una ligera capa de mermelada de fresa ácida y encima una natural cortada a la mitad, como coronando este postre que no tiene nada de humilde. No lamí el vaso porque me hubieran visto raro, pero sí suspiré cuando me lo acabé.

En Mezzo van a la segura con la comida italiana, no andan en caminos espectaculares y arriesgados como Noma. Este es un restaurante familiar ya bien instalado en la tripa y el corazón de la gente. Me quedé con ganas de ordenar otras cosas, pero será a la vuelta cuando traiga más estómago y presupuesto. Lo que probé fue muy bueno, como gordita de chicharrón prensado en salsa de chile morita.

Por último, le dejo las recomendaciones de los lugares donde puede comer pequeñas culpas. Por el rumbo de la zona industrial, sobre la calle Gómez Torres, están las gorditas Doña Goya. Es un puesto atendido por unas mujeres muy amables. Ahí pida la gordita de chile relleno, pero sobre todo la de asado: es picante, pero sin exagerar, rica y bien rellena. Ya para el lado de Viñedos, sobre Joaquín Serrano, se ponen unos tacos de canasta. Tienen de papas, chicharrón, frijoles y deshebrada. Todos son para repetir. Además, te los sirven con verduras encurtidas nada picosas y una salsa verde con cebolla cruda.

Si está de acuerdo con lo que digo o no, búsqueme en Facebook como Pepe Pepón y en IG como pepepepon2.

Leer más de Espectáculos

Escrito en: A la carta con Nuño

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Espectáculos

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 1946167

YouTube Facebook Twitter Instagram TikTok

elsiglo.mx