Columnas Social

La columna del perro

El peor papá del mundo

La columna del perro

MVZ MIGUEL DÁVILA DÁVILA

Cuando era niño, mi ilusión era tener un caballo en mi casa, y les decía a mis papás con mucha frecuencia que me lo compraran, a lo cual me respondían mis padres, especialmente mi papá que no me lo iban a comprar que no molestara, ante lo cual yo insistía una y otra vez, al cabo le damos de comer sopa y lo amarramos en el patio terqueaba yo.

Como mi papá siempre me decía que no, se lo tomaba muy a mal pues al fin niño se me hacía todo fácil.

Ahora que soy un adulto y que veo a mi papá ya mayor, me acuerdo de mí "gran coloso" (gran gigante) de los primeros años, cuando de niño pensaba, ¡caray que fuerte es mi papá! ¡Sí hasta es amigo de muchas personas! ¡Maneja la camioneta con una sola mano aún en la noche o cuando llueve! Y ya después de adolescente joven pensaba ¿de dónde sacará tanta sabiduría ese gran viejo? Todo lo sabe ¡qué grande es! A su lado yo conquistaré el mundo y sus frutos… Yo quiero ser como él.

Pero llegó la adolescencia vieja, en que todo de él me parecía injusto, incomprensible, autoritario pasado de moda…… Pensaba yo. ¿Cómo te puedes comparar conmigo, un preparatoriano? tu papá tan apegado a tus tradiciones añejas en la cuales en forma inquisitoria me ponías horarios de llegada, después de una fiesta y celoso en un falso acercamiento, aspirabas mi aliento tratando de encontrar olor a alcohol o tabaco salidos de mi garganta.

¡Que poco inteligente es! Llegué a pensar, ¿qué no entenderá que tengo mis propios problemas con aquellos mis primeros amigos y mis primeros amores? Que exagerado te me hacías, me parecías un carcelero, me preguntaba si, ¿acaso no fuiste joven? O si, ¿tú no pasaste por los mismos apuros?

Y así me metía siempre yo refunfuñando entre tibias sábanas, en un techo seguro después de cenar leche y pan, en esas noches de invierno impregnadas con el aroma propio de cada casa, es decir el olor de mi hogar.

Todavía recuerdo aquella noche que entre aplausos y dicho recibí de Médico Veterinario mi título, antes de salir de ahí, de ese recinto entre brindis y abrazos, como traté sentado frente a ti, de compartirte tantas cosas, que había aprendido para triunfar en la vida, y tu callado solo decías que bien hijo, que bien.

Pero llegaron mis días del inevitable enfrentamiento con la vida, y caray como me hiciste falta, cuando en mis días terribles pensaba en ese gran amigo, en aquel sabio que todo en un momento ponía en claro, y me decía "adelante no te rajes" Y ahora viejo mío al verte sin armas y con perlas de sudor viejo en tu frente, con todos mis años vividos, como quisiera tener ese milagroso "don" de con un abrazo poder detectar lo negativo en la llegada de mis hijos.

Ahora te veo papá sentado y sin mucha actividad y eso me parte el alma.

Bendito seas papá ojalá como mi héroe y mi sabio de aquellos años mozos, me perdones, porque creo jamás podré llegar a ser sabio y tener la fortaleza que tú has tenido. Ahora sé que fuiste el mejor padre del mundo, con todos tus muchos defectos que son humanos.

Entiendo ahora de grande por qué no me compraste aquel caballo que siempre soñé tener, y entiendo que las muchas veces que me reprendiste, que me castigaste, que me dijiste que no, que me diste consejos que en aquel tiempo no entendí, fueron siempre para mi bien, y con el único fin de educarme y tratar de hacer de tu hijo un hombre de bien.

Reimpresión post-mortem

Y ahora para terminar una gota de filosofía honrarás a tu padre y a tu madre.

Leer más de Columnas Social

Escrito en: La columna del perro

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Columnas Social

TE PUEDE INTERESAR

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 1931153

YouTube Facebook Twitter Instagram TikTok

elsiglo.mx