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'Dejas de jugar o no vuelves a caminar', dijeron a 'El Mudo' Aguirre

Antes de ingresar a la Sub-20, recibió malas noticias: podía quedar postrado en una silla de ruedas

Los papás de Eduardo Aguirre conservan los recortes de las notas periodísticas que han documentado su trayectoria futbolística. (EL SIGLO DE TORREÓN)

Los papás de Eduardo Aguirre conservan los recortes de las notas periodísticas que han documentado su trayectoria futbolística. (EL SIGLO DE TORREÓN)

MARY VÁZQUEZ

Eduardo estuvo a punto de no cumplir su sueño: ser un jugador reconocido en el balompié mexicano, pues dos hernias discales lo tuvieron al borde de terminar con su carrera; incluso, en el primer diagnostico médico le dijeron: "dejas de jugar o no vuelves a caminar".

Lo anterior fue el momento más difícil para la familia de Eduardo Aguirre Lara, pues creyeron que a su corta edad, su hijo podía quedar postrado en una silla de ruedas, platica Jorge Gerardo Aguirre Proa, papá de "El Mudo", prominente jugador del equipo Santos Laguna, originario del municipio de San Pedro de las Colonias, Coahuila.

Los padres del futbolista recibieron a El Siglo de Torreón en su domicilio, en la colonia Barrio de Monterrey, y compartieron todo el camino que Lalo ha recorrido hasta llegar a la Primera División; incluso, llegamos justo cuando su madre, Rosa María Lara Córdova, preparaba la comida.

Jorge comparte que junto con unos hermanos y amigos practicaban el futbol "llanero", por lo que ya tenían noción del deporte en la familia, pero la incursión de Lalo, como lo llaman sus familiares, fue por una emergencia, pues su hijo mayor Jorge (en ese entonces de 7 años de edad), pertenecía a un equipo que se había formado en el sector donde vivían y él lo llevaba por las tardes a entrenar, pero debido a que Rosy, su esposa, trabajaba, no tenía con quién dejar a Lalo (de 5 años de edad) y decidió llevárselo a los partidos.

En uno de los encuentros deportivos, el entrenador sugirió meter a entrenar a Lalo para que se "entretuviera"; Jorge recuerda que le dio risa porque el niño tenía dificultad para correr, pues era un poco gordito, pero luego el entrenador hizo los equipos y lo puso a jugar, causando sensación entre los asistentes, pues aunque no podía correr muy bien "les dio pelea y se movió hasta anotar un gol".

Tiempo después, el entrenador, a quien solo recuerda como Arturo "El Torusco", acudió a su domicilio y le dijo: "vengo por tu hijo", el padre de los muchachos preguntó si se refería a Jorge, pero la respuesta fue: "no, vengo por el más chico". Fue entonces que "El Mudo" se integró al equipo pese a que los otros niños eran mayores de 7 años.

Jorge recuerda que en sus inicios, a Lalo le gustaba la posición de guardameta, pero como casi siempre perdían, en alguna ocasión se desesperó y tomó la posición de delantero, pero en ese partido quedaron empatados y se fueron a penaltis, por lo que le dieron la oportunidad de tirar, anotó un gol y al final el equipo obtuvo el triunfo.

El equipo solo duró una temporada, pues únicamente participaron en un torneo interbarrios, luego surgieron otros equipos, pero al poco tiempo desaparecían, hasta que se formó "El Calor de San Pedro", donde parecía que las cosas iban en serio, pues contaba con varias categorías y tenía entrenadores un poco experimentados… en ese entonces Lalo tenía algunos 7 u 8 años de edad.

Siempre lo tocó jugar con niños más grandes que él y pese a su corta estatura les daba "pelea" a los de los equipos contrarios.

Incluso, empezó a entrenar en una escuela del Tecos, pero su papá no estaba seguro si estaba reconocida por la institución futbolística, pues había cosas "medio raras"; no obstante, siguió apoyando para que "El Mudo" continuara ahí. El apodo de Lalo llegó debido a que era muy callado y sus entrenadores le preguntaban por qué no hablaba, que si acaso estaba mudo.

Jorge recuerda que en el equipo "El Calor de San Pedro" surgieron algunas diferencias, por lo que se dividieron y se creó "El Deportivo San Pedro", que según se había llevado a los mejores jugadores, pero siempre que se enfrentaban perdían. "Siempre que llegaba Lalo de jugar le preguntaba ¿Cómo les fue? y me decía: pues perdimos".

Jorge recuerda que con el paso del tiempo Lalo fue perfeccionando su técnica de juego y una ocasión coincidió con "El Chato", un niño bastante alto al que ya conocía desde los equipos llaneros y en esa ocasión les tocó competir.

Cuenta que se organizaban torneos entre las diferentes escuelas de fútbol, incluso entre otras ciudades del país, y para ese entonces ya se reconocía la habilidad de "El Mudo" para jugar; sin embargo, los "cazatalentos" que se llevaban a otros jovencitos para entrenarlos en los clubs, aún no le daban la oportunidad a su hijo.

"El 'Chato' fue uno de los primeros que se llevó el Santos Laguna y también nos enterábamos que se llevaron a otros pero a mi hijo nada. La verdad no se agüitaba, él no decía nada y por eso yo decía que nomas andaba ahí porque le gusta y a lo mejor no se quería dedicar a eso".

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Así pasó algún tiempo y como ya los equipos jugaban más profesional, los padres se involucraron y formaron una mesa directiva para constituir una liga de futbol ranchera. Crearon varias categorías, la mayor era de niños de 10 a 12 años y Lalo para ese entonces tendría como unos 10 u 11 años, pero llegó un momento en que su categoría le quedó chica y brincó a la de los mayores.

Como ya había ocurrido en otras ocasiones, el proyecto se dividió y "El Mudo" se alejó de la actividad deportiva por un tiempo.

Como Jorge siempre trabajo en una lonchería, y para ese entonces ya contaba con un negocio propio, decidió irse a Laredo, Tamaulipas, donde tenía conocidos y junto con un amigo de toda la vida tenía planeado abrir un negocio allá y así lo hizo.

OPORTUNIDAD

En unas vacaciones Jorge se llevó a Lalo a Laredo para que lo ayudara y le pagaba su sueldo, pero al paso de 15 días le dijo que le llamó una persona que había sido su entrenador para decirle que le había conseguido una visoria en el Santos Laguna… era la oportunidad que "El Mudo" tanto esperaba, por lo que se regresó a Coahuila.

Los días pasaron y ya no le hablaron a Eduardo, quien desde luego se desilusionó.

Días después, Jorge cuenta que le encargó el negocio a su amigo para regresar a San Pedro. Ya en la ciudad lagunera buscó a un amigo que se llama Saúl, quien en su juventud habían jugado en el barrio y su hijo, del mismo nombre y apodado "El Cabe", también y había logrado integrarse al Club Santos e incursionaba en la Sub-17, por lo que le pidió ayuda para que los entrenadores vieran jugar a Lalo y le dijo que sí.

Jorge cuenta que meses después, el mismo entrenador del club, Omar Tapia, le contó como le "había vendido" a Lalo, pues le dijo; "en San Pedro hay un delantero perrote", a lo que él contestó: "pues tráelo".

Y así fue como la oportunidad llegó: le llamaron a Eduardo para que se presentara. A Jorge le dieron una hoja con varias indicaciones, la cual debía firmar para dar su consentimiento, y luego se dirigió hacia las gradas para ver el desempeño de su hijo, que para ese entonces estaba por cumplir los 14 años de edad.

"Ahí empezó el calvario. Pasaban los días y no nos decían nada. Veíamos que salían niños que habían durado dos o tres días pero al final les decían que no se quedaban. A Lalo le seguía diciendo que se presentara al siguiente día pero no veíamos nada claro y yo me tenía que regresar a Laredo y pues me quedé y me fui a los ocho días y ándale que sí se quedó".

Cuando finalmente pudo integrase a fuerzas básicas del Santos, Rosa María tuvo que "salir al quite", pues mientras Jorge se había regresado a Laredo, ella le llevaba todos los días a Lalo comida y ropa a la secundaria Ladislao Covantes, donde el joven estudiaba, la cual está a la entrada de San Pedro y la colonia donde viven se encuentra el otro extremo de la ciudad, cerca del bulevar que conecta con la carretera San Pedro-Cuatro Ciénegas.

Pese a la distancia, durante aproximadamente un año y medio, Rosa María estaba puntual afuera de la escuela para que en pocos minutos Lalo comiera y alcanzara el camión de las dos de la tarde que lo llevaba a Torreón, a aproximadamente 40 kilómetros de distancia.

Incluso, Rosa María cuenta que si el camión pasaba antes y Lalo aún no terminaba de comer, se iba con el estómago "medio vacío".

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"Lalo estaba por cumplir los 16 años y cuando salió de la secundaria le pregunté '¿qué quieres hacer? ¿quieres estudiar?', porque aunque ya estaba inmerso en el futbol, aún no era garantía que permaneciera en el equipo porque muchos jóvenes se quedan en el camino y ahí es cuando me dice que quiere ser futbolista y pues bueno, ya tenía la chanza, pero siempre estuvimos conscientes de que a lo mejor el entusiasmo lo iba a ir perdiendo", cuenta Jorge.

Resalta que estar en las fuerzas básicas no es garantía de que puedas llegar a jugar en la primera división, y eso Lalo lo tenía muy claro, por lo que puso todo su esfuerzo. "Primero entró en la banca, luego le dan oportunidad en un juego y anota; al siguiente partido le vuelven a dar 'chance' y vuelve a meter gol", cuenta su papá.

Para ese entonces ya habían convocado a tres compañeros a la Selección Sub-17, por eso fue que se abrió la oportunidad en el equipo, manteniendo el liderazgo de goleo y pese a que regresaron los seleccionados, que eran titulares indiscutibles, lo dejaron como titular y mantuvo los buenos resultados… fue así como "El Mudo" logró "colarse" a la selección.

MALAS NOTICIAS

Pese a que fue seleccionado nacional, lo mandaron a jugar a otros equipos, entre ellos el Tampico Madero, donde permaneció por varias temporadas.

Luego se fue al Porto de Portugal, donde empezó a sentir una molestia en la espalda y al principio pensaron que se trataba de un problema muscular, por lo que la directiva del equipo le dijo que regresara a México para atenderse y le dieron el boleto de retorno, pero ya no pudo regresar.

Para esas fechas, recuerdan Jorge y Rosa María, estaba por lanzarse la convocatoria para la Selección Sub-20 y Lalo era uno de los favoritos, pero el intenso dolor en la espalda no le permitía moverse; incluso, su madre cuenta que hubo días en que tuvo que ayudarlo a cambiarse, pues ni eso podía hacer.

La situación de la joven promesa preocupó a todos, por lo que la directiva del club lo envió a un hospital privado en Torreón para realizarle una resonancia magnética.

Fue ahí cuando todo cambio para la familia Aguirre Lara. El doctor les dijo que la carrera de Lalo ya estaba terminada, pues si continuaba jugando corría el riesgo de no volver a caminar; además, tenían que apresurar una operación que solo se podía hacer en Ciudad de México o Estados Unidos, pero en el primer nosocomio no había fechas cercanas.

El fatal diagnostico cayó como "bomba" a Lalo y su padre, quienes iban acompañados por el doctor del equipo. Ambos se regresaron muy angustiados y tristes a San Pedro, pero en el club hubo una reunión, en ese entonces el entrenador era Robert Dante Siboldi, y de acuerdo a lo que después les contaron, Nicolás Navarro los escuchó hablar sobre la situación de Lalo y les contó que él también había pasado lo mismo, por lo que les recomendó un médico extranjero, quien días después lo intervino en un hospital privado de Ciudad de México.

De inmediato la familia "se movió" y en muy pocos días Lalo ya estaba siendo intervenido. Jorge recuerda que antes de que el médico le explicara en qué consistía el procedimiento al que iban a someter a su hijo, le preguntó: "¿usted me lo va a curar?", y la respuesta fue: "no, yo solo lo voy a operar".

La intervención fue prácticamente ambulatoria y exitosa, pues al siguiente día la familia ya estaban volando a Torreón.

A los pocos días "El Mudo" se integró a terapias físicas. Estaban a un par de semanas de que se diera la convocatoria para la Selección Sub-20 y todavía adolorido, Lalo pudo acudir a la concentración, donde se la "hicieron de cardíaca", pues fue el último en se mencionado de la lista.

Hay que destacar que mientras Lalo se encontraba concentrado en la Sub-20, su hermano menor Jared fue convocado por la Selección Sub 17 y Jorge el mayor había llegado a también a participar en torneos semiprofesionales, pero en ambos casos las lesiones terminaron con sus carreras.

El torneo se jugó en Chile y “El Mudo” no jugó el primer partido, situación que lo desilusionó pero ante Alemania se le dio la oportunidad y siguió anotando goles que lo mantuvo en la titularidad hasta que fueron eliminados por Inglaterra.

De regreso era el candidato natural para integrarse el equipo mayor, pero no fue así, lo mandaron otra vez al Tampico Madero y otra vez la desilusión se apoderó de él.

“En ese entonces estaba Julio Furch, el Cabecita Rodríguez, Darwin Quintero, y nos enojamos porque no lo llamaron, pero el Club tiene otros planes y eso lo entendimos después, porque en el Tampico Madero es seguía fogueando”. 

Pese a no ser convocado se metió de lleno a seguir preparándose hasta lograr ser  estrella en el equipo y se va Hachita Ludueña, se abre el espacio, pero no le hablan, se acaba la temporada y seguía igual y le dicen que se quedara otro medio año en Tampico Madero y se empezaron a ir los delanteros y fue cuando lo convocaron.

Su debut fue con Lobos BUAP y luego llegó Guillermo Almada y no lo alineó, pero empezó la Copa Mx y de ahí se fue con una racha de goleo, fue entonces que le dieron la oportunidad, porque luego jugó contra Tigres, contra Bravos de Juárez, metiendo goles y luego con Pumas y por ultimo contra Necaxa, pero llegó  la pandemia y se detuvo la liga, hasta que otra vez se reactivó logrando atraer nuevamente los reflectores como un goleador indiscutible.

Al final de la charla el padre de “El Mudo” hace la siguiente reflexión; “Hay una cosa muy significativa y es una realidad, San Pedro está muy relacionado con drogas, con cosas malas y lo que está pasando con los deportes y la música hace que les cambie el chip a los chavos. Muchos critican pero no saben el significado que puede tener, que las nuevas generaciones se mentalicen a querer vivir mejor y que ya sea que tomen como ejemplo a los Dos Carnales, a Jenny “La Brava” Carrillo o a Lalo”.

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Escrito en: santosmanía 'El Mudo' Aguirre

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