Una joven y bella mujer iba por el centro comercial al lado de su madre, señora que mostraba las inevitables huellas del paso de los años.
Dos hombres las miraron. Dijo uno:
-Así como se ve la madre se verá la hija.
Dijo el otro:
-Así como se ve la hija debe haberse visto la madre.
Muy diferentes entre sí eran esos hombres.
El primero tenía espíritu negativo, malévolo.
El otro, en cambio, era positivo, de talante generoso.
Este relato nos enseña a ver lo bueno en las personas y a disimular los aspectos desfavorables que en ellas pueda haber.
En eso consiste la bondad, una de las más sencillas formas que adopta el amor.
¡Hasta mañana!...