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Hasta aquí llegué

VOZ DEL DIHABLO

HASTA AQUÍ LLEGUÉ

DIHABLO SEPÚLVEDA 

¿Dónde una banda deja de ser seria y dónde comienza a venderse a sí misma? ¿En qué parte es que le perdemos el respeto a quienes nos hicieron mover la greña (si es que algún día tuvimos) o dónde simplemente decidimos avanzar? Esto del arte, del gusto musical, es verdaderamente complejo, pero sobre todo, muy subjetivo. 

Hay grupos que se escudan en una supuesta “evolución” para desviarse del camino que los sacó a la palestra. ¿Quién decide qué y hasta cuándo debemos escuchar algo?  

El arte es también caprichoso. Muchas veces me he preguntado ¿sirve de algo? Aparentemente no es una actividad primordial. No nos da de comer (sobre todo a los ‘rockers’ que tocan originales aquí en mi Comarca) y prácticamente podríamos sobrevivir sin leer, ver pinturas o hablar de teatro. ¿Qué hace un panzón tatuado frente a un escenario con micrófono en mano? ¿Tocar guitarra bien rápido? ¡Bah! Eso lo aprende cualquiera. Solo bastan horas y horas de ocio sentado jugándole al roquerillo. ¿Dónde está el mérito, pues?   

Y luego volteo a todos esos años invertidos en discos en una colección que va y viene y que a final de cuentas se perderá cuando deje este llamado “plano terrenal” (que para mí es el único, porque no conozco otro). ¿De qué me servirá apilar material producido por personas que en su vida supieron o sabrán de mi existencia? 

Regresan entonces a mí las palabras que me dijo el maestro Marcovich antes de su última visita a Torreón: “En el caso de la música digital parece que esa batalla está perdida. Por otro lado, hoy el gran público tiene acceso a casi toda la música del mundo por un precio muy accesible... lo cual hace que los creadores de contenidos recibamos muy poco a cambio.

Hay un nicho de consumidores que siguen comprando vinilos, sobre la base de que la experiencia auditiva es de calidad superior, mientras esto es algo que a las masas dejó de importarle hace mucho tiempo”. ¡Qué triste, deveras!

¿Qué hay que hacer para encajar? No quiero estar ‘out’, no quiero parecer viejo, no quiero perecer. Quiero tener la razón e imponerme por sobre todo aquel que ose pensar diferente. El rock es la neta, es para seres superiores, lo demás es música para pe...rsonas inferiores que no merecen siquiera una mínima pizca de mi atención.

El metal me hace ser un semidios; insultaré a todo aquel que quiera escuchar a Belinda, Coda, Mago de Oz, reguetón, Banda MS… Pero luego no falta aquel que piensa que solo lo que él escucha está bien y nos llama mugrosos. Esos que se creen tocados por Dios porque pueden mover sus deditos más rápido que otros, que igual insultan y nos quieren hacer menos a quienes le huimos a la regaderas y le ponemos parches de metal a nuestras vestimentas. ¡Cómo se atreven! 

¿Es que alguna vez habrán escuchado a Dio cantar? ¿Sabrán siquiera del sonido de Gotemburgo? No, eso es demasiado pusilánime para mis dihabólicos oídos. ¿Conocerán a Glen Benton y su gusto por las materias oscuras? ¿Cómo se atreven?

Pero así es la ignorancia, la intolerancia y las ínfulas de creer que solo existe un camino, cuando desde siempre se ha sabido que todos los caminos llevan a Roma. *Este es el ‘post’ que habla sobre el ‘hate’ en su segunda edición.

En lo personal, hace mucho dejó de importarme lo que digan los demás en cuanto a gustos musicales.  Sé lo que mis pequeñas orejitas pueden escuchar y mis ojos, tolerar. Sé que abundan las voces necias y el afán de mostrar superioridad que, en muchos casos, solo se puede traducir en inseguridades.  Sobre todo creo que, como humanos, hay mucha necedad. ¡Qué más da!

De entre mi breve colección musical, echo un vistazo entre títulos y portadas para ver qué me apetece hoy; siempre encuentro algo aunque nunca termine de buscar. Y lo disfruto. 

El tiempo es corto; la oferta, muy variada y no me puedo detener en nimiedades. Finalmente, cada quien escoge sus batallas, sus cruces y sus alegrías. ¡Feliz día del rock! Qué bueno que existen las artes, ¿se imaginan que hubiera sido del encierro sin música, lectura y demás?

Hasta aquí llegué, por hoy. Nos seguimos leyendo. Dejo abierto los canales de la comunicación: La Música del Dihablo [Facebook y YouTube], @VozdelDihablo [Twitter e Instagram].  

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