¿Cómo afectó la pandemia a las madres en La Laguna?

Las mamás cargaron con la mayor parte del impacto económico causado por la pandemia de COVID-19. Las mujeres con hijos pequeños fueron las principales víctimas de los cierres de actividades, pues muchas se quedaron sin su fuente de ingresos y se incrementó el trabajo en el hogar, al grado de que tuvieron que hacerse cargo hasta de la educación de los menores.

En marzo del 2020, Ariana Rodríguez trabajaba en un restaurante por la mañana, mientras sus hijos iban a la escuela. Aunque el sueldo era modesto, las propinas le ayudaban a sobrellevar los gastos del hogar. Por la tarde, llevaba a los niños a algunas actividades deportivas y recreativas. Su esposo pasaba casi todo el día en su trabajo.

Durante el confinamiento por la pandemia, el restaurante solo operaba con servicio a domicilio, por lo que Mariana perdió las propinas y, conforme se extendió el periodo de aislamiento, se hicieron recortes de personal hasta que se quedó sin empleo.

Tras el cierre de las escuelas y las guarderías, tener a los niños de 2 y 6 años en casa todo el tiempo le dificultó la posibilidad de encontrar otro trabajo, además de que no podía apoyarse en nadie más para supervisar al mayor en sus clases en línea ni para cuidar del pequeño.

Su esposo recibió jornadas reducidas y sus ingresos también fueron menores, por lo que Mariana comenzó a vender pastelillos y galletas en las redes sociales, lo que al inicio le permitió salir de sus deudas, pero pronto creció la competencia y tuvo que recurrir a la venta de algunos electrodomésticos, ropa, etcétera, para sobrellevar la crisis.

En el marco de la reactivación, el esposo de Mariana ya tiene las jornadas completas pero el restaurante donde ella laboraba ya no existe, por lo que espera acomodarse en algún nuevo sitio una vez que se reanuden las clases.

PIERDEN EMPLEOS

En la Zona Metropolitana de La Laguna hay 335 mil 318 mujeres que son madres de familia, de las cuales 51% se dedican al cuidado del hogar (170 mil 519) y 49% trabajan (164 mil 799), además del cuidado del hogar.

Luis Medina, coordinador de investigación en el Consejo Cívico de las Instituciones (CCI) Laguna, explicó que, de estas mujeres que trabajan, el 15% están subocupadas, es decir, tienen un trabajo de medio tiempo, mientras que 43% laboran en la informalidad, por lo que no tienen prestaciones de ley ni cuentan con un servicio de salud.

Al cuarto trimestre de 2019, había 174 mil 731 madres de familia que trabajaban, antes de la pandemia, pero al tercer trimestre de 2020 esta cifra bajó a 153 mil 696, por impacto de la crisis económica y el confinamiento por el COVID-19. Esto significa que 21 mil mamás trabajadoras perdieron su empleo por la contingencia sanitaria.

Con el cierre de escuelas y las clases virtuales, muchas mujeres, que ya antes de la pandemia mayormente cargaban con el peso del cuidado de los hijos y las labores domésticas, perdieron sus empleos o les redujeron los horarios de trabajo.

Otro dato relevante del CCI es que, a finales del 2019, el 20% de las madres trabajadoras ganaba un salario mínimo al mes, cerca de 3,700 pesos; al cierre del 2020, esta cifra se elevó a 23.3%. En el caso de las mujeres que ganaban de 1 a 2 salarios mínimos, hasta 7,400 pesos, pasaron de 42.6% en 2019 a 43.3% en el 2020.

"Las madres de familia están ganando cada vez menos, cuando analizamos los tabuladores por salario mínimo", comentó Medina.

MAYORES VÍCTIMAS

Fernanda Ruiz trabajaba en una empresa que le mandó a hacer 'home office' al decretarse la pandemia en marzo del 2020, pero en casa la situación se tornó sumamente complicada por el cierre de las guarderías y los colegios, por lo que además de su trabajo, tuvo que encargarse del cuidado de su bebé de meses y de supervisar las clases en línea de sus hijos que cursan primaria.

"Hubo días en que sentía que no podía más, estaba cansada en el sentido físico, mental, emocional, fue un impacto brutal, el trabajo que antes hacía en una hora ahora me tomaba tres o cuatro", comentó. Así fueron las primeras semanas, aunque su esposo también trabajaba desde casa, toda la carga se centraba en ella.

"Tuve que buscar formas de organizarme, delegar responsabilidades entre los niños, mi marido, que todos participaran, porque de otra forma no íbamos a salir bien", dijo.

Un estudio del Fondo Monetario Internacional (FMI) reveló que, en el mundo laboral, las mujeres con hijos pequeños se cuentan entre las mayores víctimas de los cierres de actividades.

Los economistas analizaron las experiencias de madres en Estados Unidos, Gran Bretaña y España, y concluyeron en que es crucial que reciban ayuda adicional, lo que incluye priorizar la reapertura de escuelas y otorgarles recursos para las necesidades inmediatas, así como adiestrarlas para nuevos empleos luego de que algunos trabajos desaparecieron.

El cierre de las escuelas y el aprendizaje a distancia obligaron, particularmente a las madres, a asumir responsabilidades adicionales en el cuidado de los hijos. Durante la pandemia, ellas han sido fundamentales, pues se han ocupado de los hijos y han asumido muchos de los costos asociados a las medidas para la prevención del virus.

TECHO DE CRISTAL

Iván de Luna, director de investigación estratégica en el Instituto Municipal de Planeación y Competitividad de Torreón (Implan), señaló que existe una diferencia sustancial en el ingreso entre los hombres y las mujeres.

"Los hogares con jefatura de hombre tienen un ingreso 8 mil pesos mayor a donde la jefatura es de una mujer, esto habla de que a la mujer no siempre se le permite ocupar los mismos puestos que a los hombres y, si se les dan, no tienen el mismo ingreso, es lo que conocemos como los techos de cristal", expuso.

La proporción de mujeres que se ubica en los salarios más bajos es mayor a la de los hombres, lo que se conoce como "suelo pegajoso" y, del otro lado de la distribución, de la proporción de hombres es mayor a la de mujeres para los ingresos más altos.

Indicó que, en La Laguna, la diferencia salarial es de 9.12 pesos por hora a favor del hombre. Incluso, señaló que hay evidencia de ciertas variables, como el hecho de estar casados, que le pueden otorgar mayores incentivos económicos a los hombres, al asociar esto con la responsabilidad, mientras que en las mujeres no es así.

"Las mujeres tienen hasta tres jornadas laborales, en el trabajo, en la casa, en el cuidado de los hijos, los hombres suelen tener una, entonces un hombre trabaja de 8 a 10 horas y en las mujeres es considerablemente mayor", explicó.

La pandemia por COVID-19 significó un retroceso para la lucha de las mujeres por equidad laboral y creó una nueva crisis donde se siguen resintiendo dichos efectos y donde se evidencia la necesidad de acciones inmediatas del presente para un futuro de mayor equidad.