Ha florecido ya el jazmín de Arabia.
Cuando se va la tarde esta planta de sugestivo nombre pone en la noche su aroma de mujer.
Salgo al jardín, y es como entrar en un cuento de Scherazada.
La enredadera me llama con su perfume voluptuoso; me trae a la memoria memorias ya olvidadas.
Cobarde, salgo del jardín y entro en la casa. Afuera se quedan los recuerdos.
Ahí deben estar: afuera.
Amo al jazmín de Arabia, y sin embargo le temo. Me dice cosas que ya no quiero oír.
El tiempo hace que lleguen a destiempo.
Y sin embargo sé que mañana saldré otra vez al jardín y aspiraré de nuevo el aroma y los recuerdos.
Ya habrá tiempo después para el olvido.
¡Hasta mañana!...