Sobre las 12:00, seis horas después de abrir los colegios, la participación era del 18 %, siete puntos menos que aproximadamente a la misma hora en las elecciones de 2017. (EFE)
Ni la mala gestión de la pandemia, ni la corrupción, ni el cansancio de los búlgaros por vivir en el país más pobre de la Unión Europea, han impedido al primer ministro, el populista Boiko Borisov, ganar ayer sus quintas elecciones generales consecutivas, si bien con una pérdida de apoyo que le hará muy difícil gobernar.
Los sondeos a pie de urna dan al GERB, el partido conservador que fundó en 2006, un máximo del 25.7 % de los votos y 70 escaños, 25 menos de los que tenía hasta ahora.
Este resultado, el más bajo desde que Borisov ganara sus primeras elecciones en 2009 y peor de lo que preveían las encuestas, unido a la anunciada negativa de muchos partidos a pactar con él, harán difícil la formación de un nuevo Ejecutivo.
Si el recuento oficial (que no estará listo hasta mediados de la semana que viene) confirma esos datos, Borisov, que ha gobernado los últimos cuatro años coaligado con partidos ultranacionalistas, tendrá muy difícil encontrar socios que sumen los 121 escaños que da la mayoría absoluta en el Parlamento.
El Partido Socialista ha obtenido también un mal resultado: el 17.6 % de los votos, diez puntos menos que en 2017, y solo 48 de los 80 escaños que tenía.
Esta formación se ha visto especialmente afectada por la abstención del 52.2 por ciento, la más alta desde que Bulgaria entró en la Unión Europea en 2007, ya que entre sus votantes hay más personas mayores y más temerosas a contagiarse de COVID-19 cuando el país sufre récords de contagios y hospitalizaciones.
EL GRAN TRIUNFADOR
Los socialistas aseguraron durante la campaña que no pactarán con Borisov, algo que ha dicho también el gran triunfador de los comicios, el partido protesta Existe Tal Pueblo, que en su primera comparecencia electoral ha sacado el 17.6 % y hasta 42 diputados.
La formación fue creada a raíz de las multitudinarias protestas antigubernamentales del pasado verano por Slavi Trifonov, un popular cantante y presentador de televisión.
Sin posturas claras sobre muchos temas de política nacional o internacional y poco dado a someterse a entrevistas, Trifonov ha convencido a muchos votantes con un mensaje populista de denuncia de la corrupción de la élite política, en la que incluye tanto al GERB como a los socialistas, con los que, según dice, tampoco pactará.
REGISTRAN ESCASA PARTICIPACIÓN
Las elecciones generales en Bulgaria transcurrieron ayer domingo marcadas por una baja participación debido al desencanto y hartazgo por la mala situación económica y política y el miedo a contagiarse, cuando la pandemia está golpeando con más fuerza.
Sobre las 12:00 horas, seis horas después de abrir los colegios, la participación era del 18 %, siete puntos menos que aproximadamente a la misma hora en las elecciones de 2017, cuando apenas votó un 54 % de los electores.
Bulgaria sufre actualmente el pico de contagios desde que comenzó la pandemia, con máximos de hospitalizados y una de las tasas de mortalidad más altas de la Unión Europea.
Aparte de algunas denuncias de intento de compro de papeletas, el principal incidente se ha producido en la región de Veliko Tarnovo, donde un problema con las máquinas electrónicas de voto, usadas por primera vez en el país, ha obligado a suspender la votación.
Importante puede ser la participación de los búlgaros emigrados, que en esta ocasión podría lograr máximos históricos, pese a las dificultades para votar y las dudas sobre irregularidades en el recuento. Se han dispuesto 467 centros de voto en el extranjero, con Alemania (69) y España (53) como los países donde más solicitudes de participación electoral se han registrado entre los búlgaros residentes.