La señora Irma fue la primera persona en la Comarca Lagunera en recibir la vacuna contra el COVID-19 luego del arranque de la segunda etapa del Plan Nacional de Vacunación, el cual tuvo lugar en el municipio de Viesca, Coahuila. Ella vive en la cabecera municipal y llegó acompañada por un familiar ya que comentó que el domingo se comunicaron con ella para avisarle que debía presentarse a las 8 de la mañana en el Centro Cívico.
"Me siento bien, no siento nada. Está muy bien que empiecen a poner las vacunas porque con esta enfermedad tan fea no puede uno salir para nada" dijo la señora que esperaba sentada en una silla, bajo vigilancia médica para que en caso de presentar alguna reacción al antiviral, de inmediato recibiera la atención requerida. En el lugar incluso se contaba con una ambulancia de Cruz Roja de la delegación Matamoros para realizar algún posible traslado a hospitales de este municipio o de Torreón.
Doña Irma compartió que su hijo fue quien la registró en la plataforma que habilitó el Gobierno federal y luego le llamaron para corroborar algunos datos.
Para la hora en la que se programó el inicio de la vacunación, la sensación térmica era congelante, derivado del frente frío número 35 que a partir del domingo azotó al norte del país. Algunos aseguraban que el termómetro había marcado dos grados centígrados o menos, pero las bajas temperaturas no fueron impedimento para que los 10 primeros adultos mayores, de los 100 que se vacunarían ayer acudieran. Algunos arribaron antes de las 8 de la mañana, acompañados por un familiar, pues muchos de ellos necesitaban de un andador o silla de ruedas para desplazarse.
El señor Francisco fue el segundo en recibir la vacuna, dijo tener 87 años y que la semana pasada se instaló un módulo en la esquina de la plaza principal, donde se registró y declaró que le pareció muy rápida la respuesta, pues esperaba que la campaña empezará meses después.
Previamente el personal de la Secretaría del Bienestar recibía a los adultos para verificar en las listas, por lo que debían presentar otra vez su CURP; luego pasaban al lugar donde se colocaron las sillas para que esperaran su turno, ya que previo a la aplicación del biológico las enfermeras del IMSS Bienestar medían la frecuencia cardíaca y respiratoria; posteriormente pasaban a otra área, donde debían permanecer por espacio de media hora, lapso en el que el doctor Jorge Antonio Gámez los monitoreaba ante una posible reacción adversa, pues dijo que generalmente la única molestia que causaba era dolor al momento de la aplicación.
Doña Irma declaró que su hijo fue quien la registró en la plataforma que habilitó la Federación. (VERÓNICA RIVERA)
