JOHN DEE SUBIÓ A LO ALTO DE AQUEL ALTO MONTE
En la cumbre vio lo que parecía una cueva.
Entró a ella, y en su interior halló una rica veta de oro.
Salió, ocultó la entrada de la gruta con ramas y con piedras y regresó a la aldea. Le preguntaron los aldeanos:
-¿Qué encontraste?
Replicó Dee:
-Nada.
Tiempo después volvió a subir a la montaña, En un claro del bosque vio un manantial que antes no estaba ahí. De él fluía una generosa linfa. El agua no sólo bastaría para saciar la sed del pueblo, sino también serviría para regar sus sementeras.
Volvió John Dee a la aldea. Le preguntaron:
-¿Qué encontraste?
Respondió Dee, jubiloso:
-¡Vengan conmigo! ¡Hallé un tesoro!
¡Hasta mañana!...