La historia de la humanidad está llena de pandemias y epidemias que han tenido un impacto letal, enfermedades que han sido capaces de arrasar con continentes y de reducir a su mínima expresión a civilizaciones enteras, la diferencia principal con la actual ha sido que tiene paralizado al mundo en su totalidad.
La pandemia por el coronavirus SARS-CoV-2 (COVID-19) se convertirá en un ícono en la historia de la humanidad, será recordado como un cambio de época, nada será igual al 2020 en el que un virus revolucionó los cambios en la vida ordinaria de las personas, de las empresas, de los gobiernos, y en general de todas las actividades humanas, y nos mostró una nueva forma de convivir y trabajar a la que muchas personas les costaba entrar de manera natural.
En la era del conocimiento, donde el uso de las tecnologías de información y de comunicación predomina y han sido la base y soporte de muchos avances en todas las áreas de la ciencia y el conocimiento, la tecnología ha jugado un papel fundamental durante la pandemia actual, pues gracias a ella muchas de las actividades económicas, políticas, sociales y familiares han seguido funcionando y evitando que el caos sea mayor.
Desde mediados del siglo pasado el planeta ha tenido un orden económico internacional, es decir, un conjunto de normas que regulan las relaciones económicas y laborales, y que se caracteriza por una presencia a nivel general de empresas transnacionales, crisis ecológica mundial, revolución informática, nueva división internacional del trabajo, una forma distinta de dirigir las economías, nuevos modelos financieros, alta tecnología y apertura comercial. Todo esto fue transformado con la aparición del COVID-19. En este nuevo escenario, el manejo eficiente y eficaz de las relaciones es un deber. Asimismo, como consecuencia de la necesidad de hacerse cargo del cuidado de la persona, la reducción del contacto físico y el cuidado general de la salud, necesitamos potencializar una transformación masiva, real y factible hacia un nuevo orden económico internacional basado en el cuidado de la persona y de la casa común.
Una de las cosas positivas de la pandemia y que ninguna política ambiental había podido lograr, es la gran disminución de las emisiones contaminantes, lo que desde luego ha ayudado a sanear nuestro planeta y a preservar su flora y su fauna.
Otro de los aprendizajes de esta pandemia es el valor del contacto físico, pues nos percatamos de cuánto importa en nuestras vidas y cómo desde que nacemos hasta nuestros últimos días, los humanos requerimos estar en contacto, somos seres gregarios y por ende necesitamos socializar y tener contacto físico con los demás.
El reto mayor de esta pandemia fue dirigido a la comunidad médico-científica del orbe, pues nunca antes la ciencia, la investigación y los expertos habían sido retados de esta forma la. Atender sin tregua una emergencia de este tipo, sacó lo mejor de ella y reaccionó de manera extraordinaria, primero para atender a la población enferma, y luego, para en un tiempo récord, ofrecer vacunas al mundo con el fin de neutralizar el virus. Los médicos y todo personal de salud han sido llamados héroes en muchos sitios, y con justa razón, y gracias a su dedicación y trabajo, esta pandemia no ha significado una desgracia mayor de lo que ya ha sido.
No podemos dejar pasar la oportunidad de aprender de la pandemia, la toma de decisiones de manera ética, fundada y fundamentada en los valores humanos y la preservación de la vida, debe privilegiarse en la época postCovid. Feliz año nuevo y que sea, en todo sentido, uno mejor para todos.
